Mi nombre es Gervis Medina y soy tu hijo, desperdicié mucho tiempo enfadándome contigo y preguntándome ¿Por qué, no estuviste ahí para mí?, siempre sentí que te necesitaba para probarme ante ti y para sentirme amado, pero supe que, aunque mi padre terrenal no me amara tenía un ¡Padre Celestial que si me amaba! y Él es más que suficiente por él te he perdonado. Él es tu juez no yo, ahora vivo con la esperanza de que le hayas entregado tu vida antes de morir; para que un día finalmente podamos encontrarnos cara a cara y amarnos en la eternidad.
Como auxiliar del sistema de justicia en mi país, he visto y conocido de cerca el profundo daño y devastación que la falta de la figura paterna produce en la vida de un niño. Nuestras prisiones están llenas de personas que fueron descuidados y abandonados por sus padres, venidos por los hombres que mas debieron amarlos, muchos de esos niños ahora siguen el mismo patrón de irresponsabilidad que el de sus padres.
Mientras que, muchas madres se sacrifican por ayudar a que sus niños sobrevivan, aunque no es su misión que cambien por si mismas todo ese peso, gracias a “Dios” por ellas. Pero hay estudios que indican que un niño también necesita desesperadamente la presencia de un padre, no hay duda al respecto.
¡Dios desea que cada padre se proponga valientemente hacer lo que haga falta para involucrarse en la vida de sus hijos! Pero además de estar allí y proveer para ellos debe caminar a su lado acompañándolos y siendo una imagen clara del carácter de “Dios” su Padre Celestial. Un padre debe amar a sus hijos y buscar ganarse su corazón, debe protegerlos, disciplinarlos y enseñarles la palabra de “Dios”. Debe enseñarles a caminar con integridad y respetar a los demás, debe instar a sus hijos que sean hombres y mujeres responsables, para que vivan sus vidas según los valores eternos. Algunos hombres escucharan y lo ignoraran, pero les digo que como padre son responsables ante “Dios” por la posición de influencia que él les ofreció. No pueden quedarse dormidos al volante de la vida para despertar un día y darse cuenta que tu trabajo o sus hobbies no tienen valor eterno, como lo tienen la vida de sus hijos.
Hay padres que vivirán para ellos mismos y desperdiciarán la oportunidad de dejarle un legado sagrado a la próxima generación. Pero habrá otros hombres que, a pesar de los errores cometidos en el pasado, a pesar de lo que nuestros padres no hicieron por nosotros, pondremos todo el empeño posible y dedicaremos todo el resto de nuestros días a amar a “Dios” y enseñarles a nuestros niños que hagan lo mismo.
Y cuando sea posible amar y ser el mentor de quienes no tienen un padre en sus vidas, pero que necesitan ayuda y dirección con desesperación. Invito a cualquier hombre cuyo corazón tenga la voluntad de unirse en esta declaración. Esa decisión ya la he tomado con la gracia de Dios está hecho.
¡No tendrán que preguntar quien les enseñara a mis hijos seguir a Cristo! Porque yo lo haré.
¿Quién aceptara la responsabilidad de proveer y proteger a mi familia? ¡Yo lo haré! ¿Quién le pedirá a “Dios” romper la cadena de eventos destructivos en mi familia? ¡Yo lo haré! ¿Quién orará y bendecirá a mis hijos para que realicen con valentía lo que “Dios” les pida hacer? ¡Yo soy su padre y juro que yo lo haré!
He aceptado la responsabilidad y es un privilegio abrazarla en la “Gracia de Dios” y su bendición en mi hogar, cualquier hombre lo desea, por eso pregunto ¿Dónde están los valientes, donde están los padres numerosos del Señor?
Es hora de levantarnos y responder al llamado que “Dios” nos ha hecho y decir ¡Yo lo haré, yo lo haré, yo lo haré!
Gervis Medina
@gervisdmedina