Ottawa confirmó que la Justicia canadiense había pedido a París la extradición de un sacerdote acusado de agresiones sexuales contra niños inuits. El padre Johannes Rivoire, que ahora tiene 93 años y vive en Lyon, es objeto de una orden de detención en Canadá desde febrero.
Canadá ha solicitado la extradición de un sacerdote francés acusado de agresiones sexuales contra niños del pueblo inuit hace más de 30 años, cuando era líder religioso en las regiones de Nunavut de Arviat, Rankin Inlet y Naujaat.
La policía canadiense ya había emitido una orden de arresto contra el sacerdote Johannes Rivoire. El hecho se ha convertido en un símbolo de impunidad en el seno de la Iglesia.
«Estoy enterado de que se ha hecho pública una solicitud de extradición transmitida a Francia, lo que acaban de confirmar los responsables de mi Ministerio», indicó el jueves el ministro canadiense de Justicia, David Lametti en un correo electrónico transmitido a la AFP, negándose a dar más detalles.
El 27 de julio el ministro Lametti le dijo al diario quebequés ‘La Presse’, recogido por el medio francés ‘Courrier International’ que «es importante para Canadá y sus socios internacionales que los delitos graves sean investigados y enjuiciados exhaustivamente».
‘Radio-Canadá’, también reseñado por ‘Courrier International’, señala que un diputado canadiense de origen indígena, Charlie Angus, había escrito en 2019 una carta al ministro Lametti, evocando «la falta de claridad sobre si, dada la política de Francia de no extraditar a sus ciudadanos, podrían adoptarse disposiciones alternativas para juzgar a Rivoire en Francia», pero aún no hay respuesta.
Una orden de detención desde febrero
El Ministerio francés de Asuntos Exteriores ha confirmado haber recibido esta solicitud, «en curso de tramitación por el Ministerio de Justicia», aunque es muy raro que Francia acepte extraditar a sus nacionales.
El anuncio se produce cuando el papa Francisco concluyó la semana pasada un viaje a Canadá, donde justamente pidió una histórica disculpa por los abusos cometidos en los internados de comunidades indígenas, donde muchos niños fueron víctimas de abusos, reconociendo que “la asimilación forzada de los pueblos nativos en la sociedad cristiana destruyó sus culturas, familias separadas y generaciones marginadas”.
El padre Johannes Rivoire, que pasó tres décadas en el Gran Norte canadiense, es objeto de una orden de detención en Canadá desde febrero, tras la presentación de una nueva denuncia en septiembre por una agresión sexual ocurrida hace unos 47 años.
Hasta la fecha, no ha habido preocupación al respecto y ni las autoridades han especificado el número total de sus presuntas víctimas.
Petición ante el papa para que intervenga en el caso
Johannes Rivoire ya había sido objeto de una orden de detención entre 1998 y 2017 por agresión sexual contra tres menores. Pero la orden nunca tuvo efecto. El sacerdote dejó Canadá en 1993 y ahora vive en la ciudad de Lyon.
Este caso ya había sido denunciado ante el papa por una delegación inuit que viajó al Vaticano antes de la visita de Francisco a Canadá, pero el caso ya lleva 30 años sin resolverse. El nonagenario, entrevistado recientemente por los medios de comunicación, afirma que es inocente.
El religioso, que tiene doble nacionalidad, representa una «problemática» porque es «muy complicado» extraditar a franceses, precisó a la AFP una fuente cercana al caso.
En el norte de Canadá, su caso sigue siendo un emblema de la impunidad de los agresores sexuales en la Iglesia.
«Nos gustaría que Rivoire fuera extraditado a Canadá para hacer frente a sus acusaciones ante los tribunales y hemos pedido al papa que intervenga para pedirle que vuelva a Canadá», señaló a la AFP Kilikvak Kabloona, representante de los Inuits de Nunavut, durante la visita del papa.
Con información de France24