El 21 de noviembre de 2021 quedará registrado en las páginas de Venezuela como una fecha trágica y vergonzosa, los venezolanos hemos sido abandonados a nuestra suerte, hasta los menores vestigios de oposición han desaparecido, han decidido someterse al chavismo, a los designios de sus instituciones.
Sencillamente no hay coherencia, no se puede combatir un régimen castrista desde sus escenarios, con sus instituciones, con sus reglas, ello es algo tan contradictorio como preocupante, pues desde todo punto de vista los malos pensamientos se alimentan.
Por ejemplo ¿Será casual que la supuesta oposición participante vaya tan desunida, no solo en 2 bandos sino en tres, cuatro y más segmentos, dependiendo de los estados y municipios? Al mismo tiempo, todas estas precampañas electorales se adelantan sin austeridad, los candidatos hacen gala de variadas propagandas, holgadas logísticas e infinidad de recursos, pareciera (solo especulamos) que todos tienen un mismo financista quien les ha dicho “yo les doy todos los recursos que requieran (y más), pero con la única condición que no vayan unidos” de este modo, los candidatos de “el financista” ganarán en caso que exista participación.
Siendo así, no olvidemos que los recursos de las campañas electorales también son un tesoro que puede resolver la vida a unos cuantos, en Venezuela tenemos más de un político especialista en retirarse antes de las elecciones, a final de cuentas, ya han recibido estos recursos.
Por otro lado, nadie más interesado que el régimen en construir una supuesta oposición con quien deliberar, claro, con guiones prestablecidos, quienes de cada 10 frases que pronuncien al menos 7 sea “el Presidente Maduro”. Para ello el chavismo debe ceder un pequeño numero de gobernaciones (3 o 4) y unas cuantas alcaldías, así dan otorgan organicidad a su macabro plan.
Sin embargo, como todos los que pactan con el chavismo, serán tratados miserablemente, tal como le pasó a los denominados “alacranes” y antes de ellos unos cuantos más. Desde sus gobernaciones y alcaldías bailarán el son que les toque el régimen, se les endilgarán todas las penurias regionales y municipales creadas por el chavismo… que agentes ajenos al Psuv participen el 21N es todo un negocio redondo para el castrismo venezolano.
No hay buena fe en nada que envuelva el 21N, creer que un proceso manufacturado por chavistas, con instituciones chavistas, con candidatos aprobados por el chavismo, pueda hacer mella al proyecto chavista es un optimismo mediocre, muy al contrario, el 21N es otro proceso electoral que, sin importar los resultados, gana el chavismo, incluso en las plazas que “pierda”.
Lo trágico es que al menos 8 de cada 10 venezolanos rechaza al régimen, inmensa mayoría que gracias al 21N quedan a la deriva. No sabemos cuánto costará construir una oposición que vuelva aglutinar a los venezolanos, darles esperanzas, un norte que vuelva animarlos ser parte activa en la lucha por nuestra segunda independencia.
Luego del intento constituyente de 2017, las regionales del 21N quedarán marcadas como las elecciones más tristes, dan por sentado que las altisonantes sospechas donde la fórmula diálogos – elecciones no han servido más que para satisfacer los oscuros intereses de los políticos de turno, donde los venezolanos solo hemos sido una ficha que regula las ofertas y demandas personales de las “contrapartes” ¡Horas amargas!
Leandro Rodríguez
@leandrotango