Inician trabajos de restauración del Teatro Teresa Carreño

En las redes sociales del Teatro Teresa Carreño todo brilla. Luces en todas las áreas comunes, pisos pulidos, vidrieras nuevas, hasta se exhibe la instalación de un sistema de climatización detrás del complejo de Los Caobos. Restauración, rehabilitación, mantenimiento. Así describe Irvin Peña, director ejecutivo del teatro, las obras que se están llevando a cabo en el espacio concebido por Tomás Lugo, Dietrich Kunckel y Jesús Sandoval, antes reconocido como uno de los centros culturales más importantes del continente, de lunes a viernes de 8:00 am a 8:00 pm, según detalla.

Varios equipos trabajan al mismo tiempo por todo el complejo, pero de entrada Peña define la prioridad: “Hemos acumulado experiencia. Hay un proyecto de rehabilitación que se hizo con Tomás Lugo entre 2014 y 2015, y determinamos que la prioridad es la Sala Ríos Reyna. Hay otras áreas importantes, pero la Sala Ríos Reyna concentra el corazón del teatro. Entramos y a partir de allí comenzamos a salir, esa es la metodología de trabajo en esta intervención”.

Como una metáfora del país, con el paso del tiempo, el Teatro Teresa Carreño se ha venido a menos. Ha padecido la desidia de autoridades que permitieron que, año tras año, se borrara el esplendor de la estructura inaugurada el 19 de abril de 1983, bajo la presidencia de Luis Herrera Campins. Inseguridad y oscuridad; baños dañados, butacas sucias y rotas en sus salas, ascensores no operativos, robos en sus instalaciones, camerinos inservibles, falta de aire acondicionado hasta inundaciones en la Ríos Reyna han sucedido en la última década.

Aunado, además, a la politización del espacio al ser usado primero por Hugo Chávez y ahora por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello para hacer alocuciones; incluso fue el lugar donde el Comando de Campaña del Gran Polo Patriótico, encabezado por Jorge Rodríguez, dio ruedas de prensa en las recientes “elecciones” parlamentarias.

Las obras de restauración, indica Peña, estaban previstas antes de la pandemia, pero “el confinamiento y las sanciones impuestas por Estados Unidos” retrasaron las actividades. Primero llegó el sistema de climatización en mayo, directo de la República Popular de China, uno de los países aliados de Maduro, junto con Rusia e Irán. En el proyecto de recuperación, además, participan “7 países distintos entre los que están Noruega, México, Estados Unidos, Brasil”, señala Peña. El objetivo es independizar al Teatro Teresa Carreño del Centro Simón Bolívar, que proporcionaba el aire acondicionado, pues cuando se realizó su construcción era un proyecto urbanístico integrado.

“Esto generará agua helada, que va a la sala de máquinas, y eso hará que tengamos aire acondicionado autónomo. Ahora recae en nosotros la responsabilidad de mantener ese equipo. Antes no teníamos el control como fundación de su mantenimiento, ahora nos tocará darle vida a eso. Esperemos que, durante el mes de diciembre, podamos culminar el aire. Puede que haya una extensión, hay cosas que no han llegado, que son problemas imprevistos. Los envíos se retrasan; la fórmula esa que nos afecta”, explica Peña.

En la última semana de noviembre se iniciaron los trabajos en las áreas comunes. Bombillos con tecnología LED, iluminación en los pasamanos, sistema de riego en las jardinerías, cristalización de pisos, así como la limpieza de la Sala Ríos Reyna, pintura, retapizado de las butacas, cambio del recubrimiento de madera, que fue afectada por polillas, y restauración de elementos de bronce, con el que se identificaban las salas.

Incluso, indican, limpiaron superficialmente “con apoyo de equipo especializado” los Cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla, una de las piezas de Jesús Soto (1923-2005), en el techo del foyer de la Sala Ríos Reyna.

“Una primera etapa”

Todos los equipos trabajando a la vez en lo que señalan como “una primera etapa”, que comienza siete años después de declarada la intervención de la Fundación Teatro Teresa Carreño por Nicolás Maduro en diciembre de 2013 porque, según Gaceta Oficial 40.319, “las actividades artísticas y culturales que le corresponde desarrollar a esta Fundación, como política que desarrolla el Estado Revolucionario, se han visto afectadas ante la ocurrencia de hechos y demás acontecimientos que han incidido en el cumplimiento de las metas y actividades programadas, los cuales afectan la realización del objeto para el cual fue constituida”.

Así se conformó una Junta interventora, presidida por Gustavo Arreaza, quien en su síntesis curricular, para ese entonces, ostentaba haber sido miembro principal del Consejo Consultivo de la Fundación Ávila TV (2010), presidente de VTV (2013), compositor del himno del PSUV y, además, hermano del hoy canciller Jorge Arreaza.

La junta la conformaban además Néstor Viloria, Tamara Díaz, Gladys del Valle Requena y Lídice Altuve Moreno como miembros principales, y Alfredo Caldera, Irvin Peña, Francisco Álamo, y Carlos Guzmán como miembros suplentes. Ejercieron durante un año.

Entre sus promesas estuvo un proyecto de ampliación que contemplaba el Museo Teresa Carreño y el Centro Documental de Caracas, pero según el director ejecutivo, “eso fue solo un proyecto. Tuvimos ideas interesantes con Tomás Lugo, soñamos cosas. Eso se va transformando en el tiempo, era otro momento, las prioridades ahora son otras”.

En 2015, al cumplirse el plazo, por decreto presidencial, Maduro nombra a la Junta Interventora como Junta Reestructuradora. En la Gaceta Gaceta Oficial 40.631 argumenta: “El informe presentado por la Junta Interventora de la Fundación Teatro Teresa Carreño plantea la urgente necesidad de realizar el inicio del proceso de reestructuración de dicho ente para su adecuación administrativa y funcional”.

Desde entonces esta junta ha estado al frente del Teresa Carreño, siendo Irvin Peña, un miembro suplente que se convirtió, por nombramiento de Gustavo Arreaza, en director ejecutivo.

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