La mañana del 1º de febrero un hombre se quitó la vida al arrojarse desde el piso 17 de un edificio en Puerto Santa Ana, en Guayaquil (Ecuador). Los bomberos que atendieron la situación y medios de comunicación locales informaron que la víctima era un inmigrante venezolano, de 30 años de edad.
El hombre se ubicó en el borde de la ventana y amenazaba con quitarse la vida. Al lugar acudió el equipo de Bomberos de Guayaquil con psicólogos del departamento para persuadir al hombre y evitar que saltara al vacío.
Vecinos indicaron que el hombre tenía dos cuchillos en sus manos con los que amenazaba a personal del Cuerpo de Bomberos.
Por más de tres horas intentaron convencer al hombre bajo la mirada de personas que transitaban por la calle.
El sujeto se arrojó de la ventana, a pesar de los esfuerzos de los bomberos, quienes intentaron maniobras para bajar por la fachada del edificio y alcanzarlo.
Miembros del equipo del Cuerpo de Bomberos indicaron que el hombre había tenido diferencias religiosas con su hermano, quien vivía con él. Mientras los socorristas conversaban con él, llamó por teléfono a su familia que reside en Venezuela, así lo informó el medio de comunicación El Universo.
El teniente Hamilton Flor, psicólogo del Cuerpo de Bomberos, afirmó a los medios que el hombre desvariaba y hacía referencias religiosas.
“Es importante que familiares, personas y amigos identifiquen las palabras que puede lanzar una persona. Estas son alarmas, si una persona se aísla es porque necesita ayuda”, sostuvo.
A las 10:30 am el personal de Criminalística de la Policía Judicial llegó al edificio para levantar el cadáver.