Bananismo político. Por Leandro Rodríguez (@leandrotango)

Que difícil la tenemos los venezolanos cuando la tragedia económica es producto del bananismo político exacerbado que ha imperado en el país desde hace más de 20 años, lo peor de todo, en este 2021 continuamos adentrándonos por ese mismo sendero. No hay mal de la denominada “cuarta república” que no haya empeorado a la enésima potencia.

El gran secreto del chavismo ha sido la desinstitucionalización del país, hacer de lo público agencias del partido de gobierno. Por tal motivo, cuando el exfiscal General Javier Elechiguerra acusó a Chávez de haber malversado el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FIEM) a principio de su gestión, inmediatamente fue depuesto en el 2000 por el parlamento de mayoría chavista, designando a Isaías Rodríguez como sucesor, públicamente chavista. 

Poco tiempo después, el país tuvo que padecer la tragedia del conflicto político desde 2002 ante la negativa de Chávez de medirse en un referéndum consultivo con un CNE que no controlaba totalmente. No fue sino hasta 2004 cuando Jorge Rodríguez fue nombrado presidente del CNE que finalmente aceptó. Luego del revocatorio, Rodríguez fue premiado por su labor siendo nombrado por Chávez como vicepresidente de la nación. Al poco tiempo, 2006, quienes en terreno de lo civil debían resguardar la constitucionalidad sucumbieron, los magistrados TSJ vociferaron en acto oficial “Uh ah Chávez no se va”… la institucionalidad formalmente había fallecido.

Una notoriedad del momento, fíjense: En la recientemente ocurrida “Toma del Capitolio de EEUU”, inmediatamente se tomaron medidas como toque de queda, búsqueda, detención y procesamiento de los detenidos, posible destitución de Trump, entre otras acciones. El 5 de julio 2017 hordas chavistas vinculadas a Jorge Rodríguez tomaron la AN ocasionando daños, heridos, lesiones a los parlamentarios y NO HUBO ninguna acción del Estado… es la diferencia entre lo que llaman primer mundo y las repúblicas bananeras… esto, como simple ejemplo de lo que ocurre cuando no hay constitucionalidad, cuando las instituciones del Estado se convierten en parcelas partidistas.

2021 comienza mal, con una oposición legítima muy cuestionada, pero siendo sinceros, con margen de maniobrabilidad cero dentro del país, ejercer oposición partidista o ciudadana es un terreno muy cuesta arriba cuando la represión del régimen contra toda disidencia es atroz.

Este año, el régimen una vez más tratará de desviar la atención del país hacia lo electoral, un terreno donde su control absoluto sobre las instituciones del Estado le augura no perder ni perdiendo, con un escenario mucho más favorable en cuanto la comunidad internacional tiene sus propias preocupaciones con el covid-19 y sus secuelas económicas-políticas.

La mejor estrategia opositora ha sido la abstención ¡sumarse a ella! pues la abstención no es ordenada por éstos, sino que es el sentimiento más sublime enclaustrado en los venezolanos como rechazo, justamente, a la desinstitucionalización del país, donde el voto desde hace mucho tiempo no premia, no castiga, ni genera cambios. Sin embargo, la abstención por si sola no basta, se debe acompañar con otras estrategias aún ausentes.

Entiéndase, lo electoral/abstención ya dio sus frutos, para generar cambios Venezuela necesita un liderazgo político muy capaz y decidido, donde “formalmente” el chavismo tiene todas la de perder porque todo lo que detenta es ilegal e ilegitimo, pero en la “práctica” es amo y señor del país al controlar a su real placer no solo las instituciones del Estado, sino sus recursos y armas. Es una estrategia que, queramos o no, involucra a los aliados internacionales de los venezolanos y del chavismo. 

 

Leandro Rodríguez 

@leandrotango     

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...