“Si no caemos en estereotipos, podemos ver la belleza en todos los que nos rodean. Lo que es feo para alguien, es hermoso para otros. La belleza está en el ojo observador”, Michel Tanus Cruz
Si la soberbia y la envidia son sentimientos que desencadenan actos de maldad, también el juicio en contra de los demás, es una de las partes que componen la raíz de todos los males, porque siempre se ve primero lo que consideramos malo, como los defectos y errores, antes y por encima de las virtudes y el valor.
El prejuicio y los estereotipos impuestos por las sociedades son también parte de ese ESLABÓN, que hacen mucho mal y originan sentimientos negativos, que a la larga producen individualismo, odio, rencor, resentimiento, envidia, soberbia, ira y asilamiento.
La RAE define el prejuicio como juicio u opinión negativa que se forma antes de conocer bien a una persona o tener conocimiento necesario de un hecho. Y, al estereotipo, como la imagen o idea que se crea un grupo social o sociedad según sus propias visiones.
Si eres una de esas personas que siempre juzga y señala antes de conocer bien a alguien o tener la certeza de las circunstancias que envuelven un hecho, entonces, podrías ser intolerante e incluso hipócrita.
Existen personas que recién conocen a alguien, y hacen malos comentarios sobre cualquiera de su particularidad y se forman un juicio erróneo, quizás porque los sentimientos de soberbia y envidian se esconden en su interior.
Te ha sucedido que te presentan a una persona y de una vez, te formas un mal juicio, porque de repente no te gustó como te saludó: eso es juzgar porque hizo algo que a ti no te pareció, y como tú piensas que debe ser. Allí, aparece el prejuicio y los estereotipos.
Lo que juzgamos en los demás es porque lo vemos en nosotros mismos: nos creemos perfectos y con el derecho de apuntar con el dedo, cuando también tenemos una viga en el ojo.
Suele suceder que, conversamos con alguien y mentalmente lo juzgamos. O, lo observamos e interiormente lo señalamos: eso es juzgar. Así como, cuando nos creemos mejores porque estamos pasando un buen momento y otros, no se encuentran en la misma situación.
Criticar destructivamente es sentenciar. Pero, ¿quiénes somos para juzgar al otro, acaso tenemos derecho a hacerlo?
El PREJUICIO te lleva a juzgar por cualquier característica que tenga una persona de cualquier índole. Los prejuicios se forman en la sociedad y por ende, en las familias, en los hogares y grupos sociales. Una persona prejuiciosa, puede rayar en la ignorancia, porque incluso esto se relaciona con los ESTEREOTIPOS que no te dejan ver la belleza en todos los sentidos y aspectos.
MÍRATE A TI MISMO, antes de juzgar al otro. MÍRATE A TI MISMO, antes de actuar en contra del otro. MÍRATE A TI MISMO, antes de señalar al otro. MÍRATE A TI MISMO y date cuenta que ¡TODOS SOMOS DIFERENTES!
Recuerda que el juzgar negativamente, demuestra que no estás satisfecho con tu vida, ni eres feliz contigo mismo y por ende, tratas de intoxicar la vida del otro.
Además, eso denota que no aceptas su pasado, vives haciendo fijación en lo que nunca hiciste y deseaste hacer. En otras palabras, vives atormentado (a) por las decisiones que tomaste, porque quizás no fueron las que deseabas sino que lo hiciste por los demás.
En el fondo, todos tenemos un poco o mucho de prejuicios y estereotipos porque crecemos rodeados de una sociedad en la que nos desarrollamos en diversos roles.
Sin embargo, lo único que puede salvarnos de ser parte de ese eslabón, es el AMOR. Un ejemplo de ello, lo encontramos en el film “Orgullo y Prejuicio” que lo plantea sublimemente y nos hace ver que lo único que importa son los sentimientos y que las personas valen por lo que poseen en su interior no en el exterior.
Aylen Bucobo
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