Una de las mayores tragedias en cárceles colombianas se vivió este martes en la ciudad de Tuluá (suroeste) donde un incendio provocado luego de una riña entre reclusos se cobró la vida de al menos 51 personas y dejó 24 más heridas, entre ellos dos guardianes.
Mientras en las afueras de la cárcel familiares de los reclusos esperaban en medio del llanto saber la situación de los suyos, en Bogotá el ministro de Justicia, Wilson Ruiz, daba a conocer el balance de la tragedia, que atribuyó a un incendio provocado por una riña entre los reos que le prendieron fuego a las colchonetas en las que duermen.
«Tenemos 51 personas privadas de la libertad que perdieron la vida y 24 más resultaron heridas, esta situación fue provocada por una riña entre privados de la libertad que se presentó en el patio número 8», dijo el jefe de la cartera de Justicia.
El ministro detalló que entre los 24 heridos hay dos guardias del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) que «han sufrido lesiones leves».
A falta de que concluyan las investigaciones, los informes aseguran que la mayoría de las personas perdieron la vida por «inhalar humo».
INFIERNO EN PRISIÓN
El infierno en que se convirtió la cárcel de Tuluá comenzó pasada la 01.00 hora local (06.00 GMT) en el patio 8 de ese centro de mediana seguridad que alberga 1.267 reclusos.
Allí, según lo dicho por Ruiz, un reo le prendió fuego a una colchoneta y aunque los guardianes trataron de controlar las llamas estas se propagaron rápidamente por el lugar.
El fuego ganó fuerza porque los materiales con los que están hechas las colchonetas son de fácil combustión.
Ante la magnitud del incendio, pronto llegaron los Bomberos de Tuluá que controlaron las llamas y evitaron que estas alcanzaran otros lugares de la cárcel en donde había otros reclusos.
De los 24 heridos, según el ministro Ruiz, 6 están en cuidados intensivos en un hospital local de Tuluá y dos más fueron llevados a Cali, la capital del departamento del Valle del Cauca, al que pertenece esta ciudad de unos 220.000 habitantes.
En Colombia hay un problema crónico de hacinamiento en las cárceles y en Tuluá ese indicador era del 17 %. Varias Administraciones se comprometieron y no cumplieron con la construcción de nuevos centros de detención en diferentes sitios del país.
A eso se suma la corrupción en el sistema penitenciario que constantemente permite fugas, ingreso a las cárceles de artículos prohibidos y otras irregularidades.
Uno de los más recientes escándalos fue la fuga del narcotraficante Juan Castro Estupiñán, alias Matamba, detenido en mayo de 2021 y quien escapó en marzo pasado de la cárcel La Picota de Bogotá, en donde estaba detenido a la espera de ser extraditado a Estados Unidos, que lo solicitaba por delitos de narcotráfico.
El pasado 26 de mayo, el fugitivo murió durante una operación policial en el departamento de Santander.
También se fugó, en 2019, la excongresista Aída Merlano, quien aprovechó una cita médica para descolgarse por una soga y huir a bordo de una moto que la esperaba. Ella estaba en la cárcel del Buen Pastor, en Bogotá, y tras su huida se refugió en Venezuela.
CONDOLENCIAS DE DUQUE Y DE PETRO
El presidente colombiano, Iván Duque, que está de visita de trabajo en Portugal, lamentó la tragedia y expresó su solidaridad con los familiares de las víctimas.
Por su parte, el presidente electo, el izquierdista Gustavo Petro, dijo en redes sociales que «lo acontecido en Tuluá, como la masacre en La Modelo (en marzo de 2020 en Bogotá), obliga a un replanteamiento completo de la política carcelaria de cara a la humanización de la cárcel y la dignificación del preso».
Petro expresó sus condolencias a los familiares de los presos muertos y agregó que «el Estado colombiano ha mirado la cárcel como un espacio de venganza y no de rehabilitación».
Posteriormente, tras una reunión con embajadores de la Unión Europea en Colombia, Petro insistió: «Si tuviéramos una política alrededor del crimen diferente, el sistema carcelario podría dejar de ser un espacio de venganza (…) y un sistema signado que degrada el ser humano y lo conduce incluso a estos niveles de muerte».
ESTELAS DE TRAGEDIAS
La tragedia de esta madrugada en Tuluá recuerda la de la cárcel La Modelo, en Bogotá, donde la noche del 21 de marzo de 2020, en plena pandemia de covid-19, los reclusos armaron un motín para pedir mejor atención.
El motín, que fue sofocado por guardias carcelarios, dejó 24 internos muertos y cerca de un centenar de heridos.
Igualmente, el 27 de enero de 2014 un incendio provocado por presos en respuesta a una operación de registro en la cárcel Modelo de Barranquilla causó la muerte a 15 reclusos y otros 42 resultaron heridos.
Con información de Agencia EFE