La llegada de ómicron está afectando a los planes de Navidad de todas las familias del mundo, que ven cómo esta nueva y contagiosa variante del coronavirus permanece al acecho, con un número de infecciones cada vez más y más alto. En Reino Unido la amenaza de la covid-19 es creciente, y solo el jueves se registraron más de 88.000 casos, una cuarta parte de ellos en Londres. Un miedo que ha hecho que la población, sobre todo la de riesgo y los más mayores, tomen precauciones a la hora de juntarse para celebrar. Y precisamente por todo eso Isabel II ha tomado una medida extraordinaria: la de suspender voluntariamente su almuerzo de Navidad en Windsor.
Cada año, y con el 2020 como excepción, la soberana británica junta a todos sus familiares para una gran comida un par de días antes de Navidad. Es una ocasión para ver llegar hasta el palacio a los miembros más famosos de la casa real, entre otros, pero también para que se sucedan las anécdotas. A la comida acuden los niños, que posan para los fotógrafos desde los coches, por ejemplo. En 2017, Meghan Markle rompió una tradición no escrita y acudió a ese gran evento familiar cuando todavía no era parte de la familia real; su boda con Enrique de Inglaterra tendría lugar cuatro meses después. Y precisamente en esa comida fue muy criticado el broche que llevó la esposa del príncipe Michael de Kent: en la solapa llevaba prendida una joya con la forma del busto de un joven negro con corona y adornado con coloridas piedras preciosas, un detalle que entonces se consideró racista.
Sin embargo, el próximo martes no se podrá ver ninguna de esas estampas, no habrá curiosidades ni chascarrillos alrededor de los príncipes, princesas, condes y duques, porque no habrá almuerzo. La decisión ha sido tomada sobre todo por precaución y, según ha explicado la revista Hello!, con fuentes cercanas a la casa real, la reina ha sentido “gran tristeza” por tener que llevarla a cabo, “pero se cree que es lo correcto, lo que hay hacer por todos los implicados”.
La propia soberana es la primera interesada en mantener estrictas precauciones. En esa reunión se juntan alrededor de 50 personas y, aunque las estancias del castillo de Windsor sean grandes, las distancias serían complicadas de mantener. Realizar el evento en el exterior tampoco parece una opción, con temperaturas que no superarán los seis grados centígrados.
En 2020, Isabel II suspendió la cena entre las fuertes restricciones de la pandemia, impuestas sobre todo por la incidencia de la variante Delta. Este año, en cambio, ha primado la precaución, también por la delicada salud de la reina, que ha dado varios sustos en otoño. De hecho, a finales de octubre llegó a pasar una noche ingresada en un hospital londinense sometiéndose a pruebas y chequeos, lo que la hace estar en el punto de mira.
El evento habría sido un momento importante para Isabel II y su familia, porque esta será la primera Navidad que la reina pase como viuda tras el fallecimiento el pasado abril de su esposo, Felipe de Edimburgo. De hecho, en esa comida juntaría de nuevo y por primera vez a todos sus familiares cercanos tras el funeral del duque. Habrá que esperar a la misa de Navidad de Sandringham, el 25 de diciembre, para volver a ver a la mayor parte de la familia unida.
El encuentro también era especial porque 2021 ha sido un año de baby boom en la familia real británica. En estos meses la reina se ha convertido nuevamente en bisabuela nada menos que en cuatro ocasiones, lo que marcaría una buena ocasión para juntarse con tres de sus nuevos bisnietos (tiene 12 en total): August, el primer bebé de Eugenia de York, hija pequeña de Andrés y Sarah Ferguson, nacido en febrero; Lucas, el tercer hijo de su nieta mayor, Zara Tindall, que nació el pasado mes de marzo, y Sienna Elizabeth, nacida en septiembre y la primogénita de Beatriz de York, hija mayor también de Andrés y Sarah. Isabel ya acudió el pasado noviembre al bautizo de los dos mayores. Quien no estaría presente en la reunión es Lilibet, la segunda hija de Enrique y Meghan Markle, nacida en junio. Si ya el año pasado los duques de Sussex no se juntaron con la familia de Enrique para celebrar las fiestas, este año no está en absoluto previsto que el matrimonio regrese a Reino Unido por Navidad, dadas las tensiones familiares crecientes del último año.
Con información de ElPaís.com