El Gobierno de Joe Biden ha comenzado a expulsar a inmigrantes cubanos y nicaragüenses a México en virtud del Título 42, que permite rechazar en la frontera a solicitantes de asilo debido a la pandemia de coronavirus, ampliando así el uso de la norma pese a que anunció su intención de desactivarla en las próximas semanas.
Estados Unidos llegó a un acuerdo con México para expulsar hasta 100 cubanos y 20 nicaragüenses al día desde tres lugares: San Diego, en California; y El Paso y el valle del Río Grande en Texas.
Las expulsiones comenzaron el 27 de abril y terminarán el 22 de mayo, según informó un funcionario estadounidense a la agencia de noticias The Associated Press bajo condición de anonimato porque el acuerdo no se ha hecho público.
Estados Unidos y México acordaron el 26 de abril expulsiones muy limitadas de cubanos y nicaragüenses, según un funcionario mexicano de alto nivel que habló bajo condición de anonimato por no estar autorizado a comentar públicamente.
La decisión fue motivada por el aumento del número de migrantes de esos dos países que llegan a la frontera con Estados Unidos.
Otro funcionario mexicano, tampoco autorizado a comentar públicamente, confirmó que hasta 100 cubanos y 20 nicaragüenses fueron expulsados en San Diego. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no respondió a una solicitud de comentarios.
Hasta la semana pasada, México sólo aceptaba a guatemaltecos, hondureños y salvadoreños —además de los mexicanos— bajo la autoridad del Título 42. Otras nacionalidades están sujetas al Título 42, pero los costes, las tensas relaciones diplomáticas y otras consideraciones suelen dificultar su devolución a sus países.
Para Estados Unidos es casi imposible expulsar a los inmigrantes a Cuba o Nicaragua debido a las malas relaciones con esos Gobiernos. Esto ha supuesto un gran reto para la Administración, ya que cada vez más personas de esos países buscan refugio en Estados Unidos.
El fin del Título 42 se ha convertido en motivo de batalla política en ciernes de las elecciones de noviembre e incluso dentro del Partido Demócrata, por la preocupación de que Estados Unidos no esté preparado para el aumento temido de solicitantes de asilo.
La Casa Blanca y el Departamento de Seguridad Nacional han respaldado públicamente la decisión de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de poner fin a la medida porque ya no podía justificarse por motivos de protección de la salud pública.
Marisa Limón, directora de promoción y planificación del Hope Border Institute, dijo que los defensores comenzaron a enterarse de las expulsiones de cubanos y nicaragüenses de El Paso el lunes y confirmaron la nueva práctica con funcionarios estadounidenses.
Limón dijo que la Administración está “tratando de sacar hasta la última gota del Título 42” antes de que expire. Lo calificó de “aleccionador”, pero coherente con sus esfuerzos para que otros países del hemisferio occidental asuman más responsabilidad en la acogida de personas que huyen de sus hogares.
Agencias.