El venezolano Eleazar Medina conocido como el ‘ciclista de hierro’ no ganó el campeonato del Tour de Francia, pero conquistó la copa de la esperanza, el esfuerzo y las ansias de abrazar un futuro fuera de su terruño, luego de pedalear de Bachaquero-Zulia a Bogotá-Colombia, venciendo sus temores, hasta los obstáculos que se les cruzaron en el camino.
Los migrantes venezolanos optaron por salir de su país en bus, caminando o como ‘mochileros’, debido a una profunda crisis política, social y económica que arropa a la nación tricolor.
Sin embargo, Eleazar Medina desarrolló toda su travesía en una bicicleta tipo montañera que tenía bajo la manga para cuándo llegará el tiempo de abandonar su casa, ubicada en la calle Vargas del sector Padilla, perteneciente a la parroquia La Victoria, del municipio Valmore Rodríguez.
El último encuentro con sus padres; Gada y Eleazar y sus hijos, ocurrió la madrugada del 19 de febrero de 2021 en la esquina de la populosa calle, justo al frente de su tienda de zapatos deportivos que había levantado como mucho esfuerzo en la Venezuela productiva.
Allí transcurrió la despedida ‘exprés’, la cual estuvo invadida por una corriente de tristeza y de alegría que chocaron entre sí, iniciando una ruta inigualable con dosis de valentía.
El ‘ciclista de hierro’ sabía a lo que se enfrentaba, caminos rectos, curvos, empinados y electrizantes bajadas se toparon en su andar, pero su tremenda agilidad y astucia se transformaron en un solo poder para salir incólume de esta odisea.
Y es que Eleazar Medina había acumulado experiencia en ciclismo durante maratones de montañeras en el estado Zulia.
Además, en su historia ciclísticas resaltaba una travesía que realizó por la Gran Sabana, ubicada al sureste del estado Bolívar-Venezuela, en un ultramaratón de 108 kilómetros que protagonizó en el 2016.
Sin duda alguna, con estas experiencias anotó un punto a su favor para el nuevo reto: forjar un camino próspero en Bogotá.
¡Partida!
Tras el pitazo inicial, el venezolano Eleazar Medina dejó atrás aquella época de comerciante y archivó su título universitario en educación integral, para iniciar la ruta con destino a Santander, siendo de la primera fase de la travesía migratoria.
Una bandera de Venezuela se transmutó en su escudo, un perrito pinche llamado ´compota’ fue su fiel acompañante y una misión inquebrantable lo escoltó durante su gira en dos ruedas.
En los primeros días cruzó las ciudades costeras del Zulia-Venezuela como Bachaquero, Mene Grande, Caja Seca, para luego dejar huellas en Trujillo, El Vigía del estado Mérida y Coloncito, alcanzando más de 420 kilómetros, cumpliendo jornadas de descanso, para después cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia.
La población de Coloncito del estado Táchira está en la frontera con Cúcuta, donde se desarrolla un intercambio comercial entre Venezuela y Colombia.
Otro desafió lo esperaba a la vuelta de la esquina. Eleazar Medina tuvo que detener su camino en bicicleta, con el fin de atravesar el río Táchira, esa es la ruta que miles de venezolanos usan para llegar de manera irregular al Norte de Santander, Cúcuta. Dijo que se montó en una lancha larga con su bicicleta y ‘compota’ para llegar a la ciudad colombiana, cuyo trasbordo fue exitoso, aunque se sentía un poco temeroso.
Contó que estuvo a punto de perder su bicicleta en plena navegación mientras protegía al pinche.
Duro paso por el Páramo de Berlín
Ya para el 21 de febrero, el ciclista venezolano ya estaba en suelo colombiano, el pueblo de Santander le daba la bienvenida al ritmo del vallenato y en una pausa degustó tres empanadas venezolanas ‘ful equipo’ que vendía a 1.500 pesos cada una, en medio de una tarde calurosa.
Llegó la hora de descansar pues su próximo destino: Cúcuta, donde residen más 95 mil venezolanos.
Estando allí, un colega ciclista llamado Javier lo guía en su trayecto por la ciudad fronteriza, donde resalta El Monumento a la Batalla de Cúcuta y el Malecón.
Antes de abandonar Cúcuta, aprovechó para darle un mordisco a unos pastelitos con arroz, platillo típico de la gastronomía colombiana, para luego atravesar Pamplona y llegar al temible Páramo de Berlín.
El Páramo de Berlín es la ruta que conduce a la ciudad Bogotá y es un gélido territorio que está a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar. Muchas historias alarmantes se tejen en este trayecto a temperaturas nocturnas a cero grados.
En esta segunda fase del recorrido migratorio, Eleazar Medina tuvo que ser muy prudente para no doblegarse ante la ola de frío que rozaba su cuerpo y que en algunos tramos se sentía sin fuerza, pero Dios y su familia eran el antídoto perfecto para seguir en la batalla.
“Pensé que no iba a atravesar el Páramo de Berlín completo porque el frío era extremo, pero lo logré sin mi mascota Compota, pues lo dejé al cuidado de una señora colombiana que amablemente lo está protegiendo en Pamplona, pues el frío lo atacó muy fuerte”, relató el ‘ciclista de hierro’.
Lo que sí dejó claro el ciclista venezolano que algunos tramos del Páramo de Berlín los condujo a pie y que ese proceso un grupo de personas se divisaban en el camino helado. Eran sus paisanos.
Entre los migrantes estaba una mujer venezolana, ella luchaba contra el frío que invadía todo su cuerpo.
“Me impactó ver a una mujer temerosa con su hija de 9 meses envueltos en harapos para protegerse del frío intenso”, contó muy consternado Medina.
Resaltó que por un momento sintió que el rayo del Catatumbo del Zulia-Venezuela traspasará su pecho tras presenciar esa escena muy alejada de la ficción.
Medina estuvo en el corazón del Páramo de Berlín durante unas 14 horas, “logré sobrevivir en la montaña helada, creo que me ayudó mucho mi buena condición física”.
Paso por Bucaramanga, Aratoca, San Gil, Barbosa, Tunja y Villapinzón, en estos últimos departamentos de Colombia están entre 115 a 80 kilómetros de Bogotá, respectivamente.
“En cada pueblo que llegué transmití el lado bueno de los migrantes venezolanos”, fueron las palabras del valmorense Eleazar Medina, cuando ya faltaba poco para llegar al meta final, totalmente victorioso.
Bogotá: meta final
‘El ciclista de hierro’ llegó este lunes a la ciudad de Bogotá, luego de 11 días pedaleando en su bicicleta montañera, cumpliendo una misión de vida inigualable.
Recorrió más de mil kilómetros desde su ciudad natal Bachaquero hasta Bogotá.
Eleazar Medina informó, en sus redes sociales, que había llegado a la extensa capital en altura de Colombia a las 4: 00 de la tarde, al son de la música llanera y el himno de Venezuela.
“Meta cumplida y culminada, entrando a Bogotá, Gracias a Dios, mi familia y a todas las personas que estuvieron pendiente de esta travesía. No fue fácil y se luchó”, resaltó el venezolano.
Toda esta experiencia de vida le trajo una buena enseñanza que espera que sus paisanos la tomen en cuenta; “La verdadera riqueza está en el corazón y en la mente, y que los beneficios llegan solos”.
Además, reveló que escribirá un libro, el cual fue titulado: “Venezuela entre equipaje”, para resaltar el enorme sacrificio que hace la migración venezolana en búsqueda de nuevas oportunidades en otras tierras.
Una de las dificultades por la que atravesó Medina en el trayecto fue el desperfecto de su bicicleta. “La repare 8 veces en el camino”. Seguro que se convertirá en una reliquia.
Nota de Prensa/ Raúl Arroy0 Valera