Miles de manifestantes que reclaman reformas democráticas en Tailandia se concentraron este sábado en diferentes puntos de Bangkok con lo que burlaron de nuevo a las autoridades que cerraron toda la red de transporte público de la capital para evitar unas protestas masivas que se han celebrado por cuarto día consecutivo a pesar de su prohibición.
Tras quedar en evidencia la víspera, la Policía ordenó el cierre de todas las estaciones de metro elevado BTS y subterráneo MRT que vertebran la capital, además de bloquear varias carreteras y cerrar la línea Airport Link que une el principal aeropuerto de la capital con la ciudad para impedir las concentraciones.
Sin embargo, al igual que sucediera el viernes, los jóvenes manifestantes coordinados a través de las redes sociales y servicios de mensajería móvil lograron evitar el bloqueo policial y esta vez se dispersaron por varias localizaciones a lo largo de la capital, con masiva asistencia en las zonas de Samyam, Lat Phrao, Udomsuk y Wongwian Yai.
Aunque también se registraron pequeñas quedadas a lo largo de la ciudad que desafían la prohibición de reuniones políticas de cinco o mas personas, impuesta desde el jueves bajo el estado de emergencia «severa» impuesto por el Gobierno.
Con sus habituales gritos «fuera Tu» (apodo del primer ministro, Prayut Chan-ocha) o «Liberad a nuestros amigos» mientras mostraban el signo de los tres dedos alzados, tomado de la película «Los juegos del hambre», las protestas lideradas por estudiantes discurrieron un día más de manera pacífica.
Manifestaciones masivas y líderes arrestados
Desde el martes, la Policía ha detenido a más de 60 manifestantes, entre ellos algunos de los principales líderes del movimiento estudiantil prodemocrático.
«Todos (los manifestantes) somos líderes. Quien quiera hablar alto, que lo haga. Quien quiera unirse, que lo haga (…) Pueden arrestar a 10 o a 100.000, más gente se unirá», apuntó en las redes sociales el grupo de estudiantesl Thammasat UDTD.
Además de en la capital, también se registraron manifestaciones pacíficas en otras provincias del país como Nonthaburi, al norte de Bangkok, o la oriental Khon Kaen, entre otras.
Evitar enfrentamiento con la policía
Para evitar la posible actuación de la policía antidisturbios, como sucediera en la manifestación del viernes donde las autoridades usaron cañones de agua y cargaron para dispertar a la multitud, los organizadores pidieron hoy dispersar las protestas al caer la noche.
«Descansad y en los próximos días unámonos y luchemos juntos», apuntó el grupo Free Youth.
Durante una rueda de prensa hoy al filo del mediodía, la Policía justificó la dura respuesta del viernes contra los manifestantes ya que «violaban el decreto de emergencia» y «causaron daños en la propiedad pública».
«Las autoridades actuaron conforme al estándar internacional y respetamos los principios de los derechos humanos», dijo uno de los representantes de la Policía, cuerpo que reconoció el uso ayer de químico irritable durante las ráfagas de chorros de agua a presión.
Reacciones a la dura actuación policial
La represión policial, sin embargo, fue duramente criticada por grupos garantes de los derechos humanos, como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI).
«Al enviar a la policía para dispersar violentamente a los manifestantes pacíficos, el gobierno de Tailandia se está embarcando en una represión más amplia para poner fin a las protestas de los estudiantes (…) Invocar el decreto de emergencia le da luz verde a la policía para cometer abusos de derechos con impunidad”, denuncia Brad Adams, director para Asia de HRW.
El Gobierno decretó hace dos días un estado de emergencia «severo» con el objetivo de sofocar el movimiento antigubernamental e impedir la publicación de noticias que afecten a la seguridad nacional.
La noche del viernes un periodista del medio local Prachatai fue detenido durante una conexión en directo, mientras que algunos operadores de televisión por cable censuran de manera sistemática la información sobre la protestas en canales internacionales.
«Las autoridades tailandesas deben respetar, proteger y garantizar el ejercicio de los derechos humanos de los organizadores y participantes. También deben garantizar la seguridad de los periodistas y observadores», apuntó Ming Yu Hah, director regional adjunto de Campañas de AI.
El estado de emergencia se aprobó después de que el miércoles tuviera lugar una protesta masiva en la que se produjo un gesto inédito de rebeldía cuando los manifestantes se acercaron a escasos metros a una caravana de coches donde viajaban miembros de la casa real, entre ellos la reina Suthida y el príncipe Dipangkorn.
La principal demanda del movimiento estudiantil, que comenzó en julio y ha ido cobrando fuerza, es la dimisión del Gobierno de Prayut y una nueva Constitución, ya que la actual fue redactada por la antigua junta militar (2014-2019), además de reducir la influencia del Ejército en la política.
Pero la demanda más audaz y controvertida es la reforma de la monarquía, un tema tabú hasta hace poco por el gran respeto que ha inspirado la institución y la dura ley de lesa majestad, que prevé penas de hasta 15 años de cárcel para quien critique a la corona.
El Gobierno rechaza dialogar sobre cualquier reforma de la monarquía, algo que según el analista de Crisis Group Matthew Wheeler será difícil de acallar y la «represión necesaria para reinstaurar la prohibición (sobre los comentarios contra la corona) empañaría tanto al Gobierno como a la monarquía».
EFE