El recorrido de la antorcha de los postergados Juegos Olímpicos de Tokio comenzaría en un mes, lo que constituiría un indicio de que las justas sí se inaugurarán el 23 de julio.
Hace poco menos de un año, la llama olímpica llegó desde Grecia. Y fue en esta etapa en que los Juegos Olímpicos se suspendieron debido a la pandemia de coronavirus.
El jueves, los organizadores leyeron un reglamento de salud para los 10.000 portadores de la antorcha y para otras personas que participarán del recorrido, incluidos los espectadores. Asimismo, los organizadores advirtieron que podría haber cambios de último momento en la ruta de los relevos.
“No gritar, no ovacionar. Por favor, sólo aplaudan y mantengan la distancia apropiada en caso de que el lugar esté repleto”, recomendó a los espectadores Yukihiko Nomura, directora general del comité organizador.
Los portadores de la antorcha podrán correr sin utilizar mascarilla. Todos los demás involucrados deberán emplearla.
El recorrido comenzaría el 25 de marzo en la prefectura nororiental de Fukushima. Continuaría por otras zonas del país hasta desembocar en el Estadio Nacional de Tokio el 23 de julio, durante la ceremonia inaugural.
Fukishima es la parte de Japón que resultó devastada el 11 de marzo de 2011 por un terremoto, un tsunami y la fusión de tres reactores nucleares.
Específicamente, el recorrido comenzará en la llamada Aldea J, en la localidad de Naraha.
Se habló de posponer o cancelar todo el recorrido de la antorcha por motivos de seguridad o para ahorrar dinero, simplificando los Juegos.
Sin embargo, se mantuvo en pie, en parte porque el evento cuenta con patrocinadores importantes, incluidos Coca-Cola, Toyota, Nippon Telegraph, Telephone, Nippon Life Insurance, Panasonic, All Nippon Airways, Japan Airlines y Visa.
Los auspiciadores locales han inyectado unos 3.500 millones de dólares en estos Juegos Olímpicos. Y pocos han tenido la oportunidad de recuperar algo del dinero a consecuencia de la pandemia, el turismo limitado o nulo y la posposición de un año.
La contribución de los patrocinadores locales es al menos el doble de la observada en cualquier edición previa de los Juegos Olímpicos.
AP