Hace apenas un mes culminó el proceso electoral para designar gobernadores, alcaldes, legisladores regionales y concejales. Los resultados esta vez satisficieron poco a oficialistas y opositores. Estos últimos obtuvieron una votación muy superior a la que contabilizaron los candidatos del régimen; pero intencionalmente les cedieron el triunfo a los rojos, mejor conocidos como autores de la tragedia que estamos padeciendo los venezolanos. Es difícil, por mucho que se profundicen los análisis pertinentes, encontrarle justificación a la extraña, contradictoria e inusual conducta de quienes se oponen al gobierno actual. ¡Sobre todo en un país donde nada se hace gratuitamente!
Lo cierto es que ya están en funciones o a punto de asumirlas, los gobernadores y alcaldes que estarán al frente de los estados y los municipios durante el período 2021-2025. En la mayoría de los casos serán acompañados en su gestión por Consejos Legislativos y Concejos Municipales comprometidos políticamente con los mandatarios electos. Tal circunstancia hace suponer que podrán desempeñarse sin muchos contratiempos, en el entendido que se les presentarán pocas trabas de carácter legal, ni escollos de fondo en cuanto a la fluidez de los recursos.
Es cierto que continúa latente el riesgo de que el gobierno nacional trate de ahogar económicamente a los mandatarios regionales y municipales que adversan al régimen. Ya lo vimos con los salientes gobernadores de Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta y Táchira, a quienes el Ejecutivo Nacional despojó de presupuesto y sus funciones al designar gobernantes paralelos en esas entidades federales y que fueron investidos de poder absoluto y de abundantes recursos económicos, autorizados a ejercer funciones de gobierno, con la jerarquía de “Protectores”; por supuesto, como parece ser ya una política de Estado, ignorando totalmente el mandato constitucional.
Antes de las elecciones el gobierno anunció la eliminación de los llamados “Protectores”. Sin embargo, nadie en Venezuela está seguro de que tal anuncio sea cumplido por el régimen, dada la poca o ninguna credibilidad que la gente le atribuye a los principales voceros rojos. De todas maneras es probable que los resultados electorales, que poco favorecieron cuantitativamente al oficialismo, hagan reflexionar a esa cúpula rancia y se den cuenta que la mentira cada vez genera menos dividendos.
En todo caso ya las cartas están en la mesa, y el juego de la gobernanza habrá de comenzar. Lo más saludable, de ahora en adelante, es que cada gobernante, cualquiera que sea el nivel donde le corresponda ejercer las funciones, revise detenidamente el programa que prometió y se dedique a cumplir su oferta, sin entretenerse en polémicas políticas; al contrario, debería pensar en las graves calamidades que padece el pueblo. Hacerse cada vez más consciente de lo que esta tragedia significa, si se asume el asunto con responsabilidad y patriotismo; que a la gestión gubernamental le es imprescindible aglutinar cuantas voluntades puedan contribuir al eficiente desempeño de la función pública, de modo que ésta se exprese en soluciones puntuales y de largo aliento. ¡Quiera Dios que el espíritu de Navidad ilumine a todos por igual y se dediquen a gobernar como debe ser!
A propósito de la Navidad, respetuosamente anuncio a mis asiduos y distinguidos lectores, que tomaré unas cortas vacaciones hasta la primera semana de enero de 2022. Del mismo modo, aprovecho para agradecer a los directores y redactores de los medios de comunicación que publicaron mis artículos durante este año que culmina. ¡A todos les deseo un feliz período navideño y prosperidad en el tiempo por venir!
ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
urdaneta.antonio@gmail.com
@UrdanetaAguirre