“La prepotencia y la soberbia te harán sentir fuerte sólo un instante, y la humildad te hará grande y fuerte toda la vida”, anónimo.
La soberbia es como una manzana podrida, que muerdes y te intoxicas. Es uno de los siete pecados capitales que más sinónimos tiene y que se esconde detrás del orgullo y del valor que nos damos nosotros mismos ante los que nos rodean.
Las personas que no aceptan las opiniones de los demás ni las correcciones, esconden este sentimiento. Son incapaces de aceptar que se equivocaron y no piden disculpas ni rectifican.
Solo su apreciación con respecto a cualquier tema o situación, es la única que tiene valor, en consecuencia, menosprecian las ideas y puntos de vista de los otros.
La soberbia también puede esconderse detrás de la perfección. De hecho, muchos podrían pasar a la obsesión si el perfeccionismo rebasa la barrera de la tolerancia.
Los soberbios niegan, que lo son. No no lo quieren ver, porque el hecho de no aceptarlo, es parte de ese sentimiento. Sin embargo, si hacemos una valoración profunda sobre sus actitudes y la manera en que defienden sus opiniones, eso nos dará una visión de cuan orgullosos (as) pueden ser.
El sentimiento de la soberbia hace que las personas humillen, tienen complejo de superioridad, se creen tener siempre la razón y pretenden ser el centro de atención de todos.
Incluso se vanaglorian de sus logros, porque les gusta que los otros los alaguen, porque así, inflan su ego. La soberbia puede aislarte del mundo, dejarte sin amigos, familia, trabajo, sin amor, porque nadie te soportaría.
La humildad es contraria a la soberbia. Si eres es humilde vives feliz, porque reconoces que siempre tienes algo que aprender y haces una apreciación honesta sobre tu persona. No obstante, la soberbia solo trae desgracias a tu vida, porque crees que todo lo sabes. Además vives infeliz, porque siempre esperas mucho de los demás.
A veces las personas tienden a confundir la autoestima con la soberbia. Una cosa es quererse con respeto y darse el valor que corresponde, y otra, creerse superior a los demás y que solo es importante su persona.
Los soberbios siempre hacen comentarios negativos, se llenan de ira y son vanidosos. Presumen de lo que tienen y en sus conversaciones hacen valer más sus opiniones sobre los demás.
Se preocupan mucho por lo que piensen los demás sobre su persona y lo que hacen. También se ofenden por cualquier comentario y tienen mal humor.
Empieza a dejar de lado ese sentimiento que saca lo peor de ti. Aprende a vivir no buscando agradar a todos o la aceptación de los demás. Reconoce que los demás también tienen cualidades y no compitas con todos.
Aylen Bucobo
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