Este 21 de octubre, se cumplieron 69 años del asesinato del Secretario General de Acción Democrática, Leonardo Ruiz Pineda, a escasos dias de un fraudulento proceso electoral, convocado por la dictadura para el 2 de noviembre de 1952. Meses atrás, se produjo un incendio con saldo de muertos, durante una misa en la Basílica “Santa Teresa” de Caracas, un miércoles santo, 9 de abril del mismo año. A ese tipo de fenómenos o coincidentes hecho, teológicamente le han llamado «Signo de los Tiempos», definidos como “procesos históricos generalizados, que anticipan tiempos mejores e implican un consenso colectivo”, que a 69 años de distancia, tienen en común, la convocatoria a elecciones regionales, una docena de presos políticos muertos, en extraños sitios de reclusión, el más reciente del general Raúl Isaías Baduel, connotado responsable del ascenso al poder de Hugo Chávez, y otros centenares de detenidos, sin el constitucional «debido proceso».
Todo esto en medio de una crisis política, social y económica, con más de 6 millones de venezolanos deambulando por el mundo como parias, a extremos, que la Corte Penal Internacional, ha encontrado elementos para juzgar al régimen militarista por violación de Derechos Humanos y crímenes de Lesa Humanidad, en el marco, de un escándalo internacional, con la extradición a los Estados Unidos, de un ciudadano colombiano, Alex Saab, inconstitucionalmente nacionalizado y acusado de «lavado de dinero», dentro de toda una red de corrupciones, que implican gobiernos y dirigentes políticos, más allá de las fronteras venezolanas y al que, el régimen militarista invistiera como diplomático, para burlar la justicia, como si se viviera en un mundo de impunidades.
Igualmente a ello se suman otras extradiciones desde España a Estados Unidos, de los ciudadanos venezolanos Hugo Carvajal, exjefe de inteligencia venezolana, por narcotráfico, lavado de dinero y colaborador con la guerrilla terrorista de Colombia, así como a Claudia Patricia Díaz Guillén y su esposo, Adrián José Velásquez Figueroa, acusados de participar “en un esquema de corrupción que incluyó lavado de dinero, en un mil millonarios intercambios de divisas y pago de sobornos” por La Fiscalía federal de Miami. Semejante situación, inédita en el mundo, evidencia signo de un tiempo, frente a una delincuencia organizada, asociada al terrorismo y el narcotráfico, que amenaza al mundo occidental, desestabilizando economías y la mismísima paz.
Para 1952, Venezuela era sin duda todo lo contrario a lo actual, y aún con los señalados signos de su tiempo, fue a las convocadas elecciones. Rafael Caldera denunciaría: <<de que este proceso electoral lejos de ofrecer la libertad y seguridad necesaria para la propaganda política, se ha caracterizado por la arbitrariedad, el atropello y el ventajismo>> ¿Por qué entonces se fue a esas elecciones con los antecedentes señalados por Caldera? ¿Por qué no hubo solidaridad con los partidos políticos inhabilitados? A 69 años, se repite lo mismo y de nuevo la interrogante ¿Por qué participar divididos? Sin duda, todo indica, que ciertos sectores de la oposición han sido beneficiados por los negocios del Zar de las corrupciones, Alex Saab, quien ya notificado de los cargos por los cuales será juzgado, esa oposición ha sido incapaz de fijar posición, víctima de chantajes y con cierto liderazgo etiquetado «por favores recibidos del militarismo chavista» en tribunales de la República, que les compromete y la madrugada del 21 de noviembre, además de los aportes de los extraditados, presagian, un nuevo “Signo de los Tiempos”.
Jorge Ramos Guerra
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