Napoleón Bravo y Laureano Márquez. Por Luis Acosta
Napoleón Bravo se encuentra viviendo en los predios del Estado de la Florida de Los Estados Unidos mientras Laureano Márquez lo hace en el filo abierto de las tierras y aguas de las de las ensenadas de la Península Ibérica en las modestas propiedades de sus padres. Napoleón Bravo, por agudo, y Laureano, por fino académico y versatilidad asombrosa, realizaron un ensayo de facultades sobre una entrevista que solo hombres preparados pueden darle vida con grandeza, espíritu de altura y divorciados de acciones incoherentes y maliciosas, donde solo pueden entrar aquellos que hayan andado por los caminos dorados del conocimiento.
Bravo, por naturaleza de carácter duro, fuerza trabajadora e inteligencia natural, periodista de coraje y acción; También de cara simpática y verbo encendido, brillo durante sus trabajos políticos en televisión, prensa escrita y radio. Agreguemos, de tertulias agradables y abordajes agresivos en la forma de atacar su trabajo con seriedad y honesto performance, además de decente y culto.
Reapareció Napoleón dirigiendo una entrevista al formidable hombre de las mil caras y de múltiples voces y facetas el laureado y estudioso Laureano Márquez, fino académico y periodista de sobriedad y nutrición social. De calidad y lleno de prestigio, cultura y sabiduría para narrar lo mágico de su historia de tan difícil comienzo y bello final con el regreso a su hogar con sus familiares en España, y las ganas inmensas de volver a Venezuela.
Laureano lucia como el despertar de un sueño que el Rey Morfeo lo embriagaba, con el olor de un café puro y bien tostado que lo pone en órbita en el ambiente de una peculiar conversación donde solo se manejaban conceptos de especial contenido conformados por una vida ejemplar de signos intelectuales , altamente protegidos por la seguridad que cubre la elocuencia y la realidad de un encuentro mágico que solo las coincidencias desatan por su cariño y sutiles expresiones de lo hermoso, lo espontáneo y el perfil feliz de lo fecundo.
“Hecho en Venezuela”, Márquez se hizo venezolano tan pronto sus padres lo trajeron al país a los ocho años de edad. El pueblo se enamoró de Laureano y Laureano se enamoró de Venezuela. Abogado, comediante humorista, guionista, estudioso, Profesor universitario, redactor de libros y cuentos, todo lo ha desarrollado en Venezuela en su denso crecimiento intelectual y anecdótico de artículos de prensa de singular pedagogía.
Buscando qué hacer en Caracas, Laureano empezó en el año 1988 las imitaciones de “El Tigre” Eduardo valioso éxito que le permitió después imitar con su voz y preparación cultural a Rafael Caldera, Uslar Pietri, Luis Herrera y otros personajes de la farándula política venezolana y latinoamericana. Pero igual, fue guionista y libretista para Radio Rochela, tan conocida en el país y el extranjero. Humanista de fino quilates y ciudadano especial de grandes recursos académicos capaz de no esconder el orgullo y la altura del crecimiento científico de la universidad de trescientos años de antigüedad como lo es la Universidad Central de Venezuela en Caracas, cuna de El Libertador.
Con razón Laureano Márquez maneja a Bolívar por su vida y el esplendor y performance de su acción militar y cívica de liberar a cinco naciones, pero también puede hablar de Mozart o del Cid Campeador, Rodríguez Díaz de Vivar. Con Emilio Lovera conformó un par de finos artistas del mejor calibre en la materia que han sido solicitados en toda Hispanoamérica , especialmente en la República Argentina.
Un humorista sentimental y romántico, de calidad y cantidad se formó en Laureano Márquez haciendo reír al más caradura de los hombres, multiplicando su contento y separándolo de toda mezquindad. A salto de garrocha, elevando su estatura filosófica, a los trotes de la convivencia con los dioses del Olimpo que metieron a Laureano en la filosofía de Ortega y Gasset “el hombre es el más sus circunstancia”.
Así creció Laureano. Todo lo ha logrado grande y hermoso. Su amor por la amistad se hincho en Venezuela y sus rasgos de goce le roció toda su vida y su compañía resultó siempre esplendorosa. Más su fe desborda sus sentimientos. Estamos orgullosos de ti Laureano Márquez, que así siga siendo!
Luis Acosta