El presidente electo de EEUU, Joe Biden, anunció este jueves su nominación como próximo fiscal general del país del juez federal Merrick Garland, al que el exmandatario Barack Obama intentó sin éxito colocar en el Tribunal Supremo en 2016.
La obstrucción de la mayoría republicana en el Senado impidió que Garland, un respetado juez que actualmente ocupa un cargo vitalicio en el tribunal federal de apelaciones del Distrito de Columbia -donde se encuentra Washington-, ascendiera en 2016 al Supremo.
Los republicanos argumentaron entonces que no tenía sentido aprobar una nominación tan importante en un año electoral, pero en octubre pasado ignoraron su propio precedente y ratificaron, días antes de las elecciones del 3 de noviembre, la designación para el Supremo de la jueza conservadora Amy Coney Barrett.
Consciente de que Garland fue una víctima de los juegos políticos de Washington, Biden ha querido recompensarlo con el puesto de fiscal general, responsable de dirigir el Departamento de Justicia de EE.UU. y sus agencias relacionadas, como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) o la Agencia Antidrogas (DEA).
«No me sorprende que el presidente Obama nominara al juez Garland para el Tribunal Supremo. Él personifica el honor, la decencia, la integridad, la fidelidad al Estado de derecho y a la independencia judicial», dijo Biden en un acto junto a Garland en Wilmington (Delaware).
«Esos mismos rasgos los aportará como fiscal general de los Estados Unidos, un cargo que no es el de abogado personal del presidente», añadió el mandatario electo, al subrayar la independencia que debe mantener el Departamento de Justicia respecto a la Casa Blanca.
Tras una jornada convulsa en Washington por el asalto al Capitolio, que cierra cuatro años en los que el Gabinete del presidente saliente Donald Trump ha estado poco dispuesto a frenar sus peores impulsos, Biden envió un mensaje a Garland y el resto de sus nominados para el Departamento de Justicia.
«Ustedes no trabajarán para mí. Su lealtad no debe ser conmigo, sino con la ley, la Constitución, el pueblo de esta nación, para garantizar la justicia», recalcó el presidente electo.
Garland, de 68 años, aseguró en el mismo acto que sus prioridades como fiscal general, si le confirma el Senado, serán «asegurar la igualdad racial en el sistema de justicia» y «cumplir la amenaza cambiante del extremismo violento», entre otras.
«Como entiende cualquiera que viera lo que pasó ayer en Washington, el Estado de derecho no son palabras bonitas que usa un abogado. Es la base de nuestra democracia», añadió el juez.
Biden esperó a nominar a Garland hasta que quedó claro que los demócratas controlarán el Senado cuando él tome posesión de su cargo el 20 de enero, después de que los dos candidatos de su partido ganaran las elecciones de segunda vuelta en Georgia.
La estrecha mayoría de 51 votos que tienen ahora los demócratas -contando con el desempate de la vicepresidenta electa y presidenta del Senado, Kamala Harris- promete facilitar el proceso de confirmación de Garland.
Biden nominó además a dos exfuncionarias del Gobierno de Obama como «número dos» y «número tres» del Departamento de Justicia, Lisa Mónaco y Vanita Gupta, respectivamente; y a la abogada Kirsten Clarke como encargada de derechos civiles en el Departamento de Justicia.
EFE