Para el politólogo de la UCV, John Magdaleno, hay varias modalidades para interpretar los resultados de estas elecciones regionales.
En primer término, los resultados de la elección a gobernadores: el examen de la data de ese tipo de elección arroja, expone el portavoz, no solo las tres gobernaciones que conquista la oposición (Cojedes, Nueva Esparta y Zulia), sino que también debe escudriñar sobre los casos de estados donde la oposición estuvo muy cerca; de hecho queda pendiente un pronunciamiento sobre el caso de Barinas, pero en este último pareciera que claramente se impuso el candidato opositor, Freddy Superlano.
El web site del CNE declara –no obstante- que se espera una totalización, pero rueda con fuerza que Superlano habla con actas en mano.
“Lo que quiero significar es que hay no menos de 5 estados donde el resultado es reñido. En Apure la diferencia es de menos de 1.500 votos, según el comunicado leído por el presidente Calzadilla. La diferencia en Barinas es también de menos de 1.500 votos. El caso del estado Lara, la derrota de Falcón está asociada a la imposibilidad de que se llegara a un arreglo. Y eso, desde luego, impide que se capte esa gobernación para las fuerzas opositoras”, indica la fuente.
Luego está el caso de Miranda donde la disputa fue bastante pública. Está el caso del Táchira. Es decir, hay cinco estados donde por poco la oposición no obtuvo la gobernación. “Pero podemos sumar Amazonas, donde la brecha es de alrededor de unos 6.000 votos, y estoy usando el primer boletín oficial, y el caso de la Guaira, donde la brecha es de 8.000 votos a favor de Alejandro Terán, lo cual supone que la votación de José Manuel Olivares crece mucho en cuanto al histórico de la oposición en ese estado, 42% es la votación que obtiene Olivares, aproximadamente”, avanza en su declaración.
– Faltó estrategia y articulación-
Y llega a una primera conclusión: en cuanto a las gobernaciones la oposición tiene 3, pero ha podido obtener entre 8 y 10, en el caso de que su nivel de organización y articulación estratégica hubiera sido mejor. Si los factores de oposición se hubieran coordinado mejor, el resultado está comunicando que hubiera podido obtener entre 8 y 10 gobernaciones.
“Una segunda forma de leer los resultados son los resultados de las alcaldías. Ya se sabe que la oposición en suma, es decir, la MUD, la Alianza Democrática, y otros factores opositores (o no opositores dependiendo de cómo se les denomine), obtienen 117 alcaldías, hasta ayer en la tarde que seguían en disputa 13 alcaldías. Ese segundo resultado es mucho más favorable, y es el récord que ha obtenido en los 22 años que han transcurrido”, espeta Magdaleno.
Una tercera forma de interpretar esto –precisa la fuente- debería leer los concejos municipales que obtienen las diversas coaliciones, y ocurre lo mismo con los consejos legislativos estadales. “Se podrían hacer muchas lecturas, porque un elemento es en qué corredores obtiene la oposición las alcaldías. ¿Urbanas o penetra zonas más empobrecidas y rurales? Ahí hay una sorpresa favorable a la oposición”.
– El chavismo no es mayoría electoral –
“Pero hay una última lectura. El chavismo no es mayoría electoral. La votación total que el oficialismo obtuvo es -sin duda alguna- la peor que ha logrado en unas regionales , y en elecciones en general en los últimos 22 años. Es una interpretación crucial que habla de la creciente vulnerabilidad de un régimen autoritario que pierde respaldo, en primer lugar por su ineficacia en materia económico financiera, o socioeconómica, y también por su desempeño político», explica Magdaleno.
El politólogo añade que «por las violaciones de garantías políticas y legales que viene cometiendo desde hace varios años, especialmente con Maduro de modo sistemático, el régimen que no la tiene fácil, ni está muy cómodo, sino que más bien tienen vulnerabilidades de cara al futuro”, tropieza con un punto de inflexión.
En cuanto a la abstención, Magdaleno –quien tiene una maestría en Ciencia Política por la USB- precisa que la misma fue de 58.2%, pero hay que esperar el cómputo final. “Si comparamos con la elección parlamentaria de 2020 la abstención fue de 69.8%. Con respecto a la elección de regional de 2017, fue de 52.7%. Esta comparación es interesante porque en 2017, es precisamente cuando la oposición decide no participar más”, se explaya.
“Si comparamos la abstención de estas regionales con la abstención histórica en este tipo de consulta, hay que recordar la historia. La primera regional que se celebró en Venezuela hubo 54% de abstención, en la de 1992 la cifra fue de 50.7%, en 1995 ronda 54.9%, y en 1998 el número llega a 47.6%, en las mega elecciones de 2000 la cifra fue 46.6%. En 2004 la abstención fue de 49.3%. La elección de 2008, fue de 34.5%. En 2012 la data refiere 48.3%. Hay variaciones. Pero en este tipo de elección el piso de abstención parece 40%”, ofrece una resulta estadística de la mirada al pasado.
“Pero hay un elemento a recordar: alrededor de 4 millones de electores han emigrado. Podría resolverse ese problema si la oposición invitara y convocara a los jóvenes con actitudes favorables a su sector. Fuentes para sustituir a los que se fueron las hay, pero no hay estrategia”.
– ¿Cómo queda parada la oposición? –
Ahora bien, ¿cómo queda parada la oposición después de estas regionales? “Bueno el cuadro político se complejiza para la oposición, porque, por un lado, cuando se revisa la votación de la oposición que ronda los 4.400.000 votos, se encuentra que la MUD representa cerca de 1.800.000 votos, y 2.500.000 votos que estarían sumando la Alianza Democrática y otros factores”.
Con una especialización en análisis de datos por la UCV, el también director de la firma Polity dice que acá hay dos escenarios: “o estos sectores rivalizan de cara al futuro, o hay un acto de madurez donde se consolida un solo bloque, lo cual veo poco factible. Estos escenarios hay que monitorearlos en lo sucesivo. Una presidencial sin unidad sería fatal, y un efecto demostración de eso lo tuvimos en estas regionales, pero la oposición no siempre aprende a tiempo las lecciones”, toma distancia.
Pero, ¿cómo queda la cosa del lado del tablero del gobierno? Magdaleno opina que producto de las gestiones económicas de Chávez y Maduro, sumado a las sanciones internacionales que se vienen produciendo desde 2017, el oficialismo se ha visto forzado a desregularizar la economía.
No se atreve a hablar de una liberalización en sí misma, porque no hay indicios de una apertura de la economía al mundo, no hay una restitución de los derechos de propiedad, etcétera. “La Ley de Precios Justos sigue vigente, por ejemplo. Pero si se han levantado de facto obstáculos que había para que ciertos sectores privados pudiesen operar con libertad”, expresa la fuente.
“A medida que nos aproximemos a un hito nacional, sea un revocatorio o una presidencial, habrá énfasis del lado del gobierno a reactivar la economía. Yo pienso que sí habrá un cambio discursivo hacia la reactivación de la economía. No se han restituido las garantías económicas del todo, pero sí hay un cambio. Luego, la apertura de la causa venezolana en la Corte Penal Internacional (CPI), más la debilidad que muestran para el oficialismo estas regionales, pueden permitir presumir que podría producirse la emergencia de una sub coalición en el chavismo abierta a una liberalización política y económica, más allá de un cambio de discurso”, remata Magdaleno.
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