Antes de definir el concepto del agregado liquidez monetaria, conocido también en el mundo académico como oferta monetaria o masa monetaria es conveniente clarificar lo siguiente:
Liquidez: es la capacidad que tiene cualquier activo de convertirse en líquido, lo que es igual a transformarse en dinero. Desde el punto de vista estrictamente financiero liquidez representa la capacidad de cubrir gastos.
Público: este concepto es necesario especificarlo para entender más adelante el alcance de lo que se denomina liquidez monetaria. Público es toda persona natural o jurídica que opera en el sector privado o en el sector oficial. Para el concepto de liquidez monetaria se excluyen de la calificación de público la banca y el gobierno.
Aclarado lo anterior, se define como liquidez monetaria la cantidad de dinero y cuasidinero que circula en la economía en manos del público, lo que lleva implícito que, en su interior, suman activos líquidos con otros de menor grado de liquidez y que, además, poseen otras condiciones en materia de rendimiento y plazo que los muestra como un componente distinto al primero, que es más líquido.
En este sentido, es importante saber que en la medida que un país tenga un sistema financiero y bancario más desarrollado, la liquidez monetaria podría estar estructurada hasta por tres (3) o cuatro (4) componentes. En Venezuela la liquidez monetaria tiene solo dos (2) componentes, ellos son:
1.) Dinero o circulante
Incluye: efectivo, depósitos a la vista y depósitos de ahorro transferibles.
2.) Cuasidinero
Incluye: depósitos de ahorro no transferibles, depósitos a plazo y certificados de participación
De la suma de ambos componentes, cuya fuente principal son los estados financieros de las instituciones bancarias, más la preferencia por el efectivo del público estimado por el banco central en su modelo base monetaria-multiplicador, resulta el total de la liquidez monetaria del período que se quiera calcular.
En Venezuela se simboliza como M2, indicando que este agregado solo tiene dos componentes, a diferencia de economías más desarrolladas, tanto en el sector real de la economía como en el sistema financiero, donde el agregado de liquidez se identifica como M3 o M4 por tener más componentes.
Examinar la tendencia de la liquidez monetaria y junto a ella probables cambios en la estructura de sus componentes lleva a reflexionar sobre probables amenazas de desestabilización de la economía no deseables como:
1.) Si la liquidez está acelerando su crecimiento mucho más que el producto interno bruto, se debe tratar de detectar si la fuente de dinero primario (emitido por el banco central) es la principal razón de ese aumento o si proviene de una mayor expansión secundaria del dinero vía crecimiento de la actividad crediticia de las instituciones bancarias.
El examen de la evolución del cociente M2/PIB (grado de monetización de la economía) ayuda mucho en esta investigación.
2.) En caso de que el componente más líquido, también llamado circulante (efectivo, depósitos a la vista y depósitos de ahorro transferibles) tenga mayor representación dentro de la liquidez monetaria puede ser indicativo de un cambio importante en la demanda nominal de dinero por parte del público que se traduzca pronto en una caída de la demanda real de dinero por expectativas inflacionarias.
El caso de Venezuela ha sido un laboratorio que comprueba lo anterior. Observe: en año 2004 el cociente circulante/M2 alcanzó la proporción de 60%, en 2012 ya se situaba en 97% y ahora, al final del 2020, ya toda la liquidez monetaria (M2), es decir el 99,8%, era circulante.
Sin dudas, esta realidad, además de estar correlacionada con la hiperinflación actual, nunca registrada en cualquier economía latinoamericana, representa un compromiso tanto para el banco central de actuar como banco de reserva, como para la banca administrar las reservas oficiales (encaje legal) que se le imponen, ya que es obvio que en este escenario jamás existirán reservas excedentarias (excedente una vez cubierto el encaje legal), haciéndose esto mucho más grave si dicho encaje legal se coloca en un nivel tan alto, que da poca maniobra para la intermediación crediticia.
Para comenzar a evaluar los determinantes de la liquidez monetaria en una economía, se debe tener en cuenta que estos se originan por las actuaciones del público en sus formas de preferir el dinero, las decisiones de la sistema bancario respecto al manejo de las reservas bancarias, el papel del gobierno y otras instituciones oficiales en la emisión primaria del dinero y la propia actuación del banco central en varias de sus funciones.
Todos estos factores se expresan en variables que sirven para construir un modelo que se identifica, finalmente, como M=m.BM, siendo M liquidez monetaria, m multiplicador monetario y BM base monetaria. Esta última resulta relativamente fácil obtenerla del balance monetario (no contable) del banco central de donde se extraen las fuentes y los usos de la base monetaria o dinero de alta potencia (dinero primario).
Las fuentes de la base son las reservas internacionales netas, más el crédito interno del banco central que se divide a la vez en crédito al sector gobierno y otras instituciones oficiales y créditos al sector financiero.
A estos dos activos del banco central se le resta los pasivos no monetarios del banco para finalmente obtener el uso de la base monetaria o dinero primario, que se conoce en el balance del instituto emisor como pasivo monetario e incluye el efectivo emitido por el banco central en poder del público, más depósitos especiales del público y las reservas de toda la banca que opera en el país. Toda esta suma de pasivos monetarios es la llamada técnicamente Base Monetaria.
Por su parte, el multiplicador se construye tomando en cuenta los cocientes de preferencia del público por los depósitos que pagan intereses (a), preferencia del público por el efectivo (c) y el cociente de reservas excedentes bancarias (r). El multiplicador resulta m = c+1/c+r(1+a). Observe que si en la formula los valores de a y r son nulos o cero el multiplicador no funciona por solo tener el público preferencia por el dinero (c) para destinarlo a la adquisición de bienes y servicios y demandar monedas sustitutivas que en alguna medida los compensa de la inflación.
Por todo lo anterior, en una economía monetaria trastocada como es la realidad venezolana, el extraordinario crecimiento de la demanda nominal de dinero por razones de la muy elevada inflación, prácticamente solo se atiende con dinero primario o base monetaria inyectado a la economía vía sucesivos incrementos del gasto fiscal y de las empresas estatales, financiadas monetariamente por el banco central, hecho éste que, en ausencia de un viraje de política económica y la aplicación de un programa integral de estabilización, hace difícil ser optimista acerca de la posibilidad de que la economía comience a transitar una senda reactivadora.
La hiperinflación y la dolarización informal de la economía seguirán profundizando la caída de la demanda real del bolívar y al gobierno solo le quedará seguir demandando financiamiento sin respaldo productivo realimentando el proceso alcista de precios. La economía se encuentra entrampada, solo falta la voluntad para resolver este problema adecuadamente.
Finalmente, vale la pena recordar que Venezuela siempre fue una economía donde la emisión primaria de dinero, a través del gasto fiscal, era conceptualmente propiciadora de inflación por su condición de economía petrolera, pero esta condición era mucho más que compensada por su alta capacidad para importar, dado los crecientes niveles de reservas internacionales que permitían desmonetizar la dinámica económica; y además, por los esfuerzos de los organismos oficiales de presentar presupuestos mucho menos deficitarios .
Hoy la economía venezolana no cuenta con ninguno de estos factores.
Banca y Negocios