Un gol del brasileño Rodrygo cuando las fuerzas se agotaban y el Real Madrid se asomaba al abismo, resucitó a base de fe al equipo de Zidane tras comprobar que el fútbol no le llegaba para derrotar a un combativo Inter de Milán, al que no le bastó la exhibición de Lautaro Martínez para engancharse a la competición.
Un partido que marca la temporada. Responder ante la necesidad para salir del lío y evitar una situación inédita.
El rival de entidad, pese a la ausencia de su referente Lukaku, obligaba a mejorar la imagen y cambiar una dinámica perdedora en Europa. Solo un triunfo de sus siete último partidos de local plasmaban la caída del rey de la competición. Estaba a tiempo de reaccionar a un nuevo mal inicio. Lo hizo con carácter en el momento de duda y las dosis de calidad que añade la irrupción de Hazard.
El Real Madrid necesita a su estrella para poner un nuevo rumbo a su temporada y volver a dejar sensación de pelear por algo en Europa. La actitud fue la de una final. El sufrimiento, también. En caso de no ganar, nadie podría lanzar los reproches del duelo ante el Shakhtar. Invitó el Inter con su ‘sello Conte’ y su clásica defensa con tres centrales y dos carrileros, a la presión alta. Los de Zidane cogieron el guante y fueron fiables en la posesión. Intensidad, asociaciones con calidad, movimiento. Su empuje prometía alegrías. Hasta que duraron las fuerzas.
El duelo exhibía grandeza. Si Hazard encontraba con el pase atrás la zurda de Asensio para que Handanovic se luciese y Valverde acariciaba el travesaño con su disparo, Lautaro respondía como líder ofensivo de un Inter veloz y directo. Su primer aviso lo repelía la madera, tras su remate de cabeza al centro de Perisic. El pulso de velocidad llegaba entre Mendy y Achrah. El más espectacular entre Ramos y Lautaro.
El argentino avisó que castigaría cualquier desajuste y los centrales andaban desprotegidos en un mano a mano con los dos puntas, cuando los carrileros dejaban atrás a sus marcadores o eran sacados de zona. Así se llevó Lautaro a Ramos a la banda y cedió a Arturo Vidal que acarició el gol con el que tanto sueña a un eterno enemigo. Su latigazo acabó en el lateral de la red.
La igualdad solo desaparecería desde el error. Perdonó Fede Valverde lo que no se debe en una gran cita, cuando Hazard puso luz al ataque encontrando con un balón picado a Benzema que inventó una dejada repleta de elegancia. El disparo con bote se marchó arriba. No se detuvo en lamentaciones y de la lucha provocó el fallo.
Lo cometió un madridista de infancia que optó por hacer la maleta para tener la continuidad que no espera en un Real Madrid con Carvajal. Achraf, presionado, se equivocó. Cedió desde la banda al portero y regaló el balón a Benzema. El regate al portero y el gol a puerta vacía lo convirtió en tarea sencilla el francés que engancha una buena racha goleadora en un momento decisivo.
Fueron los minutos de más autoridad del Real Madrid en la temporada. Con Hazard mostrando velocidad, encarando al fin rivales, recortando de derecha y topándose con la rápida salida del portero cuando buscaba el gol de zurda. No perdonaría Sergio Ramos que tenía reservado su gol cien con el conjunto madridista para un día importante. Córner de Kroos, bloqueo de Casemiro y testarazo ajustado al palo del capitán.
Parecía mentira que el Real Madrid tuviese un partido plácido en Europa y solo le duró la sensación dos minutos. Una genialidad de Barella levantó al Inter de la lona. Su asistencia de tacón encontró a Lautaro que rompió su mala racha de cinco partidos sin marcar tras adelantarse a Varane.
Las opciones de octavos del Inter se acababan. Debía arriesgar y adelantó metros en la reanudación. Por momentos al Real Madrid le faltó frescura para responder. Perdió presencia ofensiva y defendió con firmeza, pero estaba expuesto al empuje italiano. Barella ponía calidad y Lautaro es sinónimo de peligro. El riesgo era alto y no había red que frenase la caída.
Buscó la reacción con rapidez Zidane en los cambios, metiendo la verticalidad brasileña de Vinicius y Rodrygo. El contragolpe ganaba vértigo. Pero el desplome mostró de nuevo las vergüenzas madridistas. Una pérdida de posición de Ramos era un regalo a Lautaro, que cedía a Perisic para el empate.
La imagen del Real Madrid invitaba a cualquiera a pensar en negativo. Sus opciones de clasificación se desvanecían. La amenaza de la Liga Europa sobrevolaba el Di Stéfano. Perdonó el Inter tras un mal despeje de Mendy y un tres contra dos que culminó cerca del poste. También Perisic con un disparo cruzado. Cuando ocurrió esas cosas que solo el fútbol puede explicar.
La creencia hasta el final que se hereda de generación en generación con la camiseta blanca provocó que, cuando más sufría, llegase un arranque de orgullo. Valverde puso las piernas en la presión, Vinicius el centro desde el costado izquierda y Rodrygo la pausa para colocar el balón en la escuadra. El Real Madrid resucitó y ganó una final inesperada que le devuelve la vida en la fase de grupos.
3 – Real Madrid: Courtois; Lucas Vázquez, Varane, Sergio Ramos, Mendy; Casemiro, Fede Valverde, Kroos (Modric, m.78); Marco Asensio (Rodrygo, m.64), Hazard (Vinicius, m.64) y Benzema.
2 – Inter de Milán: Handanovic; D’Ambrosio, De Vrij, Bastoni; Achraf, Barella (Gagliardini, m.78), Brozovic, Arturo Vidal (Nainngolan, m.87); Young; Lautaro y Perisic.
Goles: 1-0, m.25: Benzema. 2-0, m.33: Ramos. 2-1, m.35: Lautaro. 2-2, m.68: Perisic (Alexis Sánchez, m.78). 3-2, m.80: Rodrygo.
Árbitro: Clément Turpin (Francia). Amonestó a Mendy (48), Valverde (62), Casemiro (85) y Courtois (93) por el Real Madrid; y a Vidal (44), Brozovic (51) y Barella (72) por el Inter.
Incidencias: encuentro correspondiente a la tercera jornada de la Liga de Campeones, disputado a puerta cerrada en el estadio Alfredo di Stéfano.
EFE