La ONU preparó un plan para extender la tregua vigente en Yemen más allá del 2 de octubre, fecha de su expiración, y convertir en permanente este alto el fuego vigente desde abril y que se ha convertido en el más largo desde que comenzó la guerra civil en ese país a fines de 2014.
En su intervención ante el Consejo de Seguridad para tratar el caso de Yemen, el enviado especial de la ONU para este país, Hans Grundberg, insistió en que la tregua actual es solo una medida provisional para afrontar las necesidades humanitarias y económicas en un país devastado por una guerra que ha dejado al menos 150.000 muertos.
La propuesta de Grundberg incluye un acuerdo para desembolsar los pagos pendientes de funcionarios y pensionistas, el fin a los bloqueos de carreteras, la apertura de nuevas líneas aéreas desde el aeropuerto de Sana y una entrada más regular de combustible al puerto de Hodeida. Todo ello con el fin de reanudar un proceso político entre las partes liderado por los propios yemeníes y auspiciado por la ONU.
Los miembros del Consejo tomaron la palabra sin referirse concretamente a las propuestas del enviado, pero todos estuvieron de acuerdo en pedir que la tregua sea prolongada dados sus efectos benéficos enumerados por Grundberg: disminución drástica de víctimas civiles, salida de 31 vuelos comerciales desde Sana (a El Cairo y Amán) y entrada en Hodeida de 33 buques con un millón de toneladas de combustibles.
En una rara unanimidad del Consejo en estos tiempos de división, todos los intervinientes alabaron el papel de Arabia Saudí (país profundamente implicado en apoyo al Gobierno llamado «legítimo» y contra el que luchan los hutíes) en la consolidación de la tregua.
El representante de Rusia, Dmitry Polianskiy, ofreció por su parte la mediación de Rusia en unas eventuales negociaciones entre las partes, aprovechando sus buenas relaciones tanto con Arabia Saudí como con Irán, padrinos respectivos de las dos principales partes en conflicto en Yemen.
Uno de los escollos aún por resolver es el caso de Taiz, controlada por fuerzas leales al Gobierno y asediada por los rebeldes hutíes desde 2015: ésta en particular y otras provincias tienen sus accesos bloqueados por los hutíes incluso durante los meses de tregua.
Al respecto, todos los intervinientes estuvieron de acuerdo en pedir el fin de los bloqueos, aunque no todos criticaron por su nombre a los hutíes.
El enviado especial Grundberg insistió en que la tregua yemení debe servir «para terminar el conflicto, y no simplemente para manejarlo».
Con información de Agencias EFE