Andrés Eloy Blanco, el poeta del pueblo, el político, el diplomático, el desterrado de versos con suficiente carga de nostalgia, nació en 1897 en Cumaná, la primogénita del Continente que a la vista del navegante genovés en 1498 cuando contempló el fecundo Macuro, tierra amplia y agrícola jurisdicción del estado Sucre, nos bautizó como; Tierra de Gracia.
Así la refirió a los Reyes Católicos en sus cartas descriptivas del dorado encontrado que sirvió también como identificación sumatoria a esta geografía nacional, pletórica de leyendas e historias y mantenida tal connotación siglos después del hecho fortuito del descubrimiento: Tierra de Gracia!
En el año de 1674, el Nazareno de San Pablo, llegó a Caracas. Unos años después en el año de 1696 por primera vez desde la capilla de San Pablo, el ermitaño, ubicada en una esquina reducida de Caracas salió en procesión. En su paso procesional, descolgó desde un inmenso limonero sembrado en la esquina por donde pasaba, unos gruesos limones amarillos cuando su corona se enredó con algunas ramas que daban sombras al paso concurrido de los devotos, el Miércoles Santo.
En ese primer encuentro del Nazareno de San Pablo, con los desanimados caraqueños, los limones en el piso, bastaron para que se interpretase como milagro. Su indefensión era válida respuesta frente al dolor cargados de escupitajos antes de morirla peste negra hacia estragos. Cada víctima, estaba encadenada a otra muy larga de implicación mundial que acabó con 50 millones de almas. La peste negra, asoló a la humanidad junto a otras venidas en años determinados.
Andrés Eloy Blanco, inmortaliza al Nazareno y a los caraqueños y demás parroquianos a más de 200 años del hecho, estaba prendado de aquella practica cristiana de miles y miles que crecían en en la misma medida de la ciudad …
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz
¡Milagro! Es bálsamo, cristianos,el limonero del Señor!
Andrés Eloy, eleva imbuido en la fe de los iconos religiosos de la Venezuela colonial, las circunstancias dominantes, con su famoso poema recordado con ahínco, cada año de la imagen atribuida al ebanista sevillano Felipe de Ribos. El parlamentario de la poesía, que lograba reunir estudiantes de bachillerato en sus intervenciones públicas en las benignas tardes caraqueñas, concibe el poema y lo asume como dupla con la devoción, una de las más sentidas de los caraqueños quienes durante el , visitan la basílica de Santa Teresa para rendir culto y alabanza, al hacedor de limones contra la peste negra, enquistada en ocasiones en corazones, pero su término siempre alentada por la fe y esperanza.
El acontecimiento de los amarillos y suculentos frutos sirvió para identificar la esquina del milagro como; la esquina de Miracielos, basado en la sabiduría de los pueblos que imprimen a cada hecho definitorio de su identidad, una medida exacta de la historia por venir. La mirada al cielo del obispo líder de la procesiòn para pedir una fervorosa sanación y unos cítricos acomodados en el piso, las mejores explicaciones para el nombre popular. Entonces;
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche
entre oración y oración
El Nazareno de San Pablo ha registrado un crecimiento significativo de seguidores, promeseros y devotos que rodean cada Miércoles Santo, las adyacencias de la basílica de Santa Teresa, para cumplir- muchos con austera vestimenta de morados tonos –a la venerada talla de 1.74 mts.
Antes de llegar a esta basílica, el Nazareno, permaneció en la capilla de San Pablo, el ermitaño hasta 1880 cuando Guzmán Blanco en un arranque de rivalidad con la iglesia, la manda derribar para construir el Teatro Municipal. Se cuenta que la noche inaugural del Teatro, aun de pie, sufrió de pánico, porque el Nazareno le increpó su comportamiento. Lo aseguró el mismo ególatra de la historia nacional.
JOS ANTONIO PAÊZ Un recio llanero de Portuguesa. Presa frecuente de convulsiones por su condición de epiléptico hizo suya esta devoción. Páez, héroe singular de la Batalla de Carabobo por su arrojo y convicciones facilita con sus hazañas, la victoria en la gesta final de la independencia nacional.Asciende en el campo de batalla a Gral. en Jefe. Esa victoria -según el relato –contra las tropas españolas en 1821, la había ofrecido al Nazareno de San Pablo. Le hizo una promesa: obsequiarle un enorme bulto.
Hoy está localizado en Achaguas, estado Apure, cuyos devotos en número de visitantes, los Miércoles Santo, constituye la mayor demostración de fe, seguida del Nazareno de San Pablo.
Eneida Velerio Rodrìguez
@eneidavalerio