Hace poco mientras viajaba a Nuevo México, para reunirme con Bill Ruchardson, hice conexión en Dallas, mientras estaba ahí, un hombre, como de 65 años, vio el pin de la bandera de Venezuela que siempre llevo en mis trajes, y me empezó hablar de mi país. Era estadounidense, piloto; Don Allen, su nombre.
Me habló de cómo había estado en Zulia, en la frontera sobrevolando en los años 80, en ayuda del gobierno americano al venezolano, para combatir la guerrilla. Me recordó, su anécdota, la otra EE.UU., de la que los amigos de la izquierda nunca hablan.
Aunque es poco conocido, en enero de 1896, el presidente Joaquín Crespo ordena erigir un monumento en Puerto Cabello para honrar a los americanos que acompañaron a Miranda en la fallida expedición de 1806, ejecutados en ese puerto tras su captura.
Meses más tarde, el día 4 de julio de 1896, una nutrida comitiva de la junta nacional y la junta patriótica marcharía en procesión con el retrato de Miranda, flanqueado de las banderas de Venezuela y EEUU para colocar allí la primera piedra del monumento conmemorativo ordenado por el gobierno nacional, en recuerdo de los diez norteamericanos ejecutados el 21 de julio de 1806.
Ese grupo de estadounidenses habían sido dados en apoyo a la liberación de Venezuela por el Presidente de EEUU, y fueron guiados por el venezolano Francisco de Miranda, para una asonada militar para promover la liberación de la colonia bajo la opresión de España.
Estos estadounidenses desembarcaron cerca de Ocumare de la Costa, al noreste de Venezuela, enfrentando a las tropas españolas. Un grupo de estos hombres fueron asesinados (un total de 200 venían en las embarcaciones) y al menos 10 fueron capturados para posteriormente ser ahorcados por el régimen español.
Antes del 19 de abril de 1810, exactamente el 28 de
marzo, la Junta Suprema de Caracas -que después desconoce la autoridad del capitán general Vicente Emparán representante del régimen español que tenía bajo yugo a Venezuela-, envió una delegación a Estados Unidos integrada por Juan Vicente Bolívar Palacios, hermano del Libertador Simon Bolivar, José Rafael Revenga y Telésforo Orea obtienen éxito en interesar al gobierno americano en prestar apoyo a la Junta.
El 5 de julio de 1811 se firma la declaración de independencia de los Estados de Venezuela.
Uno de los disparates más grandes para la época, que se le ocurrió a Bolivar fue la Gran Colombia, un proyecto inviable desde todo punto de vista, que ponía Bogotá cómo capital, y que relegaba a Venezuela a prácticamente una provincia aislada. La política exterior de la Gran Colombia resultó en fracaso, y su pretensión de ocupar Cuba y Puerto Rico para anexarlas a la República también se vieron neutralizadas por la negativa del gobierno estadounidense. En mayo de 1830 la República de Colombia se disuelve definitivamente.
Se debe saber que fue el genera Antonio Páez el restaurador de la República de Venezuela y del gentilicio venezolano y el organizador de las instituciones republicanas. Venezuela casi desaparece como entidad soberana cuando Bolívar la incorpora a la Nueva Granada y a Ecuador, quedando en Bogotá, por disposición del Congreso de 1821, la capital de la nueva nación que en honor del descubridor se llamó Colombia y colombianos sus habitantes
Paez fue un venezolano amado por los estadounidenses.
Hugo Chávez, el izquierdista que gobernó Venezuela por más de una década, que tenía un pasticho ideológico llegó a decir, este disparate: «Voy a quitar a Páez de mi despacho. No voy a destruir la obra porque es de Tito Salas, pero mi general Páez no merece estar en el despacho presidencial junto a Bolívar y Sucre, pues fue un traidor. Duele decirlo, pero sí fue un traidor».
Una carta de Páez a Bolívar refiriéndose a la inviabilidad de la Gran Colombia y a la corrupción de su Presidente que era Santander, con fecha de octubre de 1825 expresa la situación: “Usted se abismará en ver las personas que dirigen su país. Son de la especie que en cualquier otra parte en que hubiese moral pública ocuparían el lugar más inferior, y muchos de ellos ocuparían un presidio por sus crímenes; mas por desgracia no es así. Ellos manejan a su antojo las elecciones, señalan al primer magistrado de la República… toman al instante un empleíto y otras mil cosas… Entonces me parece que se puede asegurar que este país necesita otra cosa distinta de la presente que establezca el orden, le dé cabida consideración a los que la merecen e imponga silencio a los tramollistas.”
Cuando El Partido Liberal se acrecienta con la prédica de dos estafadores políticos – que durante años fueron ensalzados por Hugo Chávez-, es decir, Antonio Leocadio Guzmán – padre del corrupto grande de Venezuela, Antonio Guzmán Blanco- , y Ezequiel Zamora – un asesino a sueldo que Hugo Chávez presentó como un héroe-, Paez empieza a ser perseguido
En 1846, durante el gobierno de Carlos Soublette, conservador igual que Páez, estalla una rebelión popular en los valles de Aragua, Carabobo, Guárico, llanos occidentales y oriente del país. La rebelión toma un fuerte impulso rápidamente y Páez sale a combatirla como general en jefe del ejército constitucional. Las fuerzas de Páez tras varios meses sin lograr una victoria de importancia, logran capturar en 1847 a los líderes de la revuelta: Ezequiel Zamora y José Francisco Rangel.
Una vez que he derrocado el gobierno. Paez huy a los Estados Unidos y llega Nueva York en agosto de 1859 donde es recibido por órdenes del Gobierno de EEUU, con honores militares.
Años más tarde, cuando hubo el bloqueo a las costas venezolanas un incidente diplomático entre fines de 1902 y principios de 1903 en que las marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia franquearon las costas y puertos de Venezuela exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno a las compañías de sus connacionales. El bloqueo naval tuvo su fin con el Protocolo de Washington el cual fue firmado en esa ciudad el 13 de febrero de 1903 ya que Estados Unidos actuó como mediador al ser un partido neutral en la situación para eliminar el bloqueo. En este protocolo se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30 % de sus ingresos de aduana.
Esa es la EEUU, que siempre ha socorrido Venezuela. La que no está falsificada por las mentiras del chavismo. Y esa intervención la necesitamos hoy, para volver a la democracia.
Nota de Prensa