La reconversión monetaria no bajará la inflación, ni reactivará la economía, mucho menos resucitará al Petro; tampoco evitará que en poco tiempo veamos una nueva ampliación de ese nuevo Cono Monetario, y que en unos años tengan que hacer una nueva reconversión.
Lo que quiero significar, es que una medida como esta debe venir acompañada -por ejemplo- con criterios y cumplimientos de leyes, como el artículo 320 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), es decir, que el Banco Central de Venezuela (BCV) deje de financiar el gasto público mediante la emisión de dinero inorgánico, siendo esta la causa principal por la cual llevamos 44 meses en hiperinflación.
La eliminación de los seis ceros a la moneda nacional es la tercera reconversión monetaria que establece el gobierno en los últimos 13 años, en la que en total le han quitado 14 ceros a nuestro bolívar, y que nos mantiene con un poder adquisitivo pulverizado.
Ya no hay excusa que valga: primero eran los 40 años de la cuarta república, luego el paro petrolero, después la caída de los precios del petróleo, siguió la guerra económica, para finalizar esta cadena de pretextos con las sanciones.
Como recientemente lo dijo el propio Nicolás Maduro: “a nadie le acepto la excusa de que por el bloqueo no se pudo hacer tal o cual cosa…”, aun cuando él mismo la haya usado hasta el pasado reciente, porque si algo tenemos en Unidad Visión Venezuela, es que de amnesia no sufrimos.
Sin medidas económicas, fiscales y monetarias serias, el bolívar seguirá en franco deterioro y con él nuestro poder adquisitivo y calidad de vida. La debilidad de nuestra moneda no es la causa, sino la consecuencia de una situación económica desastrosa. Llegó la hora de que asuman su responsabilidad, de que el vicepresidente del área económica, Tareck El Aissami, asuma las riendas del asunto. O corre o se encarama.
Es que ni Adam Smith, John Maynard Keynes o Christopher Freeman, hubieran dado concepto tan atinado para definir “política monetaria” de este gobierno. Ensayos y errores a granel, en el que cada prueba nos hunde más en el hueco sin fondo en el que nos han metido.
Lo cierto es que en el 2008 fueron 3 ceros, luego en el año 2018 fueron 5 ceros y ahora son 6 ceros más. La pregunta de las mil lochas es: ¿De cuántos ceros será la próxima reconversión? ¿Por cuánto tiempo dejaremos de ser pobres millonarios?
No hay que ser economista para saber cuál será el resultado de una reconversión que llega en medio de una campaña electoral, sumado al aumento del gasto público para poder cumplir con los pagos de fin de año.
La realidad es que sea bolívar fuerte, soberano o digital, seguimos en “la misma miasma”. Terminaremos este año según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el PIB (Producto Interno Bruto) per cápita más bajo del Continente. Somos más pobres que Nicaragua, Haití y Honduras. Pobres millonarios pobres.
Para finalizar, suscribo las palabras del profesor José Vicente Carrasquero: “hace 30 años, Bs 4.300.000 eran un millón de dólares. Hoy la misma cantidad de Bs equivale a 1 dólar. 3 décadas y una generación perdida”.
Dip. Omar Ávila
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