El periodismo comprometido se apaga. Por Eneida Valerio Rodríguez

La recordación del Día de la Libertad de Prensa, decretado hace  30 años por la Unesco, con fecha 4 de mayo, como referencia histórica para destacarla, sirvió para  la discusión de los nuevos paradigmas que sobre la misma, se cierne  de manera  preocupante. Luce todo, muy comprensible, cuando vemos persecuciones a esta libertad, capaz por sí sola, de mantener  y reflotar a  las democracias a punto de hacer agua. 

La prensa,y es nuestro caso, es un ejercicio desigual frente un régimen autoritario que después de 20 años de descalabro social, político y económico, ha sido- pies juntilla- un fuerte choque entre protagonistas. Unos, comprometidos en defenderla y asentarla y otros, los funcionarios del gobierno, autoritarios para justificar acciones basadas en leyes absurdas y así, acabar con el Derecho a la Información y la libertad de expresión. Tan antigua esta última, como la esencia natural del hombre, prueba irrefutable de  sus incontables luchas para consolidarla.

Acecho a la prensa libre, sometimiento de los periodistas, prisión para muchos sin prueba que las justifiquen y que suman en la actualidad, más de 34 juicios sin otra sustentación, distinta a la  aplicación de normas producto de sus  desvaríos y despropósitos. Debe sumarse asimismo, a tan desventuradas acciones otras de tristes y dolorosos resultados; decomiso de materiales de  trabajo a camarógrafos y reporteros bajo fuertes amenazas, cierres de MCS con reducción importante de empleos directos. 

Muertes de periodistas, hasta en los puestos de trabajos, constituyen noticias de la vida de una sociedad, saciada y cansada de violaciones de sus derechos humanos ante una creciente ola de atropellos.

Todo,fundamenta  lo necesario, para convertirse en desiertos informativos como deriva de la desinformación. Una desinformación que ha escalado  buena parte, de lo que se define como Libertad de Prensa.Y apela la misma, oscuros intereses en sociedades injustamente salpicadas por estas violaciones  de carácter sistemático.  

Visto  esto, estamos claros que hay una represión brutal contra la prensa libre y los venezolanos,conviven con la persecución que ha extendido sus consecuencias en casi todos los escenarios de la vida diaria, enseñoreándose de forma aberrante contra  periodistas y MCS. No existe una excepción  en el tablero democrático, donde no hayan sido sometidos  a escarnios públicos de manera sin igual. Asistir a ruedas de prensa con mordaza previa, donde no se permitirán preguntas; es una rutina. 

Solicitar con antelación las preguntas a realizarse en un evento de esta naturaleza, es una característica generalizada e impuesta sin medirse, los resultados a las violaciones recurrentes de la libre expresión del pensamiento. Somos convidados de piedra y protagonistas de un periodismo que pierde de a poco su condición de compromiso social.

Se apaga la lucha  para alcanzar la verdad y entramos en un peligroso proceso desintegrador de las funciones propias del comunicador.

Si entendemos que la función del periodista está enraizada con una sociedad más justa, consecuencia de su servicio, no existe dificultad digerir, cuanto afirmamos. Tampoco, la  preocupación por una creciente desinformación, de cuyos ribetes perversos alimentando los desafueros del gobierno, formamos parte, sin darnos cuenta,.

El gobierno ha convertido la red de medios públicos en una estupenda oportunidad para aumentar la  desinformación. Esta circunstancia, nos obliga a crear contenidos para  detectar y verificar mensajes maliciosos y contrarrestarla. 

En tiempos de tantos retos y desafíos, para el periodismo, se impone una racionalidad y lógica fundamentada en respuestas  acordes. Recibir en consecuencia, estos mensajes nos puede convertir en receptores pasivos de la desinformación, porqué quienes envían tales contenidos, lo borran de inmediato a sabiendas que son falsos. En tanto, los receptores lo reenvían, desconociendo el alcance de cuanto ejecutan.

Si el gobierno hace política con este proceder, nosotros ciudadanos esforzados en trascender,debemos asimismo, participar tomando en cuenta que la política también es nuestra, como asunto de todos. Ya que está ligada al bienestar de la comunidad y es  esto precisamente, lo que orienta el objeto de nuestro accionar periodístico.   

 

Eneida Valerio Rodríguez

@eneidavalerio

 

 

 
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