Del latín Adventus, que significa venida o llegada, el Adviento se conforma por las cuatro semanas precedentes al 25 de diciembre, día en que conmemora el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, durante este tiempo, la Iglesia está a la expectativa orante por el encuentro con el hijo de Dios en la Navidad.
Desde este pasado domingo, primero del tiempo litúrgico los católicos entran en un periodo de penitencia “alegre” porque el Señor “está cerca y llama”, así lo cantan los salmos propios del Adviento. Se trata de preparar el alma para recibir a Jesús, haciéndola un “pesebre viviente”, según lo explica el padre Jesús Sandoval, párroco del templo Nuestra Señora de Coromoto.
Para el presbítero, la clave para entender el significado de los signos que se presentan, por ejemplo, el color morado, la corona de Adviento con sus velas o la ausencia del canto del Gloria en la liturgia está en mantenerse “en vela orando porque no se sabe la hora en que el Señor pasa y nos puedan una buena noticia que nos va a transformar”.
Que este no sea un Adviento más, una Navidad más, sino verdaderamente el vivir ese encuentro espiritual con Jesús que viene a nuestro encuentro hoy y ahora, esto no se trata de hacer las hallacas o de comprar los regalos, se trata de que invitemos a nuestro corazón a Jesús, el mejor regalo que se nos da”, dijo el Padre Sandoval.
Durante estos días de preparación la Iglesia invita a acercarse al sacramento de la Confesión, a mantener una vida de gracia y de constante oración uniendo al pueblo al misterio del Dios hecho niño por amor a toda la humanidad y nacido de la Virgen para nuestra salvación.
Con información de Versión Final.