Una mujer desnuda monta a pelo sobre una danta mientras extiende sus brazos ofreciendo al cielo el hueso sacro de la fertilidad femenina. Sus formas musculosas y tonificadas resaltan; con sus piernas logra domar la fuerza indómita del mamífero, símbolo de la energía masculina y la vitalidad. El animal aplasta con sus patas delanteras las serpientes del odio, la envidia y el egoísmo con su fuerza de la rectitud. Así luce la escultura de la diosa yaracuyana, reina y madre del culto que lleva su nombre, María Lionza.
Esculpida por el artista caraqueño Alejandro Colina (1901-1976) en 1950, la pieza se ha convertido en centro de atención este mes después de que se diera a conocer su traslado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) al Monumento Natural Cerro María Lionza, en la montaña de Sorte, Yaracuy; un hecho que fue descrito como “robo” por algunos, la “liberación de un secuestro” para otros.
El pasado 4 de octubre el Consejo de Preservación y Desarrollo de la UCV (Copred) denunció que la pieza de María Lionza fue sustraída y trasladada sin autorización de la universidad, propietaria legal de la escultura. Pablo Molina, director del consejo desde hace un año y tres meses, aseguró que el traslado se hizo sin seguir los protocolos establecidos. Tampoco se mostraron los permisos correspondientes ni se les informó del traslado. “Nosotros tuvimos que ir reconstruyendo la historia, pidiendo explicaciones. Todavía hay investigaciones por hacer”, afirmó Molina.
Todo comenzó un mes antes, en septiembre, cuando desde Copred notaron a un grupo de personas ajenas a la universidad trabajando en el encofrado de la estatua. Inmediatamente, el consejo solicitó explicaciones al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), que depende del gobierno nacional. La respuesta que recibieron fue que el Instituto de Materiales y Modelos Estructurales de la Facultad de Ingeniería (IMME) emitió un informe de daños, por lo que se estaba procediendo a cubrir la estatua para protegerla. El presunto informe de los daños le fue enviado a Molina como una captura de una imagen del IPC vía WhatsApp.
“Se nos comunicó vía WhatsApp que había un grupo de especialistas trabajando en la estatua. Activamos la investigación del informe y por qué no se le comunicó a Copred con anterioridad. Ese informe lo están evaluando los organismos porque me llegó en una captura de imagen. Eso no puede ser un documento oficial. Además, hay que evaluar si quien hizo ese análisis es restaurador, al parecer no lo es. La investigación está en proceso”, reveló Molina.
En Copred reina la confusión ante la falta de explicaciones por lo sucedido: tras enviar un informe de daños por WhatsApp, días después se llevan la pieza y la trasladan ocho horas en un camión hasta Yaracuy. Allí, la instalan en un pedestal que ya habían construido. El argumento de las autoridades del régimen es que se llevaron la pieza porque estaba “abandona” e incluso “secuestrada”, una razón que Molina sigue sin comprender.
“No sé a qué se refieren con abandonada, porque si estaba en mal estado no entiendo cómo se le traslada ocho horas hasta Yaracuy. Si estaba en mal estado, lo que corresponde es restaurarla. De ser ese el caso, se debió activar los mecanismos para que un equipo multidisciplinario determine los daños y aconseje qué tipo de restauración es necesaria”, señaló.
Molina afirmó que la escultura está diseñada para estar a la intemperie, por lo que es necesario evaluar constantemente el deterioro y aplicar los productos que sean necesarios. Porosidades y resquebrajaduras normales para una escultura de este tipo era lo que presentaba la estatua de María Lionza bajo el cuidado de la UCV.
“No había mayor alarma en cuanto a su estado, estaba preservada y a buen resguardo. Lo que sigue causando alarma es que si estaba ‘abandonada’, ¿cómo te la llevaste? Ni siquiera la restauraron en el destino, la instalaron de una vez. Todo eso nunca nos lo comunicaron”, zanjó Molina.
No es la primera vez que María Lionza está en el centro de la polémica, la diatriba y el debate. Desde su creación para los III Juegos Bolivarianos de 1951, impulsada y apoyada por el dictador Marcos Pérez Jiménez, la pieza y su ubicación causaron varias discusiones. Destinada a estar dentro de las instalaciones de la Ciudad Universitaria, donde ahora está la escultura de El Atleta de Francisco Narváez, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva se opuso a incluirla en su proyecto de integración arte-arquitectura. Se decidió entonces ubicarla en uno de los bordes del puente Los Estadios que cruza el río Guaire de la autopista Francisco Fajardo.
Allí permaneció hasta que en 2003 la pieza volvió a ser el centro de atención: la estatua se rompió. Dos años antes del hecho, los herederos y familiares del artista habían creado la Fundación Alejandro Colina para celebrar el centenario del escultor y, a su vez, hacer una campaña mediática para dar a conocer el estado de la pieza. El lema central era “María Lionza en emergencia, conservación y réplica”. “Fue la fundación la que propició la restauración de la obra en 2004. Se convocó a restauradores sin fronteras y participaron distintas instancias, entre ellas Copred y Fundapatrimonio”, relató Carlos Colina, nieto del artista.
Ese año se activaron los mecanismos correspondientes. Por medio de un equipo multidisciplinario, en el que también estuvo involucrada la alcaldía del municipio Libertador, se realizó el proceso de restauración impulsado por los herederos de Colina. El proceso tenía un enfoque europeo, afirmó Carlos: mientras se restauraba la original se ubicó una copia en la autopista. Sin embargo, una vez culminada la restauración en 2005, ocurrieron una serie de diatribas y discusiones sobre quién era el propietario de la pieza y su ubicación.
“Al final la Corte Suprema de Justicia declaró que la UCV debía, en calidad de propietario, activar los mecanismos necesarios para el traslado al sitio original de la pieza en la autopista. La universidad es la propietaria y desde 2005 ha hecho las gestiones para cumplir con la ordenanza”, señaló Pablo Molina.
La UCV, explicó el director, no cuenta con los recursos para hacer el proceso de reinstalación por su cuenta así que desde entonces se emitieron varias comunicaciones a diferentes institutos, entre ellos la alcaldía, para cumplir con la ordenanza. Nunca les contestaron. “Insistimos en que se diera la gestión para reubicarla, quedó el precedente y los registros de las comunicaciones. Nunca se dio”, aseveró Molina. Ante esto, la UCV tuvo que habilitar un galpón que se acondicionó para resguardarla debido a su gran tamaño.
“Estaba a la semi-intemperie, protegida en buena medida del agua, el polvo, la incidencia del sol, la contaminación. La alcaldía Libertador nunca respondió las comunicaciones para coordinar la reinstalación de la estatua en la autopista”, recalcó.
Molina insistió en que la universidad no tiene interés en tener la escultura en un galpón, siempre buscaron llevarla a su sitio original en la autopista, un sitio que incluso Alejandro Colina aceptó para su obra. Sin embargo, miembros de la Federación Venezolana de Espiritismo y otros integrantes de su culto consideraban que la diosa estaba “secuestrada”.
“La pieza tiene 5 metros de alto, 3 de ancho y 4 de largo. Me vas a decir que una escultura así fue robada y ¿ellos no se dieron cuenta de eso?”, se preguntó Richard Pérez, presidente de la Federación Venezolana de Espiritismo. A su juicio, en 18 años que la pieza estuvo en la UCV, la universidad les quitó la oportunidad de verla.
“¿Cómo sacan una escultura que necesita de una gran cantidad de trabajadores y nadie se da cuenta? Yo creo que una de las partes está mintiendo porque alguien tuvo que abrir las puertas para que sacaran a la diosa de allí. Esa estatua se colocó en el 53 y en el 54 la sacaron de la universidad porque no les interesaba. Ella no fue hecha para las condiciones tan atroces de la autopista”, señaló Pérez.
Tras el fallo del TSJ, Pérez se cuestiona qué ha hecho la UCV para llevar la pieza a su lugar original, una ubicación donde los espiritistas deben atravesar la autopista para llevarle una flor. A pesar de que reconoce que la UCV es legalmente la propietaria, Pérez aseveró que todos aquellos que afirman que la diosa fue “robada”, están dando un discurso de doble moral. También afirmó que la “prensa amarillista” los ha acusado de robarla para generar más visitas. Cree, dice, que el gobierno no debía pedir permiso para “rescatar” a la diosa del “abandono”.
“Si usted tiene la patria potestad de un niño ¿usted tiene derecho a hacerla pasar hambre y maltratarla? ¿Qué se hace en esos casos? El Estado, en este caso el IPC, interviene y le quita la custodia. Así que el gobierno no tenía por qué pedirle permiso a la UCV para quitarles una estatua que no están valorando a pesar de que es su patrimonio”, aseguró.
Pérez expresó su felicidad ante la nueva ubicación de la escultura, donde todos podrán verla. “Hagamos un debate para ver en dónde quieren a María Lionza, si la quieren encerrada o la quieren en su sitio de honor”, planteó.
Un debate que Pablo Molina, desde Copred, no negó pero sí pidió que se hiciera siguiendo los protocolos establecidos. “Si nos hubieran llamado se activarían unos mecanismos y la universidad, que no tiene interés en tenerla guardada en un galpón, le pediría al tribunal que revoque la sentencia. Así se liberaría a la universidad desde el punto de vista legal y se podría hacer una donación para que se instale en Sorte. Hay mecanismos para decidir y sobre esos mecanismos debemos trabajar para reforzar la democracia”, opinó.
«En la montaña de Sorte, por Yaracuy, en Venezuela, vive una Diosa, una noble reina, de gran belleza y de gran bondad. Amada por la naturaleza e iluminada de caridad». Así comienza la canción que el salsero panameño Rubén Blades le dedicó a María Lionza. El mito de la deidad la define como originaria del estado Yaracuy, donde algunos insisten que pertenece y en donde la Federación Venezolana de Espiritismo vaticinó y celebró su llegada.
“El IPC vio las condiciones atroces en las que estaba secuestrada la estatua e hicieron lo posible para rescatarla. Nosotros somos espiritistas, ese mensaje ya lo habíamos recibido mucho antes. Ya existía la campaña que decía: María Lionza para la montaña. Estamos esperándola desde entonces”, aseguró Pérez.
Después de instalarse en Yaracuy, Freddy Ñañez, vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo de Nicolás Maduro, compartió un comunicado en el que aseguraba que la diosa estaba “virtualmente secuestrada”. Pérez comparte esa misma visión y aseguró que, desde hace meses, la federación sabía que el régimen intervendría en el caso de la escultura de María Lionza.
“Nos avisaron por medio de un llamado espiritual que nuestra reina madre llegaría a la montaña a sacar y limpiar a todo aquel que esté haciendo mal allí. Además llega para decirle al pueblo que habrá una transformación importante en el país. Aquellos que se fueron por una u otra razón a sufrir de xenofobia, volverán. Vienen años de avance importante para Venezuela”, vaticinó Pérez, quien no dio mayores detalles sobre cómo fue ese “llamado espiritual”.
También reveló que para la llegada de la diosa a su sitio de honor fue muy importante la participación y colaboración de Nicolás Maduro Guerra, hijo de Nicolás Maduro. “Tuvimos el grandísimo honor de recibir a Nicolás Maduro Guerra en nuestra sede principal en Caracas. Se reunió con toda la comunidad religiosa de Venezuela antes de la llegada de la diosa y fue con nosotros para celebrarla”, detalló.
En sus declaraciones Pérez también agradeció a Nicolás Maduro y al Ministro de Cultura, Ernesto Villegas, por haber hecho posible la llegada de María Lionza a Sorte. Ante la participación de las autoridades del régimen en lo sucedido, varios usuarios en redes sociales compartieron la teoría de que tanto Maduro como sus allegados, incluida su esposa Cilia Flores, le pagaron una promesa a la deidad con su traslado.
Ante la nueva ubicación de la escultura abundan las dudas sobre si María Lionza tendrá el cuidado necesario. Tanto la Fundación Alejandro Colina como Copred emitieron comunicados para exhortar a las autoridades a que así se haga.
“La posición central de la Fundación establece que se deben respetar las tres dimensiones que constituyen a la pieza. Es una obra de arte que se erigió sobre la base del mito de María Lionza recogido por el pionero de la antropología Gilberto Antolí; es un ícono de la ciudad de Caracas y es un movimiento de culto. Eso debe respetarse desde el punto de vista democrático cultural, la libertad de culto”, señaló Carlos Colina, nieto del escultor.
No es momento de la polarización discursiva sino de acciones, dice, y proyectos que conciban un espacio que preserve la obra. “Nos pronunciamos por el respeto de la autonomía de la casa de estudios y todas las acciones constructivas que puedan preservar la estatua de María Lionza”, aseguró.
Colina señaló que han hecho un exhorto permanente para que los organismos competentes y vinculados al tema como Copred UCV y el IPC se aboquen al estudio y consideración de las condiciones estructurales ambientales y atmosféricas que aseguren la conservación de la obra. “Es necesario para eso una comisión de expertos que aseguren cuáles son las condiciones para que la estatua se preserve como obra de arte”, explicó.
Mientras que, desde Copred, Pablo Molina, no duda que se hará el mantenimiento necesario. Sin embargo, insiste en que se deben respetar los argumentos técnicos y legales, así como la autonomía de la universidad. “Ocurrió un hecho, una extracción de una pieza que tiene un propietario. Además estaba ubicada en un perímetro declarado Patrimonio Mundial y que se le extrajo a una institución que está amparada por la autonomía universitaria. Además, tiene una sentencia en un tribunal que ratifica la propiedad de la universidad. El argumento técnico y legal debería prevalecer”, concluyó.
Fuente: El Nacional