El Testimonio Naveda en Ecuador. Por Albert Geovo

Se transcriben estas largas líneas, con el fin de generar conciencia entre todas las personas, no se pretende hacer correcciones de lugares o puntos de vista, sólo hacer una transcripción, lo más fiel al relato del joven Naveda, que se reproduce en los miles y millones de testimonios por Sudamérica.

«En mi larga estadía en Ecuador, producto de la necesidad de ingresos y alimentos que se carecen en Venezuela, me vi al igual que muchos jóvenes y familias enteras de huir del hambre en mi país;  salí al Ecuador donde fui víctima de la discriminación, maltrato por parte de los nacionales de ese país, y pude evidenciar que hoy ser venezolano es como ser un negro de los años sesenta en Alabama Norte América.

Por otro lado, gano doscientos dólares al mes, cuando el salario básico en esta nación son 400 $, de los cuales 75 $ son para la vivienda; trabajo de lunes a sábado, los domingo vendo caramelos por las calles, trato de buscar un poquito más para compensar los gastos del mes; entre eso enviar dinero a la familia en Venezuela; trabajo 14 horas diarias, y sin descansar, así se les va la vida a todos los venezolanos en estos lares; se acuestan a las 10 pm. Yo me paro a las 5:30 am y para consolarme adopte un perrito de la calle, se llama Jimi en memoria de un perro que tuve en Venezuela; además, que es el único Ecuatoriano con el que tengo un trato ameno.

El resto del dinero de los ingresos, lo tengo es para la comida, ni siquiera para otros gastos me alcanza, no existe vida social, no hay para tomarse un café, visitar un restaurante, no salgo con muchachas, porque es que nadie los quiere tratar, somos como los judíos en la Alemania de los años treinta, gente indeseable en sí, nadie quiere tratar a un venezolano, nadie quiere mezclarse con un venezolano, ni nada por el estilo; entonces así es la vida de nosotros por estos lados, y todo es una guerra mediática, en contra de los venezolanos, “ el venezolano esto, el venezolano aquello” ; este testimonio, devela la situación de los venezolanos en Ecuador; claro, no todas las historias tienen que ser trágicas, productos de ser desplazados en su propio país.

Si Venezuela en una ocasión fue un país, ya el mundo entero se olvidó que lo fue, nosotros no somos ni siquiera humanos para estas personas, estamos en una condición pos degradante, y es constante,  todo esto, va en detrimento de los valores políticos y sociales en todo el continente, donde incluso se escuchan consignas por parte de políticos que ahora se lanzan a presidente, y en toda su campaña , por ejemplo, se escucha: “Si votas por mí, sacaré hasta el último venezolano que hay en el Ecuador” y las masas alaridamente se descamisan y gritan; obviamente los políticos dicen siempre lo que la masa quiere escuchar.

El tema venezolano, en Ecuador o el caso chileno, es la deportación de los venezolanos, en plena frontera entre el Perú, y El Ecuador; tratados todos como si fuesen delincuentes y el caso peruano es como un volcán en erupción, no muy distante del caso Ecuatoriano; existen eventos similares en el país hermano de Colombia, a pesar, de los grandes esfuerzos del Gobierno del Presidente  Duque.

Políticos en funciones públicas de Ecuador, hacen toda clase de acciones y opiniones maliciosas, como los de la diputada en Panamá, en contra de los venezolanos, es el cinismo de la política participativa y protagónica de toda la era socialista; cuando es un hecho que fuimos una nación que albergamos muchos migrantes, en un pasado reciente, que incluso aun viven en Venezuela.

Por otro lado hay que recordar que Venezuela fue uno de los países pioneros en una transición democrática con el ejercicio del sufragio universal entre otras prácticas democráticas; mientras que las demás naciones están gozando apenas de las bondades de la democracia desde los años 1980; asimismo, es importante recordar, que iban a Venezuela a trabajar, hacer familias, y huir de las opresiones y tiranías en contra de sus naciones; donde en Venezuela  gozaban de educación y salud gratuita; ¿qué terminó sucediendo? ¿No terminaron abarrotando el sistema de salud venezolano? ¿Las cárceles en Venezuela no se abarrotaron de criminalidad provenientes de todas las naciones de sur américa? ¿No se proliferaron en los barrios en Venezuela  toda clase de delitos de homicidio, robo, narcotráfico, sicarios, guerrillas,  lavado de dinero, entre otros? Pues sí, naturalmente, la pobreza económica, arrastra consigo todo tipo de sobrecargas sociales. Sin embargo, se sabe, que los pueblos se olvidan fácilmente de su historia.

Además, aquí en Ecuador, hay una generación de jóvenes entre 19 y 25 años que desafortunadamente, nacieron en la revolución socialista en Venezuela, y no vivieron lo que las generaciones de los años 50, 60, 70, 80, 90 del siglo XX se vivió en Venezuela; esta generación de veinte años, apenas disfrutando de servicio eléctrico, agua potable, gas doméstico, las 24 horas, así como internet, sumado a la posibilidad de comprarse un par de calzados, ropa nueva de calidad, cosas que realmente no pudieron disfrutar en Venezuela.

En estos días, conocí un joven de 16 años venezolano, que hay miles en Ecuador y en todo los países de América Latina,  esos que se suben a los autobuses y piden en la calle; tuve la oportunidad de convivir con ellos en Hostales donde se pagan 3 $ al día; estos jóvenes piensan, que pidiendo limosnas les va mejor; y así no le trabajan a un ecuatoriano, ya que piensan, que pidiendo pueden hacer más dinero, que trabajando; en medio de la conversa, ese chamo me dice: “Yo te hago culpable, a ti y a todos los que son de tu edad, porque gracias a las personas de tu edad, dañaron mi futuro; Yo quisiera estar estudiando, estar en mi casa, pero por personas como tu, es que tenemos ese régimen en Venezuela”

Pues sí, directa o indirectamente, somos culpables de alguna manera, lo somos, por que pertenecemos a esa generación que aunque no lo elegimos, ahí estuvimos, fuimos parte de ese proceso de cambio y destrucción coyuntural que atraviesa Venezuela.

En la inmigración venezolana; hay mucha tela que cortar; sobre todo la migración en el continente de América latina, desde el río Bravo hasta la Patagonia. Existen dos perspectivas los que salen de Venezuela y los que regresan; con el plus, que todas las desgracias que suceden es por las sanciones a los funcionarios del régimen, y los que piensan que el único culpable es el régimen mismo.

Es una tragedia continental, los atropellos  que padecen la población venezolana dentro y fuera de la nación; por ejemplo, para entrar al Ecuador, hay personas que hacen la travesía a pie, atravesando el Río Rumichaca, río que atraviesa Colombia y Ecuador, que divide ambos países, incluso, muchas personas se han ahogado, tanto al entrar o salir del Ecuador, atravesando ese Río; otras han sido atropelladas en el camino de ese páramo andino lleno de curvas y desfiladeros; donde se ven familias enteras caminando, filas enteras de hombres, mujeres y niños famélicos, caminantes, enfrentándose al frío del páramo andino; son 25 días de caminata desde Venezuela a Ecuador, tengo entendido por las personas que lo han hecho a pie.

Existe otra visión, de las personas, que creen que porque existe y pasan estas desgracias, el régimen va a cambiar, al menos de política económica y política exterior; pues, cada persona alberga su testimonio, que es inagotable, en los millones de venezolanos que han sido desplazados del territorio venezolano.

Imagínense la situación, tan lamentable y triste que viven todos los venezolanos, están los que quieren salir, y están los que se quieren regresar, estando entre la espada y la pared ¿Cómo exponemos esto? Salimos escapando de un país, donde nos moríamos de hambre, donde no teníamos electricidad, donde no llegaba agua a nuestras casas, carente de servicios públicos, donde no hay dinero circulante, dinero efectivo, la inflación es la más alta del mundo; pero aun así, la situación puede llegar hacer tan lamentable, para los venezolanos en el extranjero que quieren regresar.

Hoy todo el mundo, es reportero, gracias a la tecnología y los avances de los medios de comunicación, redes sociales; y es notorio todos los insultos, humillaciones, que reciben venezolanos; como por ejemplo: “Vete de mi país, este es mi país” a mí en los 40 años que tengo, nunca se me hubiera ocurrido decir en Venezuela, “este es mi país, vete de aquí” a los millones de extranjeros que llegaron, y menos para humillarlos; cosas que hay que revisar, y nunca caer en ese carácter tan desnaturalizado.

Por otro lado, aquí en Sur América, los nativos no quieren que los llamen indios, a diferencia de Venezuela, que se sienten muy orgullosos de ser indígenas o tener raíces indígenas, lo cual, evidencia los complejos tremendos del pueblo».

 

Albert Geovo

@aegeovo 

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