La desconexión existente entre los problemas del zuliano y la agenda pública del liderazgo opositor va creciendo día a día, convirtiéndose en un abismo que desgasta la capacidad de respuesta política y estratégica del Zulia ante una crisis general enorme cuyos alcances todavía son de pronóstico reservado.
El desorden es generalizado, los conflictos de todo tipo se convierten en caldo de cultivo para una posible explosión social en corto plazo, la gente se siente angustiada, aterrorizada por la escasez de alimentos, de medicinas, gasolina, agua, electricidad, empleos, seguridad personal, entre otros males y como si fuera poco la pandemia china se ha convertido en el enemigo público número uno de los zulianos.
Ante esa situación, la apelación permanente a la improvisación en la gestión del gobernador Omar Prieto tiene efectos nocivos, contribuyendo con el deterioro directo de la calidad de vida de los zulianos, en ese escenario, queda apelar a la frase “sálvese quien pueda”, porque si no se muere de hambre, el Covid-19 hará su parte, calando hondo en todos lados de la sociedad zuliana.
Por su parte, la incertidumbre enigmática que trae consigo la pandemia Covid-19 en el Zulia nubla el panorama sociopolítico, económico, cultural y vuelve complicado el proceso para tomar decisiones en la gestión pública regional y municipal, pareciera que no tenemos una ruta efectiva que facilite la superación de toda esta situación a corto plazo.
No aceptemos políticos irresponsables, contradiciéndose entre lo que predican y lo que hacen, en untre lo que exige el zuliano y lo que persiguen ellos con sus propias agendas políticas individualistas. Con esa actitud irresponsable inducen una anomia cruel como herramienta de vida y enriquecimiento.
No está bien que quienes nos gobiernan y administran lo que es de todos los zululianos desprestigien la política:
“Muchachas y muchachos los exhortos, están en el mejor momento para hacer política en el Zulia ”
Joaquín Chaparro O. / @joaquinchaparro