En 2014 Maduro aseguró a los venezolanos que con el paquete de 40 leyes habilitantes aprobada por la anterior Asamblea Nacional, Venezuela definitivamente dejaría atrás los problemas de la IV República y los suscitados bajo la “revolución”. Prometió derrotar la “Guerra Económica”, la ineficiencia burocrática, la corrupción, la inseguridad y el vicioso “Estado Burgués”. A más de 6 años, esas promesas hoy son un argumento de la infinita lista de demagogias purpuras.
Pero no solo eso, en 2017 edificó una “Constituyente” a su medida, autoproclamándola supraconstitucional… omnipresente y todopoderosa pues, amén de elegir los titulares de los demás poderes públicos nacionales. Toda la verborrea fantasiosa y mágica que ha acompañado a Chávez y Maduro en los más de 20 años de socialismo del siglo XXI, ha sido solo eso, demagogia y anzuelos atrapa bobos.
Chávez fue habiente de la inflación más alta de la región durante sus luengos 13 años de gestión, promedió 35%, amén de engendrar la corrupción más pavorosa que conoce la humanidad luego en época de la postguerra. La petrochequera del boom petrolero le permitió importar de todo, beneficiando empresarios, trabajadores y economías de otras naciones en detrimento de los nuestros, compró fidelidad política internacional, entre ellos los Presidentes K de Argentina, Evo, Lula, Correa, entre otros, valga decir, todos estos solicitados por corrupción en sus respectivos países y cuyos sucesores han roto con el chavismo. En era Chávez se sembraron las bases de todo lo que padecemos hoy, las expropiaciones pusieron fin a la esperanza de la Venezuela productiva, nos hundió 100% en la petróleodependencia e importaciones.
Todo esto deja claro una verdad indiscutible: el chavismo con o sin recursos, con o sin apoyo popular, con o sin instituciones legítimamente ganadas, todopoderoso o arrinconado, significa lo exactamente lo mismo; imposiciones, controles, racionamientos, militarización, extinción de nuestras libertades, de nuestros derechos, de nuestra democracia, perdida de soberanía, de independencia, de territorio… o sea, todo lo que dijo iba evitar y por lo cual llegó al poder.
Ahora, veremos las privatizaciones masivas que tanto criticó y se usufructuó electoralmente el chavismo, ante la quiebra por corrupción y desidia de todo lo público, no queda más remedio que privatizar total o parcialmente servicios públicos, Pdvsa, CVG expropiaciones y todo cuanto haga falta, ese es el objeto principal de la ley antibloqueo, además de privatizarlas secretamente.
No es casual, luego de cada rimbombante promesa, elección o plan… como los innumerables planes económicos y de seguridad en más de 2 décadas, como aquellas promesas de Chávez 98, 2000, 2006 y en cada una de sus habilitantes, las promesas de Maduro en 2013, 2014 y en las “presidenciales” 2018, las de la Constituyente 2017 que se enarbolaron como la panacea a todas nuestras problemáticas o las promesas mágicas que observamos hoy en torno a las parlamentarias 6D… los venezolanos hemos seguido y seguiremos viendo empeorar el remanente de nuestra cada vez más precaria calidad de vida ¿Por qué? Porque el único fin del chavismo es retener el poder a cualquier precio, el proyecto es castrismo destilado: Paraíso para gobernantes, sus élites y colaboradores, una pesadilla para la población, población doblegada a través de la violencia institucionalizada y necesidades básicas.
Por ello, muy difícilmente el venezolano votará este 6D, la abstención seguirá brillando como lo ha hecho desde la ANC. Votará la esclavitud electoral que mantiene el chavismo a través de sus distintas prácticas. El venezolano se abstendrá porque votar este 6D, donde los candidatos de la falsa oposición también fueron pactados con el chavismo, sería votar/avalar que esta Venezuela dantesca e innatural de hoy sea la misma por siempre.
Leandro Rodríguez / @leandrotango