Ariel Henry, un perfil moderado y con experiencia previa en labores de gobierno, es ahora la persona que se encargará de comandar el Ejecutivo de Haití en una de las más graves crisis políticas de las numerosas que azotan al país desde hace décadas. Henry fue nombrado como primer ministro por el presidente Jovenel Moïse apenas dos días antes de su asesinato, pero el homicidio del mandatario impidió su investidura.
Por eso, cuando se supo del magnicidio, Claude Joseph tomó el liderazgo político del país y alegó que esto era algo que Henry no podría hacer porque todavía no había juramentado para el cargo. Para entonces, Joseph era el primer ministro interino, luego de la renuncia en abril de Joseph Jouthe, y se escudó en la falta de juramentación de Henry para continuar en el cargo a pesar de que el presidente ya había nombrado a su reemplazo.
Pero ante la presión internacional, Joseph accedió a ceder el mando de Haití. En una entrevista con el diario estadounidense ‘The Washington Post’ afirmó que sí le transferirá su cargo a Henry y que lo hace para honrar el último deseo del presidente.
Joseph explicó que esto lo hará en una ceremonia el próximo martes 20 de julio y que aspira a continuar siendo el canciller de Haití, que era el cargo que tenía antes de asumir como primer ministro encargado.
La comunidad internacional celebra el cambio de poder en Haití
Su aceptación de ceder el poder llega dos días después de que una declaración del colectivo conocido como Core Group, que está compuesto por embajadores de Alemania, Brasil, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, la Unión Europea y representantes de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA).
El grupo pareció quitarle el respaldo a Joseph cuando pidió que en Haití se creara «un gobierno consensual e inclusivo». La postura de los diplomáticos fue aún más clara cuando alentaron «encarecidamente al primer ministro designado Ariel Henry a continuar la misión que se le ha confiado para formar dicho gobierno», según el comunicado del Core Group.
Es por eso que no hay mucha sorpresa en que el nuevo cambio de poder sea bienvenido por Naciones Unidas y varias potencias internacionales aliadas de Haití, que han seguido con preocupación el asesinato de Moïse y la consecuente crisis originada por el magnicidio del polémico expresidente haitiano.
El anuncio de Claude Joseph fue celebrado por países como Estados Unidos, que ven en este cambio un intento de consenso entre las diferentes corrientes políticas enfrentadas en la nación caribeña, como lo explicó en una rueda de prensa Jen Psaki, la jefe de prensa de la Casa Blanca.
La muerte de Moïse es un auténtico problema en la sucesión de su cargo. Al haber sucedido al final de su mandato, la constitución plantea que sea el Parlamento el encargado de elegir a un jefe de Estado provisional que se encargue de terminar el periodo presidencial. La cuestión es que el parlamento está clausurado desde enero de 2020, debido al aplazamiento de las elecciones legislativas de 2019.
Sobre Moïse recaían numerosas protestas contra su gestión del país y contra lo que consideraban una prolongación ilegal de su mandato. La oposición consideraba que este terminaba en 2021, mientras que él sostenía que la fecha vencía en 2022.
Todavía no se sabe a ciencia cierta quién asesinó a Moïse y por qué. Una de las hipótesis es la que le plantearon diferentes fuentes al noticiero colombiano Noticias Caracol. Ellos afirman que Joseph, el primer ministro encargado, ordenó contratar a mercenarios colombianos para matar a Moïse; aunque la policía haitiana lo negó. Por su parte, la policía de Colombia asegura que el exfuncionario haitiano Joseph Félix Badio fue quien se reunió con los mercenarios.
Perfil moderado y con experiencia para encarar la crisis
Henry es un reputado neurocirujano de 71 años que goza de experiencia previa en labores de diferentes gobiernos. Su cargo público más importante es el de ministro entre 2015 y 2016 en el periodo de Michel Martelly. Además, integró el Consejo de Sabios, un ente fundamental que encabezó el periodo de transición tras el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004, uno de los picos más graves de la constante crisis política que sufre Haití.
Como ministro ocupó las carteras de Interior y de Trabajo y Asuntos Sociales. La de Interior supuso el mayor desafío, ya que tuvo que garantizar la seguridad en las elecciones legislativas de 2015. Su periplo en el Gobierno estuvo marcado también por la inestabilidad ministerial que lleva décadas azotando a Haití como consecuencia de la crisis política.
Moïse nombró a Henry como primer ministro unos días antes de su fallecimiento con el objetivo de integrar a varias figuras de diferentes colores políticos en el Gobierno para calmar las protestas del país. Sin embargo, Henry no es bien visto por un gran sector de la izquierda haitiana, representada en el partido Fanmi Lavalas.
France24 con Reuters, AP y EFE