El descubrimiento de un cráneo de dos millones de años de antigüedad en Sudáfrica da más claridad sobre la evolución de los humanos, anunciaron investigadores australianos.
El cráneo pertenece a un macho de la especie Paranthropus robustus, un “primo” de Homo erectus, que se cree es un ancestro directo de los humanos modernos.
Las dos especies vivieron más o menos al mismo tiempo, pero Paranthropus robustus se extinguió primero.
El equipo de investigadores describió el descubrimiento como emocionante.
“La mayoría de los vestigios fósiles son apenas un solo diente, así que tener algo como esto es muy raro, tenemos mucha suerte”, expresó a la BBC la doctora Angeline Leece.
Los investigadores, de la Universidad Trobe de Melbourne, encontraron los fragmentos de cráneo en 2018 en el sitio arqueológico Drimolen, al norte de Johannesburgo.
Fueron descubiertos a pocos metros del lugar donde se encontró el cráneo de un Homo erectus infante de la misma antigüedad en 2015.
Los arqueólogos luego pasaron los últimos años armando las piezas y analizando el fósil. Los descubrimientos fueron publicados en la revista Nature, Ecology and Evolution, este martes.
Jesse Martin, uno de los colegas investigadores, dijo a la BBC que el manejo de los trozos de fósil era como trabajar con “cartón mojado”, explicando como usó pajillas de plástico para succionar los últimos restos de tierra incrustada.
Se cree que tres especies de homínidos (seres con características humanas) vivieron al mismo tiempo en Sudáfrica en competencia entre ellos.
Como tal, este descubrimiento del cráneo es un raro ejemplo de la “microevolución” dentro de la ascendencia humana, señaló Martin.
Paranthropus robustus tenía dientes grandes y cerebro pequeño, a diferencia de Homo erectus que poseía un cerebro grande y dentadura pequeña. Se cree que la dieta del primero estaba principalmente basada en plantas duras, como tubérculos y corteza.
“Con el paso del tiempo, Paranthropus robustus probablemente evolucionó para generar y soportar mayor impacto producido al morder y mascar comida que era más dura o mecánicamente difícil de procesar con sus dientes y mandíbulas”, indicó la doctora Leece.
Los científicos comentan que es posible que un ambiente más húmedo causado por un cambio climático pudo haber reducido la cantidad de alimento disponible para ellos.
Entretanto, Homo erectus, con su dentadura más pequeña, probablemente estaba mejor dispuesto a consumir tanto plantas como carne.
“Estas dos enormemente distintas especies… representan experimentos evolucionarios divergentes”, añadió la doctora Leece.
“Mientras nosotros pertenecemos a los ancestros que al final salieron victoriosos, los registros fósiles sugieren que hace dos millones de años era mucho más habitual ver Paranthropus robustus en el entorno que a Homo erectus”.
El Nacional