Mirta Eugenia ha padecido de insomnio y varias de sus amistades la han tranquilizado asegurándole que a los 60 años va a empezar a dormir a tiempo completo y llano. Sin embargo, la vida de ella ha sido bella y emotiva. La fusión del Banco de Fomento de Oriente nos llevó a Cumaná. De suerte pues, de esta manera, los Acosta Carrillo se trasladaron a vivir desde Maracaibo a La Primogenita del Continente; del charco del Lago a la inmensidad del mar; de la corvina y la bocachica a la sardina y el arenque; de lo dulce del Lago a lo salado del mar.
Pero algo enredado se da en la vida de su hermana mayor, Katiuska. un problema de salud dental consistente en una deformación en su dentadura, plantea la intervención de un caso de ortodoncia cuyo servicio no había llegado a Cumaná. Entonces se hace necesario resolver la cuestión vía Maracaibo, y así se decide. Se inscribe a Katty en la Facultad de ingeniería de la LUZ; se contrata al profesional médico odontológico y se destina a la joven de 15 años a vivir con su abuela paterna en la calle Venezuela, cerca de San Juan de Dios y el padre Rosales.
Pero sin calcularlo nadie, ni pensarlo nunca alguien, Katiuska se enamora de su primo Leo y Leo se enamora de su prima Katiuska. El amor, a lo Romeo y Julieta, se nutre de manera natural e intenso y de forma dramática. No hubo forma, ni modo de hacerles entender el riesgo del choque de consanguinidad con sangre y vínculos tan cercanos como estrechos. Ni siquiera los canastazos del Obispo Parra Leon sobre la cabeza de los contrayentes pudieron evitar el matrimonio tan bellamente consagrado y que legalmente nada se pudo hacer para suspenderlo.
Años después de parir dos hermosas damitas, al tercer parto, aparece un hijo varón. Se presenta con trastornos cerebrales graves e irreversibles. No obstante, la cosa no se queda allí. Salen más enamorados que nunca y un nuevo varón se produce por la vía normal. Al insistir en sus tercos deseos de aumentar la familia, una tercera hermana con las mismas gravedades, llego a la casa.
Mirta Eugenia se había graduado en Educación Especial en la ciudad de Denton, y luego de algunos años, regresó a la ciudad de Houston contratada por el Distrito Escolar de Houston para trabajar en la Elemental Sanchez en el área de educación especial. Desde allí, hace los contactos con la TWU, donde había estudiado, y empieza una labor de ayuda diligenciada en pro de sus sobrinos. tantos años han pasado, que acaba de recibir un diploma de 20 años de antigüedad que empezaron en el año 2000. De ese mismo modo, Mirta Eugena pudo desarrollar un Master en Dirección de Escuelas en la St Thomas University, que le permitió ser nombrada Supervisora de 19 escuelas con una población de niños excepcionales de 1,500. La asistencia y continuidad de estos procesos han dejado tal cobertura en sus sobrinos que, a estas alturas, ambos superan los cuarenta años de edad sanos y salvos.
Mirta Eugenia no se cansó ni joven, ni a media edad. Ella ha sido atleta de varias modalidades que tocan la bala, el martillo y el disco, y profesora de baile en varios gimnasios. Como emprendedora, fundó una escuela de inglés para niños y adultos. Así mismo, ha sido padre y madre para sus hijos, sin menguas y sin cansancio. El estudiante de música y sonido Carlos Felipe y la fisioterapista Ana Cecilia quien se había graduado Cum Laude en el High School. Pero igualmente, Mirta Eugenia y sus hermanos, cubren etapas en la vida de sus padres, de 92 y 87 años, con asistencia habitacional alimenticia y medicinal que atienden con espectacular voluntad y cariño. En ese servicio se incluyen varios nietos.
Por todo estos extremos, felicitamos a Mirta Eugenia por su nobleza y sus años de servicios profesionales. Es preciso recordar que también Mirta logro lo mas importante del sueño americano al ganar con su obra social de maestra la nacionalización norteamericana que le da el derecho de recibir el pasaporte de Los Estados Unidos y el uso propio de entonar, con amor y cariño, las estrofas del “The Star Spangled Banner”.
Luis Acosta