Nuevos incendios forestales arrasaron terrenos secos de California durante un abrasador fin de semana feriado, en el que más de 200 personas fueron rescatadas por vía aérea y la empresa eléctrica más grande del estado cortó el suministro a 172.000 clientes en un intento de evitar que sus tendidos eléctricos y otros equipamientos provocaran más fuegos.
Normalmente, la peor parte de la temporada de incendios de California comienza en esta época, pero el estado ya ha batido un récord con 2 millones de acres (809.000 hectáreas) quemados este año. El récord anterior se alcanzó hace apenas dos años e incluyó el incendio forestal con más muertos en la historia del estado, el fuego de Camp, que arrasó la población de Paradise y mató a 85 personas.
Ese incendio se inició en tendidos eléctricos de Pacific Gas & Electric. La responsabilidad civil de miles de millones de dólares en reclamaciones por ese y otros fuegos llevó a la bancarrota a la compañía. Para evitar nuevos incendios y costes por indemnizaciones, PG&E empezó el año pasado a hacer cortes preventivos cuando las condiciones son excepcionalmente peligrosas.
Es el caso actual en el norte de California, donde se esperaban vientos fuertes y secos hasta el miércoles. PG&E, que fue criticada por su gestión de los apagones el año pasado, dijo haber aprendido de problemas previos “y este año se harán intervenciones de menor escala, más breves y más inteligentes para los clientes”.
Dos de los tres incendios más grandes en la historia del estado ardían en la zona de la Bahía de San Francisco. Más de 14.000 bomberos combatían las llamas allí y en otras dos docenas de focos en todo el estado.
El riesgo de incendio también era alto en el sur de California, donde había nuevos fuegos en los condados de Los Ángeles, San Bernardino y San Diego. El Servicio Forestal de Estados Unidos decidió cerrar los ocho bosques nacionales en la región y clausurar las zonas de acampada en todo el estado.
“La situación de incendios forestales en toda California es peligrosa y debe tomarse en serio”, dijo Randy Moore, funcionario regional del Servicio Forestal. “Los incendios declarados están teniendo un comportamiento extremo, es probable que comiencen nuevos fuegos y las condiciones climatológicas empeoran, y simplemente no tenemos suficientes recursos para combatir y contener por completo todos los incendios”.
Lynne Tolmachoff, vocera del Departamento de Bosques y Protección contra Incendios en California, o Cal Fire, dijo que era “inquietante” haber batido un récord de superficie quemada, ya que normalmente septiembre u octubre son los peores meses de incendios porque la vegetación está seca y los vientos fuertes son más habituales.
Aunque los dos grandes incendios de la Bahía de San Francisco estaban en gran parte contenidos tras arder durante tres semanas, los bomberos estaban teniendo problemas para frenar otros grandes focos antes de que aumentaran los vientos. El lunes se ampliaron las órdenes de evacuación a más poblaciones de montaña conforme el incendio de Creek, el más grande, avanzaba por el Bosque Nacional Sierra en el centro de California.
El lunes por la noche, un helicóptero militar intentó sin éxito aterrizar cerca del Lago Edison para rescatar a la gente atrapada por el incendio, según dijo en Twitter el Departamento de Incendios de Fresno.
El departamento indicó que se haría un nuevo intento utilizando gafas de visión nocturna.
Joseph Rosamond, piloto de un helicóptero Chinook, dijo que había mala visibilidad y que los vientos habían ido ganando fuerza en los tres vuelos que hizo a la zona, en una operación que comenzó el sábado por la noche y se prolongó hasta el domingo. Su equipo dependió de gafas de protección nocturna para encontrar una zona de aterrizaje cerca de un muelle, donde las llamas llegaron a unos 15 metros (50 pies) de la aeronave.
En el primer traslado, que llenó los dos helicópteros, se dio prioridad a los heridos, mujeres y niños, señaló.
California ha sufrido 900 incendios forestales desde el 15 de agosto, muchos de ellos iniciados por una intensa serie de rayos a mediados de agosto. Ocho personas han muerto y más de 3.300 estructuras han sido destruidas.
AP