Inmunes al precio internacional del petróleo, los colombianos pagan una de las gasolinas más baratas de América gracias a un fondo estatal. El problema: el impacto fiscal que, según expertos, llevará al próximo gobierno de izquierda a aumentar el valor del combustible y encarar quizá la ira popular.
El contexto externo avisa de los posibles efectos de subir los precios. En Ecuador las protestas acorralaron al gobierno hasta forzarlo a bajar tarifas y en Estados Unidos el presidente Joe Biden, con la popularidad en picada, propuso suspender los impuestos a la gasolina para contrarrestar la inflación.
En Colombia el ajuste será «complicado, doloroso y con efectos sobre la economía, pero es que el hueco fiscal es demasiado grande», considera el economista Mauricio Cabrera.
Los precios del combustible inciden directamente en los de los alimentos, ya que casi toda la carga se transporta por carretera.
Cabrera estima un déficit superior al 2,5% del PIB colombiano (7.800 millones de dólares) a causa del fondo de estabilización de los precios de los combustibles.
Con este fondo se cubre la diferencia entre los precios del petróleo en el mercado internacional y el valor interno fijado por el gobierno, que redujo los precios al público durante la pandemia.
Sin esos recursos, los precios de la gasolina rondarían 4 dólares por galón, en lugar de los 2,5 dólares que pagan los colombianos.
En países como Chile (5,4 dólares), Perú (6,3) y Estados Unidos (4,8) el combustible es mucho más caro, según el ministerio de Hacienda colombiano.
El designado jefe de esa cartera, José Antonio Ocampo, señaló que el déficit podría alcanzar el 3% del PIB.
«Ello exige ajustar, al menos parcialmente, los precios de los combustibles, y revisar en forma estructural la política que se aplica a estos precios, tareas que el actual Gobierno le dejó a la próxima administración», escribió Ocampo en un artículo publicado en El Espectador.
Con información de AFP / El Universal