¿Resuelve la negociación nuestros problemas? Por Marlon S. Jiménez García

Venezuela, país de ensueño, fundador en el continente, en tiempo y espacio, de la pluralidad política; es hoy un país de pesadilla; de ruindad política, económica, social y moral; la emigración es el pan de cada día, sobre todo de nuestro principal talento profesional y laboral y está inmerso bajo el control absoluto de un “régimen dictatorial”: su norte es avasallar a todos los sectores políticos, económicos, sociales, culturales, y religiosos que fijan posición sobre el desmadre generalizado causado y contrasta con una política de persecución, de cárcel y de muerte.

Nuestra realidad actual era impensable hace 22 años atrás, Hoy, Venezuela es un país de nula posibilidad de alcanzar una mínima calidad de vida; cada día disminuye el lapso de vida de nuestra gente. Hoy el principio de la “primacía de la realidad” es determinante; el régimen cada día se reduce en su seriedad y su responsabilidad de gestión, y logra impopularidad geométrica. Aunque por allí hay una encuesta DATINCORP, que por razones SUI GENERIS,  su propietario le da al Maduro, solo un rechazo del 65%. ¿Por qué será?

Millones de conciudadanos salen despavoridos, “como si vieran al demonio” de nuestras fronteras (ACNUR, señala que hoy son, más de siete (7) millones de nuestra población, entre jóvenes y profesionales o ambos) a buscar horizontes distintos y diversos para poder congraciarse con la esperanza de un mejor vivir: salud, medicinas, comida, trabajo, paz espiritual, libertades ciudadanas, capacidad para ahorrar, para así ayudar económicamente a su familia en el país. 

En lo particular, sufro, como centenas de miles de familia, la partida de mis dos hijos, ambos médicos especialistas, graduados en LUZ con altas calificaciones y mucha experiencia profesional, que de nada le sirve en el país ya que los salarios que devengan en el sector público no les alcanza para las tres comidas del día de la familia, ni tampoco para pagar el alquiler de un apartamento y mucho menos en la compra del mismo, así como de un vehículo. Hoy engrosan la lista de desterrados de su patria por las razones precitadas. 

Los que nos quedamos en esta tierra que nos vio nacer y nos brindó las oportunidades infinitas de crecimiento individual y familiar lo hacemos a conciencia de que necesariamente tenemos que enfrentar la “alta represión” de los sanguinarios de la FAN, de los colectivos y de las fuerzas represivas cubanas que se encuentran en el país, preparados para salir a matar como lo hicieron con nuestra juventud en las protestas de 2016 y de las otras instituciones del país como la Fiscalía General de la República, el TSJ (la magistrada Carmen Zuleta de Merchán, Profesora de la ilustre universidad que, dirigió en sus inicios de reapertura, el conspicuo Dr. Jesús Enrique Lossada, LUZ, dijo: “Nosotros tenemos que dejarnos de ese fetichismo legal, de que si no lo tenemos en la LEY, no existe. Eso no es necesario. El Derecho es la interpretación judicial, el Derecho que se siente, no el derecho que se quiere” y todas las instituciones que conforman la estructura constitucional del Estado de Derecho en Venezuela.

El país está a punto de estallar, de explosionar económica y socialmente, aunado a una crisis en los servicios públicos de proporciones mayúsculas, que ahoga toda posibilidad de desarrollo.

Ahora bien, si estas negociaciones tendrán incidencia en “cambiar estructuralmente” estas situaciones bienvenidas sean; si no es más de querer “maquillar” esta realidad latente y de vida de todos los venezolanos, será un estruendoso FRACASO. Espero, que por temor en lo individual del régimen que, el gobierno pueda acceder a algunas peculiaridades de su nefasto  y cotidiano accionar. De verdad, discúlpeme Ud., mi querido lector, sin ser radical, pero NO CREO en los comunistas; su  “filosofía diacrónica” de vida está relacionada intrínsecamente con la MENTIRA y la MUERTE y ambas la combinan a lo DIOCLESIANO para mantenerse en el poder. Un 41% sólo, de los venezolanos de a pie, según EXPOSE, confía en el diálogo; ojalá pueda crearse un escenario de discusión franca y con la ayuda de la CPI y la extradición de Alex Saab, pueda generarse los cambios tangibles que necesita Venezuela, para lograr una sociedad democrática y de libertades plenas, en el corto plazo.

 Esperamos lo que viene (que ya está) y actuaremos con gallardía como buenos hijos de Bolívar. Para luego es tarde.

 

Marlon S. Jiménez García

Marlons.jimenez55@gmail.com

@marjimgar

 

 

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