Los 12 hospitales públicos más grandes de Caracas no tienen servicio de agua potable permanente para atender a los pacientes. En aquellos de referencia nacional, llega apenas unas horas. No importa el apremio de la dolencia ni la COVID-19 persistente ni el número de personas que buscan asistencia médica.
La falta de agua potable las 24 horas del día se convierte en una emergencia inminente. Y para el personal de salud y pacientes de cada hospital, esto se hace evidente: aún con nuevos pozos y tanques llenos en los pisos, no se disuelven los riesgos de contaminación.
Mientras unos centros de salud han limitado el acceso al área de Emergencia por carencia de suministro, además de insumos y medicamentos, como periféricos, otros han suspendido parcial o totalmente varios servicios. Como el de Diálisis, por ejemplo.
En Venezuela, hay unos 10.000 pacientes con insuficiencia renal y una cantidad considerable se traslada de las regiones a la capital en busca del servicio.
“Se está mermando cada vez más la atención asistencial por la falta de agua, y lo peor es que el número de pacientes crece”, dijo una enfermera del Hospital Domingo Pérez Carreño, ubicado en el noroeste de la capital, al cual migra la demanda de atención en varias especialidades, que proviene de otros hospitales en estado más precario. Uno de estos es el Hospital Universitario de Caracas.
En Caracas, la ausencia del servicio de agua permanente es cruenta en mujeres, adolescentes y niñas, particularmente.
En la Maternidad Concepción Palacios, donde existe un centro de atención nutricional que atiende a mujeres embarazadas, niños, niñas y adolescentes con riesgo de desnutrición, es una referencia.
“La intermitencia del servicio complica a veces las labores de parto y de cuidado de pacientes con menstruación y hay baños cerrados”, refirió una obstetra del centro materno infantil, ubicado en el municipio Libertador.
También en el Hospital JM de los Ríos la situación que ocasiona la intermitencia –que ya no ausencia – del servicio es crítica.
“No se informa un horario de suministro y esto ocasiona un problema mayor en mujeres y niños. Tenemos historias terribles de todo lo que ha ocurrido allí con mujeres que realizan labores de cuidado y adolescentes que tienen utilizar los baños”, relató Katherine Martínez, directora de la organización Prepara Familia, que vela por los derechos de los niños hospitalizados.
La Encuesta Nacional de Hospitales reveló recientemente el impacto del suministro irregular a escala nacional. El estudio, que retrata el sistema de salud en 40 hospitales de 24 estados del país, desde hace ocho años, dedicó su edición de octubre 2022 al Desabastecimiento de Servicios.
“No tener agua en el hospital no se limita únicamente a no poder realizar las labores de limpieza ni a la operatividad de los baños. También limita de manera muy importante muchos procedimientos y tratamientos que requieren agua para poder realizarse”.
Precisó que las fallas detectadas en centros de salud públicos de la región central del país son menores que la de los estados más alejados de la capital. En los estados Cojedes y Carabobo, por ejemplo, el porcentaje de semanas completas sin agua alcanza 50 % y 45 %, respectivamente.
En abril pasado, el gobierno de Nicolás Maduro informó que “inauguró” un pozo de agua profunda en el Hospital Pérez Carreño, con “capacidad de producir 8 litros por segundo, es decir, unos 690.000 litros de agua diarios para atender necesidades de sus 2460 usuarios”. También, en el Hospital oncológico Luis Razzetti que recibe más pacientes con cáncer, diariamente.
Sin embargo, el servicio de agua potable no es continuo ni existe en el momento en que se requiere, comentan desde el personal de salud de esos centros.
“La situación es inaceptable”, afirmó un exfuncionario de Hidrocapital, quien destacó que ni los pozos ni los tanques son suficientes para asegurar suministro permanente a los hospitales.
Tampoco vale argumentar que las fallas recurrentes de electricidad impidan el suministro de agua regular. Aunque los principales consumidores de electricidad en la capital son Hidrocapital y el Metro de Caracas.
Habría que reparar los equipos de los hospitales, simplemente.
“El sistema interno de distribución, de bombeo, de muchos hospitales están dañados. Quiere decir que aun teniendo agua en los tanques o en pozos no tienen continuamente servicio. Lo importante no es que haya agua, sino que haya suministro todo el día, para asegurar atención”.
Cuando un hospital pasa mucho tiempo sin agua, lo enferma el vandalismo. “Se llevan las piezas”, dijo.
Recordó que durante su gestión de siete años en Hidrocapital, se construyeron pozos en cada uno de los 12 hospitales más importantes de la ciudad. Pero la mayoría fue desmantelada en los últimos años. “Se llevaron los equipos, los tableros y no funcionaron como debían”.
Y acotó que construir un pozo es más fácil pero vale más dedicarse a enviar agua por las tuberías.
“La existencia de instalaciones y prácticas de higiene en los establecimientos de salud es innegociable y es imprescindible mejorarlos”, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) en agosto pasado.
En el comunicado, señaló que cerca de 3,8 millones de personas que acuden a la mitad de centros de salud del mundo, que carecen de servicios básicos de higiene de agua y jabón, corren gran riesgo de contraer infecciones. Los datos, precisó, se obtuvieron en 40 países que concentran 35 % de la población mundial.
Ante esto, organismos internacionales han tratado de contribuir con recursos colosales para aliviar la crisis de agua, en medio de la emergencia humanitaria en salud que soporta el país.
“Si se invirtieran bien y se cuidara la calidad técnica, de ingeniería, y de personal capacitado, se resolverían muchos problemas”, coinciden los expertos. Anhelan que en las mejoras del servicio de agua potable de calidad se vean resultados transparentes.
Con información de El Clarín.