Entre un 90 y 70 por ciento han bajado las ventas en mercados municipales como San Juan, Bella Vista y Terepaima, según reportan adjudicatarios y empleados, quienes aseguran que con el poco poder adquisitivo de las personas, la falta de combustible y la crisis sanitaria que atraviesa el país, ha hecho que las ventas vayan en declive.
Y es que los mercados municipales en Barquisimeto no son ni la sombra de lo que eran hace 30 años, cuando había mucha afluencia de personas y se veían comerciantes por doquier ofreciendo su mercancía, ahora estos lucen solos y algunos de los puestos hasta cerrados, cuyos adjudicatarios decidieron ponerle fin a años de trabajo por no tener ganancias suficientes para mantenerse laborando.
Belkis Hernández, quien es coordinadora del Mercado San Juan, ubicado en la carrera 13 con calles 37 y 36, asegura que la llegada de la pandemia al país hizo que las ventas fuesen rápidamente en picada pese a que trabajan de domingo a domingo, debido a las restricciones en el horario de circulación, las cuales impiden que personas que los visitaban de zonas lejanas, se acerquen.
«Las ventas han bajado en un 90%, las personas ya no pueden venir por varias cosas, una de esas es el horario de circulación y atención al público en el mercado», dice asegurando que otro factor que influye para que los clientes no puedan llegar al mercado, es la falta del transporte público debido a que anteriormente habían varias rutas que transitaban en la zona, por lo que había mucha afluencia de personas, incluso provenientes de otros municipios.
Belkis explicó que el mercado San Juan está divido en varias zonas y que una de ellas donde hay 47 puestos, solo 20 de ellos están activos, mientras que en otra donde hay 39 puestos, todos los comerciantes han hecho el esfuerzo de mantenerse vendiendo aunque sea poco.
«Las ventas han bajado muchísimo, porque ha mermado el poder adquisitivo, hemos visto que las mismas personas que compraban antes varios kilos de carne, ahora vienen por máximo dos», comentó el adjudicatario Simón Rodríguez, quien es uno de los fundadores del mercado.
Debido a la poca demanda que hay en estos mercados, los comerciantes señalan que cada vez es menos la mercancía que piden a los proveedores, ya que temen perder ganancias e inversión ante el bajón de clientes.
«Antes pedía hasta 28 cestas de tomate, pero ahora solo pido una, porque ya la gente no viene a comprar», comentó Ángel Galíndez, quien tiene 40 años trabajando en el mercado.
Una situación similar se vive en el Mercado Bella Vista, ubicado en la carrera 18 con calle 38, donde algunos de los comerciantes aseguran que se mantienen trabajando solo para cuidar el local y no perder los años de inversión.
Así le sucede a la adjudicataria Yaneth Salazar, quien es parte de al asociación del Bella Vista. La comerciante comenta que tuvo que transformar su pastelería en un restaurant ya que no vendía nada, pero con el restaurant está viviendo una situación similar ya que apenas alcanza a vender 5 almuerzos a la semana.
«Tuve hacer de mi local un restaurant, porque ya no obtenía ingresos, aquí logro vender son 5 almuerzos a la semana, eso no me da para mantenerme, cubrir gastos básicos y pagar la patente», dice.
Salazar comenta que ha tenido que migrar al comercio informal, mientras no está en el local, ya que no obtiene ganancias del restaurant, «no vivo de esto, aquí han bajado las ventas en un 90% por no decir que es el 100%. Me mantengo trabajando es porque después me quitan el local, y aquí además de invertir dinero, he pasado 33 años de mi vida», asegura.
Pese a las pocas ventas que se registran en Mercado Bella Vista, los 34 adjudicatarios del mismo se mantienen activamente trabajando, aunque ofrecen poca mercancía y poca variedad.
En el caso del Mercado Terepaima, por tener una ubicación más céntrica en la avenida Venezuela, entre calles 35 y 36 tiene un poco más de afluencia de personas, sin embargo, los comerciantes aseguran que las ventas han bajado en un 70% y que además han tenido que cambiar de rubro para poder subsistir y obtener ganancias.
«Las ventas han mermado en un 70 y 90 por ciento en el mercado, en mi caso tuve que comenzar a vender otras cosas para poder mantenerme, antes lo que vendía era víveres, pero todo se fue poniendo cuesta arriba, por eso ahora estoy vendiendo condimentos», develó Gilberto Arias quien tiene 25 años trabajando en el mercado.
Arias comentó que en el mercado hay alrededor de 250 locales de los cuales solo de «120 a 130 están activos», debido a que muchos adjudicatarios han tenido problemas con desalojos y otros han preferido irse del país para buscar mejores oportunidades.
Los comerciantes señalan que la competencia que hay en la calle también ha dado un duro golpe a las ventas, ya que consiguen hasta más económicos los alimentos.
Los locales que registran al menos una venta al día según los adjudicatarios y empleados son las carnicerías, charcuterías y verduras por ser alimentos perecederos, los que no lo son, es decir víveres y granos, se venden con mucha dificultad.
«Los víveres cuesta mucho venderlos, al frigorífico le traen constantemente mercancía, pero los víveres son pocos los que salen, las ventas cada vez son peores», dijo Marbelis Rodríguez.
Adjudicatarios mantienen la esperanza y añoran que pronto estos espacios tengan la misma afluencia de personas que tenían en los años dorados de los mercados, ya que afirman han entregado la vida a sus negocios.
Agua llega con irregularidad
En los mercados municipales los comerciantes aseguran que tienen agua disponible debido a las reservas en los tanques que deben llenar para poder cocinar y limpiar los locales, debido a que esta no llega regularmente.
«Aquí falla mucho el agua, a veces no llega, esta tenemos que tenerla guardada porque hay que mantener los negocios limpios», comentó Yaneth Salazar quien es parte de la asociación de Mercado Bella Vista, y tiene un restaurant, que en años pasados fue una pastelería vegetariana.
Así mismo comentó que otro problema con el que se han visto afectados, es con el gas doméstico que en algunos de los casos deben comprarlo bachaqueado para mantenerse trabajando.
«Debido a que muchas personas no tienen gas para cocinar, preparan las comidas con cocina eléctricas, es por ello que a veces tenemos problemas con la electricidad», dice.
En el caso del mercado San Juan y Terepaima, los adjudicatarios aseguran que el agua llega por lo menos dos veces a la semana y que ya no sufren de tantas fluctuaciones eléctricas.
«El agua aquí en el mercado San Juan, llega dos veces a la semana y la electricidad, gracias a Dios se ha mantenido estable, ya casi no se va», dijo Belkis Hernández, coordinadora del Mercado San Juan.
Proveedores suben precios
Debido al alto precio que pagan los proveedores en combustible para poder transportar alimentos ha hecho que los productos sufran alzas, ya que este costo deben sumarlo al presupuesto que se ofrece por el producto.
«Ningún comerciante va a trabajar para perder, los precios aumentan porque hay que sumarle el gasto de combustible a los productos que se distribuyen», aseguró Luis Liscano, quien transporta alimentos desde Mérida.
Conductores reportan que pueden gastar entre 60 y 100 dólares semanal para llenar los tanques de sus camiones y así despachar verduras, hortalizas y víveres a los mercados y cooperativas. Muchos de ellos en ocasiones se han visto obligados a reducir sus viajes.
«La falta de combustible nos ha afectado a todos, porque además que las personas no pueden venir al mercado por haber transporte público, los proveedores también se ven afectados por esta escasez, ya que tienen que comprar el combustible bachaqueado para poder despachar, es por ello que nos aumentan la mercancía que se les pide», dijo Joel Sánchez, quien trabaja en uno de los mercados municipales.
La escasez de combustible no solo afecta a estos transportistas, sino también a los productores quienes en varias ocasiones han salido a protestar para pedirle al gobierno nacional que se les garantice el servicio para seguir produciendo alimentos y así despacharlo a los diferente estados.
La Prensa de Lara