La 77 Reunión de Fedecámaras, el pasado 20 de julio, que incluyó la escogencia de la nueva directiva, desató un sinfín de críticas,visto el comportamiento del presidente saliente Ricardo Cusano, quien invito al acto de clausura y cedió el micrófono a la vicepresidenta del país Delcy Rodríguez, para que se dirigiese a los presentes. El país nacional, ha reaccionado, exigiéndole respuestas sobre lo ocurrido y sopesando tal actitud,como producto del desapego del gremio al país. Sòlo -se les acusa- se ocupan de sus intereses.
Fedecámaras, no ha dado respuesta alguna y signada por el silencio ha dejado que los cuestionamientos sigan sus picos ascendentes, cuando son expresados por vastos sectores del país y por analistas de distintas áreas . Los empresarios, no ha defendido a Ricardo Cusano, facilitando las críticas que lo minimizan como empresario y reduce al mismo tiempo, credibilidad de líder. Y esto, debemos implicarlo en el cuadro complejo de la polarización nacional que demanda en los actuales momentos, seria unidad comprometida con la buena marcha nacional.
Ricardo Cusano, dijo en el discurso de despedida que él gobierno y empresariado, debían marchar juntas y lograr objetivos comunes. Dentro de estos logros comunes, estaba la intermediación del gremio, para ayudar a levantar las sanciones. Y dentro de tales planteamientos, también fue información generalizada sin respuesta del gremio, un viaje a EE.UU a pedir por nuevas condiciones. El expresidente, salió mal parado y el empresariado igualmente, cuestionado. De esta manera, el gremio empresarial asumía funciones específicamente clientelares.
Se ha dicho, que no somos un país maduro en un alto desarrollo económico y social y en cambio, nos definen así, como sociedad que en medio de grandes conflictos, hemos sabido crear mecanismos de continuidad nacional.
Hasta la década de los 90 del pasado siglo,Venezuela, contaba con un poco más de 1000 empresas clasificadas como Pequeñas y Medianas Metalmecanicas.Un parque reducido y dependiente del estado, desde PDVSA. Otrora, la más importante generadora de riqueza y bienestar nacional. Los pagos para todas estas empresas, eran realizados por PDVSA. Esto, para citar un ejemplo de la dependencia nacional de la industria petrolera.
La gigante estatal, se extendía y estaba presente en todos los ámbitos de la vida nacional y tales iniciativas, eran propias desde la enseñanza de técnicas de cultivos hasta siembra de semillas y mecanismos para mejorar la comercialización .Cuando el emprendimiento no era término tan usado, PDVSA lo desarrollaba exitosamente, con programas formativos en áreas de la salud, educación, obras públicas. Y todas estas actuaciones, demostraban su sello como impronta de garantía y calidad.
Las empresas y los empresarios, pasaban por estas situaciones. Eran empresas que trabajaban para PDVSA. Constituida en suficiente aval de éxito en un país con una economía en crecimiento, que no supo deslindarse de la única fuente generadora de riqueza. Ya sabemos, el petróleo no se sembró.
Entendido este infortunio para nuestro país que contaba con un portafolio de ventajas competitivas desde sus materias primas, se fundamentó tal situación en alarma y frases famosas de economistas, pensadores, escritores, sin que el deslinde se diera y ofreciera posibilidades de asirse a otras áreas de desarrollo, ajenas al gigante petrolero que de manera directa e indirecta, regia la vida nacional.
La destrucción de Pdvsa que conocemos de primera mano, es la misma de las pequeñas y medianas empresas creadas para trabajarle. Los efectos y consecuencias, son reveladores del poco interés por diversificar la economía. También los empresarios, cerraron empresas que dependían de aquel exitoso gigante petrolero a nivel mundial. No pudieron separarse y menos cortar el cordón que les unía, demostraron que dependían de los gobiernos y del actual, no serían la excepción.
Ninguno los ha golpeado tanto y arrebatado tanto como este. Y aquí, descansa parte de la crítica de gruesos sectores de la vida nacional, molestos por la entrega verbal de aquel 20 del pasado julio. Ningún gobierno, les había descalificado hasta cansarse, ni corrido la arruga para amenazarlos con más, si osaban rebelarse. Ningún otro, ni siquiera, la dictadura de Gómez, les había asfixiado tanto.Y allí, descansa buena parte de las críticas desatadas contra el gremio, incapaz de deslatarse del actual gobierno. Más bien lucen dispuestos a conversaciones para seguir o más bien iniciar, alguna sólida relación basada en respeto y comprensión.
Cuando señalamos que somos una sociedad madura, no reverenciamos la incapacidad del gremio empresarial para romper y evitar acercamientos, llamamos la atención sobre la urgencia de revisarse y redimensionarse en aspectos donde el país, logrado un grado importante de concienciación ha desarrollado un sentido colaborativo e inclusivo. Son términos con similitudes- pudiera ser la interpretación- pero en esencia diferentes y necesarios en sociedades modernas.
Los empresarios no deben cerrar paso a la unidad nacional y por ello, deben revisarse. Desde esa perspectiva, no hay dudas que omitiéndolo, retraen al país, hacia actitudes negativas frente a las exigencias mundiales y nacionales. Son cambios, que conllevan revisiones y no cabe dudas que estos cambios, abandonarán la visión ciudadana de verlos, ajeno a los intereses comunes del país.Todos, demandan actitudes más concertadas y definidoras de nuevas políticas.
Continuar ajeno a estos denominadores comunes de la opinión pública, es alimentar más distanciamiento con el resto del país.
Eneida Valerio Rodríguez
@eneidavalerio