Numerosos estados de Estados Unidos están abandonando la obligación de llevar tapabocas en las escuelas públicas, ante la mejora de la situación sanitaria en el país, pero la medida es cuestionada por padres que piden responsabilidad colectiva frente a la covid-19.
Virginia, estado vecino a la capital que cayó en manos republicanas el pasado noviembre pero que conserva una fuerte minoría demócrata, cristaliza el enfrentamiento nacional por el uso de mascarillas cuando la ola de la variante ómicron retrocede.
Para Carrie Lukas, madre de cinco niños de siete a 16 años que asisten a la escuela en el condado de Fairfax, los distritos que se opusieron al decreto “no priorizan a los niños”, que han pagado un alto precio desde el comienzo de la pandemia.
Los más chicos han sufrido “una enorme pérdida en lo que refiere” después de prácticamente un año escolar en línea, y la mascarilla pesa sobre la socialización de los adolescentes, que “no pueden ver si alguien les sonríe o les hace muecas”, dijo la preocupada madre.
Presidenta del Foro de Mujeres Independientes, una organización conservadora, Lukas asegura que “una avalancha de investigaciones demuestra que las mascarillas no sirven” para frenar la contaminación en las escuelas mientras los niños y adolescentes son los “menos vulnerables a la covid-19″.
Un estudio de las autoridades sanitarias que data de septiembre de 2021 concluyó que los riesgos de infección eran 3,5 veces mayores en las escuelas donde la mascarilla no era obligatoria. Pero estos resultados son cuestionados, incluso por los medios no conservadores.
Carrie Lukas reivindica un “riesgo calculado” ante el virus: “Todos sabemos que hay riesgos, pero permitimos que la gente libre tome sus propias decisiones”. Para otros padres, sin embargo, debe prevalecer la responsabilidad colectiva.
“Cuando la elección de un individuo afecta la salud de otra persona, la libertad individual termina”, dijo a la AFP la maestra suplente Amber Bowmer, de 42 años. Junto con otros 12 padres de estudiantes de Chesapeake, en el este del estado, Bowner reclamó ante la Corte Suprema de Virginia al considerar que el gobernador se había “excedido” en sus prerrogativas.
Madre de dos niños de once y 14 años, dice correr “mucho riesgo” porque padece hace mucho de covid, que contrajo al inicio de la pandemia. “Tengo una forma severa de asma y cualquier infección respiratoria es muy peligrosa para mí”, explica.
Carrie Lukas y Amber Bowmer lamentan que el uso de la mascarilla se haya convertido en un tema político en el país más enlutado del mundo por la pandemia, con más de 900.000 muertos. La pandemia ha sido “politizada a expensas de la vida humana”, dice Amber Bowmer.
Virginia también ha prohibido a sus universidades impedir que los estudiantes no vacunados accedan a los campus.
Carrie Lukas critica a las autoridades escolares del condado de Fairfax por “negarse a obedecer el decreto de un gobernador al que no apoyan”.
Con información de AFP / La Semana