La cita será el 30 de octubre próximo, luego de que las encuestas no reflejaran la paridad entre los principales aspirantes a la Presidencia; la distancia entre Lula y Bolsonaro fue de apenas poco más de cuatro puntos porcentuales.
Con el 97.17 por ciento de los votos escrutados, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva lleva una pequeña ventaja en las elecciones presidenciales, con 47.89 por ciento de los sufragios.
El actual mandatario, Jair Bolsonaro, se ubica en un cercano segundo lugar, con 43.67 por ciento.
Ninguno de los dos candidatos rebasará el 50 por ciento de los votos válidos, lo que significa que tendrá que realizarse una segunda ronda de votación para el 30 de octubre.
El mandato de Bolsonaro se ha distinguido por su retórica provocadora, su presión sobre instituciones democráticas, su criticada gestión de la pandemia del COVID-19 y la peor deforestación en la selva amazónica en 15 años.
Pero ha formado una base de fieles con su defensa de los valores familiares tradicionales, su rechazo a la corrección política y presentándose como un protector de la nación ante políticas de izquierda que, según dice, erosionan la libertad personal y provocan inestabilidad económica.
A Lula se le reconoce la creación de un gran programa de prestaciones sociales durante su mandato entre 2003 y 2010 que ayudó a llevar a decenas de millones de personas a la clase media.
Pero también se le recuerda por la implicación de su gobierno en escándalos de corrupción que involucraban a políticos y ejecutivos de empresas.
Más de 150 millones de brasileños conforman el padrón electoral, pero la tasa de abstencionismo alcanza hasta el 20%.
Con información de sinembargo.mx/AP