El móvil de las muertes de un tío y sobrino en la vía a El Amparo, y el del caso de Rodmy Antony Otazu Flores, se desconocen.
Aunque se especula que el número es mayor, desde finales de año, cuando inició la ola violenta que involucra a la guerrilla, desde Táchira y Apure hasta el colombiano departamento de Arauca, que ha cobrado ya la vida de al menos 40 personas, cuatro homicidios recientes, perpetrados en suelo llanero, se atribuyen a este conflicto.
El más reciente homicidio, conocido, perpetrado en territorio apureño, corresponde al militante coordinador parroquial del PCV y comunicador popular, José Urbina, de 41 años de edad. Ocurrió la noche de este lunes en si casa de Puerto Páez.
Aunque no se habían dado detalles de las circunstancias en las que fue asesinado a tiros, en las redes atribuyeron el hecho, a la guerra sin cuartel que se registra en esa entidad.
El sábado 8 de enero, fue identificada como Rodmy Antony Otazu Flores, de 25 años, quien fue baleado por varios hombres desconocidos que, tras lograr su cometido, huyeron en veloz carrera.
La procedencia y otros datos de Otazu Flores no habían sido precisados, solo se informó que el crimen ocurrió frente al matadero de Guasdualito.
“Sí, actualmente hay un conflicto entre las estructuras guerrilleras que operan entre ambos países, pero más del 80 por ciento de las víctimas que han sido asesinadas esta vez son civiles; pareciera que una agrupación ajena a estos irregulares estuviera interesada en que se mantenga la guerra, que se eliminen entre ellas (guerrillas), matando a personas inocentes, para que una culpe a la otra. Si te pones a ver, la mayoría de muertos ni siquiera estaban vinculados a estos grupos. Y todo eso ocurre cuando se supone que la FANB está en Apure, resguardando a la población”, aseveró un vecino de El Nula que obviamente, por temor a represalias, prefirió que su identidad no fuera revelada.
El hecho es que en la larga lista de víctimas, el doble homicidio de los dos comerciantes avícolas (sobrino y tío) en el sector Chipitero, vía El Amparo, el jueves 6 de enero, causó rechazo y rabia entre quienes los conocieron.
Ellos se dedicaban a la venta de pollos y así se les identificaba en su pueblo, El Amparo. Pero también se caracterizaban por la dedicación al trabajo. Las víctimas eran hijo y nieto de la propietaria de una empresa de aves en El Amparo.
Desconocen hasta el momento qué pudo causar la decisión de quitarles la vida a ambos.
“El entierro fue impresionante -dijo el vecino consultado-, mucha gente los acompañó, pese al miedo que hay”.
En horas de la noche del jueves, Frankois Laurent Villaio Rivera, de 34 años de edad, y su tío, Fabio Rivera, regresaban a su casa, cuando los asesinaron a tiros.
Villaio Rivera quedó dentro del vehículo, del lado del copiloto. Su tío, afuera del camión. Pareciera que intentó huir cuando le dispararon.
Sus cadáveres, al igual que los de otros asesinados en territorio llanero, desde el 2 de enero, fueron trasladados a la morgue del Hospital Central de San Cristóbal.