Luego que ya teníamos la idea de lo que íbamos escribir esta semana, sucedió la extradición de Alex Saab, obligándonos, de agradable forma, a cambiar de tema.
El caso de Saab nos llamó la atención desde su comienzo por la sonoridad que adquirió casi de inmediato. La detención de Saab en Cabo Verde encendió los parlantes de régimen de una manera febril y a los pocos días lo habían rodeado de abogados de renombre y experiencia. El régimen pidió ayuda a todos sus aliados internacionales para que sutil o abiertamente amenazaran a las autoridades y jueces de Cabo Verde para que soltaran al preso o habría consecuencias. En ningún caso anterior se había presentado tanto interés y virulencia. Ni siquiera en el caso de sus propios sobrinos habían puesto tanto evidente esfuerzo.
El rechazo colectivo que preparó Maduro para el caso Saab incluyó marchas, grafitis, declaraciones, solicitudes a organismos internacionales y muchos otros, es decir una batalla enorme y en todos los frentes. Hasta localmente, y a modo de ejemplo, en una reciente video conferencia organizada por la UCAB sobre el caso Saab, enviaron varios abogados rojos para que en el espacio de las preguntas argumentaran sobre lo ilegal de su detención y soltaran decenas de razones tratando de demostrar que todo se hizo mal y perversamente.
Las cosas de palacio van despacio, dice el refrán, y los jueces de Cabo Verde “se la tomaron con soda” y sin apuro. Aceptaron cualquier petición de la defensa de Saab para procesarla y así pasaron 15 meses hasta que se autorizó la extradición. Cuando se supo la noticia de su traslado, Maduro y sus allegados estallaron en cólera y como respuesta a la supuesta agresión, a unos pobres americanos procesados judicialmente en Venezuela y que les habían dado casa por cárcel, los regresaron de un solo jalón a chirona, dando prueba inequívoca de que el sistema judicial venezolano es un brazo político dominado por Maduro, cual dictadura.
Algunos días antes, super bigote (Así se llama Maduro a sí mismo en intervenciones públicas) había inventado, en un acto de desespero para evitar la extradición, nombrar a Alex Saab como representante en una importante mesa de negociación que sucede en México dando con esto a entender la importancia de que dejaran libre a su protegido.
Así que cabe la pregunta del porque Maduro le ha puesto tanto empeño al asunto. Saab registró unas doce empresas que hacían negocios con el régimen (tal como muchos otros) y si cobraba de más y luego les pasaba su parte a sus protectores pues tampoco eso sería extraño en este nido de víboras venenosas que mandan en dictadura. Tampoco se trata de defender a un pana o un embajador, así que Saab debe ser de otro nivel de importancia y, como especular es gratis, diremos ahora las razones del desespero.
La primera aproximación es que Saab revelara que, en efecto, hacía marramucias comerciales y le pasaba comisión a alguien o que Maduro hacía esto o aquello o lo usaba de intermediario para comprar armas y municiones. Cualquier cosa que se nos ocurra sobre acusaciones a Maduro y sus cómplices serían fácilmente rebatibles diciendo que a Saab lo están torturando para que diga mentiras y listo.
Así que el miedo a lo que diga o pueda decir Saab no es la razón que explica tanta angustia. Solo queda entonces suponer que Saab es la llave de acceso a dineros que se han ido acumulando y no hay forma de meterles la mano con el tipo preso. El monto retenido debe ser enorme pues si no fuera así como justificar tantos recursos y esfuerzos empleados.
Debe tratarse de una gran suma que se venía utilizando, principalmente, en la expansión del proyecto comunista y en el aseguramiento de la “lealtad” de las armas. Por supuesto todas estas ayudas son secretas y solo podremos saber de su existencia por los resultados como por ejemplo un enfriamiento en la campaña de Petro en Colombia o la deserción de militantes asalariados en miles de grupúsculos ñángaras regados por todo el continente o hasta algún sorpresivo alzamiento militar en casa.
De lo que no hay duda es que el interés por Saab se debe a la necesidad de su presencia para acceder a grandes montos guardados. Si Saab no está libre el dinero es como si se hubiese quemado y eso es fatal.
Es posible que antes de la captura de Saab ya se conociese de su importancia para movilizar el dinero y al detenerlo se comenzaba a afectar a Maduro, a su régimen y a las ayuditas para los revolucionarios de todas partes. Quizás eso explique el poco interés gringo en apurar la extradición pues ya el daño estaba hecho.
Malos días para el régimen y además pronto se tragarán sus palabras y volverán mansitos a la mesa de México. La declaración opositora a Maduro de que “ninguna persona es más importante que el pueblo venezolano” fue como un batazo en los dientes luego que rebuznaran y suspendiesen la asistencia a la mesa debido a la extradición del pajarito.
Aire fresco se respira.
Eugenio Montoro