Primero fue el avión que chocó contra la Torre Norte del World Trade Center. Las primeras hipótesis apuntaron a un accidente, pero no tardaron en desvanecerse esas ideas, especialmente cuando los ataques continuaron.
Dos horas después, un vuelo comercial que había sido secuestrado cayó en un campo de Shanksville, Pensilvania, sin lograr alcanzar ninguno de sus objetivos finales: la Casa Blanca o el Capitolio. Todo llevó al entonces presidente George W. Bush a confirmar que sí se trataba de un ataque terrorista contra Estados Unidos.