La verdad es que debemos agradecer a nuestro dinámico entorno el hacernos tan sencillo escribir estas notas semanales. Tantas cosas que comentar. Empecemos.
Maduro anunció un novedoso medicamento, de nombre Carvativir, contra el virus Covid-19. Unas gotitas debajo de la lengua hacen que el virus se desintegre y es un desarrollo nacional. No explicó de donde salió, ni cuantas pruebas ha pasado, ni como es su principio de funcionamiento, pero, en fin, la revolución no necesita utilizar esas vainas científico-burguesas de pruebas “ad nauseam” que se usan en otros países. Nos recordó a las películas de vaqueros donde un charlatán con su carreta llegaba al pueblo y ofrecía un elíxir bueno para el dolor de muelas, las hemorroides y las picaduras de cascabel todo con el mismo frasco. Algunas opiniones serias lo descalifican de plano, pero al menos las gotitas son buenas para hablar pendejadas y distraernos. Las bromas en los medios de comunicación de otros países han sido crueles y abundantes entre ellas la de que sus ingredientes son los usados en la fabricación de las pastas dentales.
También los chinos inventaron una prueba de mayor precisión para detectar el covid, lo único raro es que en lugar de meterse el isopo por la nariz hay que hacerlo por el fondillo. La joda tampoco se hizo esperar y corrieron bromas como que ha fulano le ha parecido tan bueno el método que ahora se hace la prueba todos los días.
Otra de las tortas ha sido la propuesta de poner de candidata al premio Nobel de la Paz a la organización Black Lives Matter. La primera impresión fue como la de darle un premio de buena conducta al Chapo Guzmán, pero pensándolo bien creo que lo del Chapo sería más digerible.
Otra torta de tres pisos fue la reunión del directorio de Fedecámaras con Jorge Rodríguez presidente de la ilegal Asamblea Nacional. Lo curioso es que no sabemos cómo surgió la idea pues Jorge dice que lo invitaron y los de Fedecámaras dicen que Jorge quería reunirse con ellos, En realidad la reunión habría sido un buen escenario para poner al régimen en su sitio, pero, sorpresa, salieron de lo más contentos para trabajar juntos y de abrazos. No podemos sino sentir pena ajena por este acontecimiento que pareciera olvidar los centenares de ofensas en contra de (uso una de Chávez) “los huevos de la serpiente”, refiriéndose a Fedecámaras. Los acercamientos de los grupos empresariales a los dictadores no son nuevos, pero siempre les han salido mal por eso de que el interés gremial nunca está por encima del interés nacional.
Otro pastel en el horno es lo relacionado con las elecciones a gobernadores y alcaldes. Resulta que tenemos un debate serio sobre la conveniencia de ir (o no ir) a las próximas elecciones de esos cargos, ignorando las trampas del régimen y los buenos argumentos que usamos para no participar en la reciente elección de diputados. El encandilamiento de que es posible ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías, dado el alto rechazo que tiene el régimen, se vuelve hacer presente. El mismo gusanito que empujó a los partidos, después de la consulta del 16 de Julio de 2017, a olvidarse de todo y participar en las elecciones, pareciera querer repetirse y, curiosamente, también luego de otra consulta recién ejecutada. Lo que pasará está por verse, pero no hay duda de que la cosa casi está de risa.
Corre por las redes una foto del nuevo secretario de transporte de los Estados Unidos que luego de jurar su nuevo cargo recibe la felicitación de su marido dándole un beso en la boca. La verdad es que para la vieja generación que representamos, la foto de dos hombres dándose ese mariposón beso no deja de ser un asco. Pero, en fin, así es el mundo moderno y ya poco se puede hacer. El único consuelo que nos queda es saber que mientras más “pargos” aparezcan más mujeres estarán disponibles para nosotros.
Reconozco que me salió un artículo ácido y poco constructivo. Ofrezco disculpas por ello, pero drenar un poco nuestros disgustos también es saludable.
Carpe diem.
Eugenio Montoro