Una migrante venezolana, que tiene 33 semanas de gestación, arrastrada el pasado lunes por el alud ocurrido en Quito, Ecuador, manifestó estar viva de milagro. La riada de lodo, piedras y palos bajó con furia desde el volcán Pichincha.
Diana Avendaño Díaz, de 31 años de edad, estaba en su casa, junto a la cancha deportiva en la que en el momento del aluvión se desarrollaba un torneo de ecuavoley. Había decenas de participantes y espectadores, y llegó la inmensa ola negra que bajó desde el volcán.
Por la condición en la que la encontraron, los vecinos pensaron que estaba muerta y, aunque ella los escuchaba, no podía pronunciar palabra, relató la fuente, que tuvo conocimiento del testimonio de la mujer.
Con la mano rota y varios golpes producto del arrastre, Avendaño recibió atención en el hospital, una de las casas de salud más cercanas a la zona de la tragedia y donde recibió todos los tratamientos y permaneció en observación.
“El bebé está completamente bien. No hubo necesidad de adelantar el parto, la señora tiene 33 semanas y está en controles”, añadió la fuente al anotar que el HCAM acogió y atendió a la mujer en medio de la emergencia aunque no es afiliada al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
Según el alcalde de Quito, Santiago Guarderas, la catástrofe se debió a un fenómeno natural extraordinario, que tuvo su origen en la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad el lunes, con un récord de 75 litros por metro cuadrado, cuando se esperaban 2.
Uno de los embalses construidos para captar las aguas lluvias en la montaña, con capacidad de 4.500 metros cúbicos, se desbordó porque se calcula una acumulación de 20.000 metros cúbicos, explicó el alcalde.
Con información de El Nacional.