Otro 25 de noviembre. Por Raúl y Giuliana Ochoa Cuenca

La simbiosis entre  estado y religión ha convertido a muchas de las sociedades del siempre agitado medio oriente, en grupos humanos donde las leyes y en algunos casos las tradiciones de inspiración religiosa, crean lo contrario a lo deseado por cualquier grupo humano, cuál es su desarrollo y su mejoramiento. Son sociedades donde la razón de estado está basada en la religión. 

Todas estos principios están inspirados en La Sharia, la ley que proviene de los textos sagrados de los musulmanes, la cual tiene su base en el Corán (‘recitación’), el Hadiz (‘narración’), el Ijma (‘consenso), y el Ijtihad (‘esfuerzo’). Así, la mayoría de los musulmanes entienden esta ley como la palabra revelada por Dios, ya que empieza tras la muerte del profeta Mahoma en el 632 d.C. la cual es el conjunto de normas que rigen la vida y el comportamiento de los musulmanes tanto pública como privadamente.

Uno de estos países,el Afganistán, el cual pasó de ser un país que por más de veinte años recibió, para bien o para mal, gran influencia occidental, hoy podemos ver la puesta en prácticas de políticas, basadas e inspiradas en cierta lectura que de esos textos sagrados, la Sharia, hace el grupo gobernante, quien diariamente violenta a la mujer basados en una  lectura, la cual para muchos clérigos musulmanes y eruditos de esos textos es una lectura totalmente equivocada.

Pero es el caso que en muchas de estas naciones, la mayoría de ellas, la religión no es una práctica voluntaria, sino compulsoria. De hecho en algunos de esos países se pretende, aún hoy en plena era espacial, que las leyes, desde la madre de todas las leyes como es la carta magna o constitución, hasta aspectos tan triviales como la prohibición a las mujeres de conducir un automóvil o como la norma por la cual la mujer no pueda salir de su casa, a menos que lo sea bajo la tutela de un hombre cercano en el primer grado de la familia, esten inspiradas en textos sagrados, los cuales fueron escritos hace más de 1500 años.

Apreciado lector, permítanos dar un salto desde la generalidad de las bases en las cuales se inspiran estas sociedades, al hacer mención de una situación muy concreta y precisa cuales   podemos observar en algunos de esos países. 

Veamos, por ejemplo, algunas de las atrocidades que esta banda de bárbaros, los talibanes y que gracias a unos acuerdos inspirados en la administración Trump y concluidos por Biden, le entregaron  el poder a ese grupo, más terrorista que guerrillero, en esa históricamente golpeada nación, como lo ha sido el Afganistán. 

Pero aunque sea brevemente veamos que está ocurriendo hoy en la nación que el Sha Durrani fundó en 1747, hoy cuando el mundo a través de un click el universo se conecta de extremo a extremo y también, cuando las superpotencias prueban cohetes con capacidad de volar a 6000 kilómetros por hora, el gobierno afgano ha tomado en los últimos días decisiones que demuestran una violencia en contra de la mujer que raya en la crueldad, como por ejemplo las directrices que el Ministerio Afgano de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio ha hecho públicas. 

Una es la prohibición a las televisoras de emitir películas que incluyan actrices así como en las pantallas no puede aparecer, por ninguna razón, una imagen de mujer. Igualmente el gobierno anuncia que las mujeres no pueden desempeñar el rol de maestras, ni las mujeres pueden trabajar como enfermeras, así como tampoco las mujeres, no obstante sus diplomas y experiencia, les está prohibido el ejercer la sagrada misión del médico. Es la segregación de la mujer en su máxima expresión. Es el retorno del medievo en pleno siglo XXI. 

Pero ha sido esta semana cuando los talibanes cerraron este ciclo inicial de violencia contra la mujer con broche de oro. El ministerio del Interior hizo pública la decisión por la cual a partir del día jueves 25 de noviembre, las niñas de más de 11 años de edad, les está prohibido asistir a la escuela, so pena de ser castigados los padres con 21 latigazos por desobedecer a las leyes inspiradas en la Sharia. Segun el ministerio de educacion afgano la secundaria es no necesaria para las personas de sexo femenino. La joven afgana, sostiene el portavoz del gobierno, debe aprender las labores propias del hogar como preparar los alimentos y demás labores típicas de la mujer del siglo XV.

Esta contra natura declaración del gobierno de los talibanes, nos ha hecho recordar un viejo dicho tomado de un refranero popular turco proveniente de las frías montañas de Erzurum, pero causante de gran irritación para cualquier ser humano y especialmente para los que vivimos añorando un mundo sin violencia: la mujer ha sido creada por Allah para cocinar y servir en la cama a su marido.

Concluimos esta nota hoy 25 de noviembre, declarado como el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” recordando el histórico acontecimiento que inspiró a la asamblea general de la  ONU a declarar este día como tal. Es en honor a tres heroínas, quienes no eran ni medio orientales, ni europeas, ni asiáticas ni tampoco africanas, eran latina americanas, eran las hermanas Mirabal, heroínas nacidas en la República Dominicana, pero adoptadas por el mundo entero, como inspiradoras de las luchas de la mujer por las libertades 

 

A las hermanas Mirabal las asesinaron los esbirros de Rafael Leonidas Trujillo un 25 de noviembre de 1960. Así como los talibanes otro 25 de noviembre asesinaron a la mujer afgana: suprimiendo un fundamental derecho, el derecho humano de las niñas afganas, el derecho más importante de todo ser humano: el de la libertad de aprender.

 

Raúl Ochoa Cuenca y Giuliana Di Iorio en Anfi del Mar el 25 de noviembre del 2021.

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