Los partos distócicos, que duran mucho tiempo o que resultan difíciles por diversas razones médicas, pueden afectar el nervio pudendo en la mujer, lo que a su vez podría derivar en un padecimiento de estreñimiento o incontinencia fecal.
“En los partos complicados o instrumentados, como el nacimiento de fetos macrosómicos (bebés que son más grandes que el promedio), el pudendo se estira mucho, es decir, más del 12% de su longitud, y esto generalmente ocasiona daño neurológico, lo que se traduce como una neuropatía de este nervio”, explica el médico gastroenterólogo César Louis.
Louis señala que en el 30 a 40% de todos los partos en general puede ocurrir un estiramiento de este tejido nervioso, que está ubicado por debajo del canal del parto.
En algunos casos está afección está acompañada de síntomas como dolor ano-rectal y perineal, con características particulares: el paciente está sentado y tiene mucho dolor, se pone de pie y se alivia la dolencia, y si la persona está acostada no presenta molestia.
“Eso se explica así: Al estar sentado en una superficie plana, el pudendo está elongado o estirado, si está levantado o en la cama, no hay presión en el nervio. Entonces, cuando la persona se sienta de lado o se apoyan en un cojín de donas mejora el padecimiento”, indica el gastroenterólogo.
Manifestación de los síntomas
El especialista señala que puede haber molestias en muchos ámbitos: incontinencia fecal o estreñimiento, afectación de la libido o de la excitación sexual, molestia en la piel del periné o sensibilidad exacerbada.
“El dolor que causa la neuropatía del pudendo puede estar asociado a síntomas urinarios o a la defecación, bien sea cuando hay incontinencia fecal o si el paciente está estreñido, también dolencia ligada a la disfunción sexual o puede haber personas que no sienta dolor, pero tiene alguna de estas alteraciones”, indica Louis.
Agrega que al dañarse este nervio pueden presentarse otros síntomas sensitivos diferentes al dolor, como son los “síntomas sensitivos (molestia, ‘picazón’, ‘corrientazo’ o pérdida de sensación), motores (debilidad muscular o el piso pélvico puede perder fuerza y traducirse en incontinencia) o vegetativos (se afecta el nervio dorsal del clítoris o del pene, y la persona puede perder líbido o sentir excitación sexual). Incluso el paciente puede tener los síntomas sin sentir dolor”.
¿Cómo tratarlo?
Existen tres etapas de tratamiento de acuerdo con los síntomas y el grado de daño que haya sufrido el nervio: La primera es el autocuidado, la hiper protección perianal, es decir, dejar de hacer actividades que causen la aparición del dolor como estar mucho tiempo sentado o el ciclismo, por ejemplo.
“Hay que procurar que ese periné no se apoye sobre una superficie plana, y utilizar un soporte, como el cojín en anillo. Es un tratamiento que se basa en un cambio de estilo de vida”, asegura el gastroenterólogo. Esta fase se acompaña con el uso de fármacos como la pregabalina y gabapentina para modular el dolor a nivel central.
La segunda etapa es la inyección de esteroides o lidocaína en el sitio donde se encuentra el posible “atrapamiento” del nervio. Si esto no funciona, se acude a la rehabilitación ano rectal.
El paso tres es la solución quirúrgica para descomprimir el “pinzamiento o atrapamiento” del pudendo.
Nota de Prensa