El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó este miércoles una resolución que pide un cese inmediato de la violencia en Birmania y que reclama a la Junta militar que controla el país la liberación de todos los presos políticos, incluida la depuesta líder Aung San Suu Kyi.
El texto, que ha sido objeto de negociaciones durante meses, salió adelante con doce votos a favor y tres abstenciones, de China, Rusia e India.
Aunque el Consejo de Seguridad había adoptado varias declaraciones de menor peso sobre Birmania desde el golpe de Estado que perpetraron los militares en febrero de 2021, esta es la primera resolución que aprueba el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas.
En ella, los quince Estados miembros demandan el «fin inmediato de todas las formas de violencia en el país» y piden «contención y desescalada de las tensiones».
Además, reclaman al Ejército birmano que «libere inmediatamente a todos los presos detenidos arbitrariamente, incluidos el presidente Wim Myint y la consejera de Estado Aung San Suu Kyi».
Propuesta por el Reino Unido el pasado septiembre, la resolución fue objeto de largas negociaciones para tratar de encontrar un lenguaje aceptable para todos los miembros del Consejo de Seguridad y, sobre todo, evitar un posible veto de China o Rusia, las potencias más próximas a la Junta birmana.
Así, el texto evita por ejemplo condenar el golpe de Estado o exigir expresamente a los militares un proceso de transición.
Lo que sí hace el Consejo de Seguridad es dar pleno apoyo a las gestiones de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, a la que pertenece Birmania), que el año pasado acordó con los militares un plan de cinco puntos que incluye el cese de la violencia, el inicio de negociaciones y la mediación de un enviado especial del grupo, un plan que hasta ahora no ha logrado demasiados resultados.
La resolución de hoy llama a respetar «las instituciones y procesos democráticos y a buscar diálogos constructivos y reconciliación», al tiempo que exige «a todas las partes que respeten los derechos humanos, las libertades fundamentales y el estado de derecho».
«Hoy hemos enviado un mensaje firme a los militares de que no debe haber dudas de que esperamos que esta resolución sea implementada al completo», dijo Barbara Woodward, la embajadora británica ante la ONU, aunque varios países opinaron que se debería haber ido más allá y aprobado un lenguaje más duro.
La delegación china, que se abstuvo, explicó mientras que el texto le parecía «poco equilibrado» a pesar de los cambios hechos durante las negociaciones y argumentó que el Consejo de Seguridad debería actuar con cautela, pues la crisis no tiene «una solución externa», sino que depende en exclusiva de los birmanos.
Rusia, que ha sido criticada por Occidente por su respaldo y suministro de armas a los militares birmanos, defendió hoy la gestión de la Junta y acusó a los promotores del texto de tratar de impulsar una «agenda politizada» contra Birmania y de buscar «desestabilizar» el país.
Para la organización Human Rights Watch (HRW), la resolución supone un punto de partida para reforzar la presión sobre la Junta militar y muestra la pérdida de apoyo de las autoridades golpistas.
«Las abstenciones de China y Rusia indican que incluso los pocos amigos de la junta han perdido interés en dar la cara para defender sus atrocidades», señaló el director de HRW para Naciones Unidas, Louis Charbonneau.
La sublevación militar del 1 de febrero de 2021 mantiene a Birmania sumida en un profundo caos político, económico y social que ha exacerbado los conflictos armados que el país padece desde hace décadas.
Según los recuentos de varias organizaciones, la crisis ha dejado ya más de 2.000 muertos y miles de detenidos.
Con información de Agencia EFE